030| Territorio.

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  A veces, la búsqueda de la justicia exige un coste —Batman.  

—¡Ni se te ocurra volver a hacer eso! —Bramé, haciendo vibrar con furia mis cuerdas vocales, llenado el espacio de la habitación con la proyección de mi voz— Ha sido... ¡oh, demonios! Tan siquiera sé como describirlo.

Flynn me estudiaba en silencio, sin variar ni un ápice su semblante reflexivo. Mis ojos se deleitaron unos instantes en su torso al descubierto, pero con rapidez pasaron a la venda que envolvía el mismo, salpicada por su propia sangre.

Con la frustración devorándome por dentro no pude más que que ahogar un chillido, enterrando los dedos en mi deshecha trenza, tratando de buscar un consuelo para todo aquellos sentimientos que se enredaban en mi interior, despertando un volátil cóctel.

—Me pondré bien —murmuró con cuidado, receloso ante mi posible reacción. — Nicole extrajo la bala, es solo cuestión de tiempo que los tejidos se regeneren.

Alcé la vista, respirando con dificultad.

Abatida, derrotada, con la garganta seca y la mente ausente de cualquier argumento sólido, me dejé caer en el suelo.

—No deberías haberlo hecho. Esa bala era para mí. No para ti.

Flynn negó con lentitud. Desde el instante que me presenté en el apartamento de Nicole con la urgencia y la rabia supurando desde el último y más escondido poro de mi piel, él se había limitado a tratar de tranquilizarme... restando importancia al asunto.

—Te habría matado, Diana. A mí no. ¿No comprendes que no podía permitir que eso pasara? Fuiste realmente una insensata planteándole cara al ladrón cuando te apuntaba con ese arma.

Me humedecí los labios con la lengua, sacudiendo la cabeza.

—Tenía que ganar tiempo —me excusé— y cuando sacó la pistola... bueno, no me lo esperaba, pero no podía simplemente echarme atrás.

El rechinar de los muelles me dieron la pista de que se había puesto en pie. Permanecí tensa en mi posición, con la mirada fija e invariable, centrada en exclusividad en las grietas del suelo. Escuché sus pasos, cada vez más cerca, percibiendo su inminente presencia. Se inclinó frente a mí sin medir una mísera palabra.

—Fue un acto temerario e irresponsable por tu parte —comenzó con lentitud, atravesándome con su particular y ronco tono de voz— y aún así...

Se detuvo, dejando la frase inconclusa flotar en las masas de aire que nos rodeaban. Me aventuré a alzar levemente la barbilla, posando la vista en su cuerpo, sin tener el valor suficiente para contemplar directamente su rostro.

—¿Aún así? —indagué, dejando que la curiosidad sobrepasara las fronteras de la sensatez.

Flynn aspiró una ronca bocanada de aire, colmándose de la más exquisita paciencia, permitiendo que sus dedos se hicieran con mi mentón, el cual acogieron con suavidad y mimo. Con delicadeza tiró de él, dejando libre camino para que sus ojos acribillaran los míos.

—Aún así —retomó esbozando una pequeña sonrisa— sigues siendo tremendamente valiente.

Cuando me marché atropellada de la casa de Lydia sin encontrar una excusa demasiado convincente, no planeé presentarme de nuevo sobre el felpudo del apartamento de la enfermera. Pero mis pasos me condujeron irremediablemente hacia ahí. Hacia ese mismo instante en el que volvía a tenerlo peligrosamente cerca, desconcertando el adecuado funcionamiento de mi cerebro, quien se encontraba demasiado ocupado controlando las constantes e impredecibles nuevas sensaciones que afloraban frente a la presencia de ese extraordinario ser mitad felino.

Ruby Tiger [✓].Where stories live. Discover now