6. Agnes Aldrich, ¿Extraña? Claro que no.

7.8K 647 30
                                    


Capítulo Seis.

Agnes Aldrich, ¿Extraña? Claro que no.

Atravesaron las puertas de cristal de la clínica y Oliver metió las manos en el bolsillo de su abrigo y pudo tocar con las yemas de sus dedos el papel amarillento donde tendía escrito el nombre de aquella mujer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Atravesaron las puertas de cristal de la clínica y Oliver metió las manos en el bolsillo de su abrigo y pudo tocar con las yemas de sus dedos el papel amarillento donde tendía escrito el nombre de aquella mujer. 

Entraron por las puertas de cristal que se abrían automáticamente y trataron de parecer ambos normales, pero era obvio que no lo lograrían, llamaban demasiado la atención dado que no todos los días se veían a dos chicos de trece años en una clínica para maniáticos; solos. Trago saliva y se sentó en una de las sillas de la sala de espera, al mismo tiempo que veía como Penelope entraba disimuladamente al baño. Cuando escucho una momentánea alarma que provenía de detrás del escritorio de la enfermera y observo detenidamente, como la enfermera corría hacía el baño. Penelope ya había cumplido con su parte, ahora le tocaba a el actuar. 

Se acercó al área donde se encontraba el ordenador y tecleo rápidamente los archivos del hospital. Sus manos sudaban y saber que afuera los esperaba el hermano de Penny para una huida rápida, no lo tranquilizaba demasiado. No había sido una tarea difícil, con tan solo ingresar el nombre de aquella misteriosa mujer. Sus ojos celestes verdosos se detuvieron en el nombre y en la fecha de, en el día de entrada a aquella clínica y el número de la habitación. Cerro todas las pestañas del ordenador.

Salío detrás del escritorio y hecho un vistazo rápido a la enfermera que estaba en la otra punta del pasillo, tratando de destrabar la puerta del baño, que probablemente todo el peso de Penelope estaba sobre ella. Camino de cuclillas y entro al ascensor, marco el número del piso, el tres, contuvo el aire cuando vio como las puertas se cerraban delante de él.

¿Qué le iba a preguntar? ¿Que le diría? "¡Hey! Hola, soy alguien que tu no conoces y yo no te conozco ¿Quieres ser mi amiga?" se golpeo mentalmente por aquel estúpido pensamiento de su parte. Sabía que su madre suponía que estaba en la casa de su mejor amiga y no en una clínica llena de ancianos y personas -que lamentablemente- tenían serios problemas. Cuando las puertas se abrieron delante de él, se sintió desconcertado, pero algo en su interior se removió y no fue por lo que el hermano de Penelope le había dicho en la camioneta.

El ambiente era denso, antes de salir del ascensor vio a ambos lados del pasillo y cuando no encontró a nadie, se dispuso a salir del ascensor escuchando como este se cerraba detrás de él para volver al piso del vestíbulo. Camino por los pasillos y cuando se topo con la puerta número cuarenta y ocho sintió como el aire se le escapaba de los pulmones, se sentía nervioso, tomo la iniciativa e doblo la perilla metálica algo oxidada de la puerta. Ya era demasiado tarde para tocar la puerta, al igual que para arrepentirse sobre su decisión. 

Allí la vio, una mujer mujer delgada sentada frente a un escritorio, dándole la espalda, Oliver pudo intuir que estaba demasiado concentrada haciendo algo como para percatarse de su presencia. 

¿Quién es mi papá? #2EPO © (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora