5. Hermanos Pullmas y ¿Narnia?

9.1K 613 17
                                    


El castaño sintió como una leve brisa otoñal sacudía su cabellera castaña ondulada, llevando unos mechones a su frente obligandolo a apartárselos para que no obstruyesen su vista panorámica

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.

El castaño sintió como una leve brisa otoñal sacudía su cabellera castaña ondulada, llevando unos mechones a su frente obligandolo a apartárselos para que no obstruyesen su vista panorámica. Lo que en la mañana había comenzado con una simple llovizna que no amenazaba con durar demasiado tiempo, se había convertido en una casi torrencial propiamente de tal otoño. El frío vivificante que se le calaba por los huesos a Oliver y Penelope, solo indicaba que el invierno estaba próximo al igual que las vacaciones de Navidad. 

—¿Ahora qué estar haciendo este, imbécil, para demorar tanto?—cuestiono para si misma fastidiada de esperar.

Aproximadamente, debían estar hacía cuestión de treinta minutos en la entrada de la escuela esperando al hermano mayor de Penelope y refugiandose al mismo de la tormenta. La cual amenazaba con seguir un largo rato.

—Penelope...—antes que pudiera seguir con su regaño, su voz fue remplazada por un chillido de ella.   

—Mira, ¡Allí esta!—espetó feliz observando como una flamante camioneta roja estacionándose a unos cuantos metros de la entrada de la escuela, agarro por el codo a Oliver, arrastrándolo por debajo de la lluvia. 

Cuando entraron a la camioneta, ambos se abrocharon los cinturones negros de seguridad, dejando las mochilas a un lado suyo ocupando el asiento del medio. Su hermano estaba apunto de encender la camioneta, cuando la rubia interrumpió su maniobra con un carraspeo de garganta para nada sutil. 

—Coloca estas coordenadas en el GPS.—ordeno sutilmente extendiendo a su hermano, su mano con un papel amarillento sujetado entre sus delgados dedos, Oliver pudo ver como por el retrovisor, el rubio observaba con una ceja arqueada burlonamente a su hermana menor.

—Ni lo pienses, eso no estaba en los planes, te llevare a casa junto a tu noviecito.—hizo énfasis en la ultima palabra. Oliver fruncio su entrecejo y doblo su cuello para observar a la chica de cabellos rubios al lado de él, confundido, y su amiga pateo el asiento de su hermano.

El rubio, llamado Jhon reprimió un quejido de dolor.

—No, no lo estaba, pero ahora lo esta. Así que hazlo o te delatare.—amenazo con una mirada desafiante.

—¿Y con qué piensas chantajearme, pequeña mocosa?—arranco el auto y encendió las luces delanteras.

  Oliver se limito a observar por la ventana. Las copiosas gotas se estrellaban contra la ventana y  y los charcos de barro (que anteriormente eran tierra) comenzaron a alzarse entre las baldosas mal colocadas del camino. Los arboles se despedían de sus hojas que caían de lleno por la intensidad y fuerza del clima. El aroma a tierra mojada se acentúo adentrándose a la camioneta al igual que a los fosas nasales del adolescente de tez blanca. Cada tanto, algunas parejas o madres con sus hijos pasaban por el sendero con un paraguas sostenido por una de las palmas de sus manos. También pasaba alguno que otro perro buscando refugio, aparto la mirada al sentir como el auto frenaba en seco.

¿Quién es mi papá? #2EPO © (Sin editar)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant