14. Demasiadas preguntas, pocas respuestas.

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Capítulo Catorce. 

Demasiadas preguntas, pocas respuestas.

Mae observaba con aburrimiento y preocupación la pared frente a ella, un vaso de telgopor era sostenido entre sus dedos con café caliente en su interior, la única vez que se había despegado de su asiento había sido para ir a la cafetería

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Mae observaba con aburrimiento y preocupación la pared frente a ella, un vaso de telgopor era sostenido entre sus dedos con café caliente en su interior, la única vez que se había despegado de su asiento había sido para ir a la cafetería. Suspiro con pesadez. Desde hace dos horas Dakota había ingresado en una habitación acompañada de un grupo de tres enfermeras y un doctor, no recibía noticias y tampoco escuchaba algún ruido proveniente del interior del cuarto. Un grupo compuesto por enfermeros hombres camino frente a ella con paso rápido, hablando entre ellos sobre un niño en mal estado ingresando al hospital. A Mae se le estrujo el corazón. Pensó que tal vez, escuchar la voz de su niño, minimizaría sus nervios. 

Oprimió el contacto y espero con paciencia a que la voz de su hijo surgiera del otro lado de la línea. Tres llamadas después, aún no obtenía respuestas o si quiera un sonido. Aquello aumento sus nervios: decidió seguir los ejercicios de respiración que su hermano, Parker, le había enseñado una vez. Tal vez estaba exagerando, probablemente había dejado cargando su teléfono y se fue con Heyden al parque o a comprar algunas cosas para cocinar. 

—¿Familiares de Dakota Green?—preguntó el doctor de cabellos grisáceos y tupidas cejas, con la mitad del cuerpo fuera de la habitación y a otra mitad dentro. 

—Yo.—contestó enseguida Mae, levantándose de la silla. 

—¿Nombre?

—Mae Anderson, hermana de Dakota.

—¿Diferentes apellidos?—inquirió con los lentes resbalándose levemente por el tabique de su respingada nariz.

—Solo tenemos el mismo padre, ella tiene el apellido de su madre.—explicó tranquilamente.—Es una historia muy complicada e un poco extraña.—hizo un ademán con su mano libre. 

—Esta bien... Su hermana tenía los niveles de glucosa bajos, y en el estado que se encuentra no es recomendable aquello.—aclaró con una mueca el doctor. Mae hundió el entrecejo en confusión.

—¿En su "estado"? ¿Ella tiene una enfermedad?—cuestiono ella, miles de imágenes de su hermana padeciendo una enfermedad se cruzaban por su cabeza. Solo aquello lograba alterarle por completo los nervios.   

—¿Qué? Claro que no. Su hermana esta esperando un bebé.—sonrío el doctor y Mae podía jurar, que la sangre había deshabitado sus mejillas.—Esta de ocho semanas, felicidades a la familia.  —menciono el médico con una sonrisa.—¿Se encuentra usted bien?

 —Sí, me encuentro bien.—murmuro con la mirada perdida en el suelo azulado.—¿Puedo pasar a verla?      

—Claro. —asintío el hombre con una sonrisa comprensiva.—Enfermeras, por favor.—murmuró el hombre, indicando a las mujeres que podían retirarse de la habitación.         

¿Quién es mi papá? #2EPO © (Sin editar)Where stories live. Discover now