048|Adiós.

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  "Te lo dejo de tarea....Héroe" —Duende verde.

No recordaba haberme dormido. Supongo que durante la extensa y agotadora discusión que se desarrolló entra las cuatro paredes del apartamento de Flynn debí verme severamente afectada por la carencia de sueño.

Apenas podía intervenir, demasiado lenta, torpe y estúpida en comparación con las ágiles mentes de los individuo que no dejaban de lanzarse miradas amenazantes, como si en cualquier instante la extraña tregua que habían establecido pasar al olvido. Me sentía en el ojo del huracán, rodeada de una caótica destrucción devastadora que podría alcanzarme en algún momento.

Por eso me sorprendí cuando tras un extraña ensoñación me vi arrastrada nuevamente a una realidad que no acertaba a decir cuando había abandonado.

Me costó habituarme a la repentina oscuridad que se encontraron mis cansados ojos. Bostecé, sin decernir tan siquiera que era hora. Hacía un tiempo que la noche había caído sobre San Francisco y las sombras no colaboran a esclarecer mis dudas.

La anaranjada luz de la ciudad se filtraba por las rendijas que la persiana dejaba, iluminando de forma escasa los metros cuadrados de la habitación de Flynn. Durante un lacónico instante mi mente regresó a los recuerdos que atesoraba sobre aquella sala, saturados de una emoción indescriptible.

Tras un eterno minuto los contornos se definieron para mí y me topé un un rostro cercano al mío. Estaba profundamente dormido y una expresión relajada otorgaba a sus facciones un atractivo curioso. El cabello oscuro le descendía sobre la frente y casi podía adivinar los lunares que se desperdigaban por su tersa piel.

A primera vista su posición parecía incómoda. Con sus largas extremidades desparramadas sobre el suelo y apoyado, usando los brazos como almohada, en un lateral de la cama. No me pasó desapercibido como una de sus dedos extendidos se encontraban a penas centímetros de distancia de los míos, un hecho que provocó que mi estómago se contrajese.

No me privé del privilegio de observarlo, disfrutando de una manera casi autodestructiva de su cercanía. Aquel conjunto de facciones tan particular y atractivo. La longitud de sus pestañas oscuras y rizadas. La curvatura de sus labios entreabiertos. Cada mínimo detalle de él captaba mi atención como nunca nadie había conseguido.

Tan siquiera era capaz de catalogar mis emociones hacia aquel extraordinario ser.

Sobretodo con detalles como aquel, velando mi sueño cuando él incluso estaba más agotado que yo. Demonios, si tan siquiera fuera un poco más sencillo...

Me incorporé con lentitud, sin saber hasta que punto llegaría su refinado oído cuando se encontraba tan sumido en sueños como en aquel momento. Tratando de ser lo más sigilosa posible inicié una silenciosa camita al baño.

La mirada que me devolvió el espejo estaba colapsada de emociones. Bufé, hundiendo los dedos en mi despeinada melena castaña que parecía descontrolarse a cada segundo que pasaba. Decir que estaba horrible sería un suave eufemismo.

Aunque había retomado las costumbres típicas de una higiene personal la palidez y las marcas bajos mis ojos no se habían ido.

Al parecer desbaratar planes de locos chiflados no era tan sencillo como hacían ver las viejas historias de los cómics de mi padre. El señor Morris contaba con una nutrida cantidad de gente que salvaguardan sus desvaríos. Entre ellos ricachones con demasiado dinero y pájaros en la cabeza que le habían provisto de instalaciones lujosas con sofisticados sistemas de seguridad.

Si tenía ayuda financiera, ¿por qué robar en tantas impresas de tecnología? Quien sabe, quizás el objetivo era desprenderlas de sus valiosos aparatos.

Ruby Tiger [✓].Where stories live. Discover now