Capítulo 16: La luz

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—Sí —dije a duras penas—, eres muy lento, deberías sentirte avergonzado —le volví a decir con algo de tosquedad. Sentía rabia y dolor, pues justo él sería mi verdugo.

Sirio me mostró los colmillos junto con un fuerte gruñido, y Altair y Orión rieron apenas, satisfechos.

—Esto se pone bueno —exclamó Altair—. Ella está pidiendo que la hagas sufrir.

—¡BASTA! ¡Largo, me distraen! —les gruñó Sirio.

Me soltó, empujó a los dos evolucionados fuera y cerró la puerta de golpe, ellos se alejaron riendo. Me miró, había llegado mi hora. Pude ver la furia quemando en sus ojos, de hecho fue lo único que pude ver antes de que se me abalanzara.

Cerré los ojos y solté un grito al sentir su fuerte arremetida contra mí.


No pasaba nada...

Abrí los ojos, sintiendo que me tenía fuertemente abrazada. Sentía sus músculos tensos a mi alrededor y me di cuenta de que estaba susurrándome algo.

—Perdón... tenía que hacer todo esto, perdóname por favor. Te sacaré de aquí, te lo juro —decía bajo.

Estaba en shock. ¿Qué era todo esto? ¿Otro sucio truco? No lo soporté, fuera un truco o no, mi cuerpo vibró y me quebré en un silencioso llanto, quizá ya estaba muerta y este era mi paraíso.

—Tranquila, no tiembles más por favor —susurró.

Tomó mi brazo y pasó suavemente su lengua por el pequeño corte que me había ocasionado Altair al empujarme con fuerza, mis lágrimas seguían brotando. Mi corazón latía frenético por la impresión, el pánico, y por ver a Antonio de vuelta. Era él, eran sus ojos llenos de tantos sentimientos.

Me miró con mucho remordimiento y volvió a abrazarme.

—Perdón —pidió en un suspiro.

Me aferré a él y me golpeó un fuerte sentimiento, lo había extrañado demasiado. Me creía muerta, esto no podía ser real y no quería dejarlo escapar, en cualquier momento podría despertarme y sería mi fin, moriría del dolor.

Esto tenía que ser otro de esos sueños horribles en los que era feliz. Ahogué mis lágrimas. Si era un sueño o una alucinación por algún golpe, no quería despertar, si esto era la muerte, no quería volver.

Acarició mi cabello. Sin duda era mi cerebro diciéndole adiós a la vida. Quería dejarle en claro a mi alucinación todo lo que estaba pasando por mi mente, terminar ese capítulo inconcluso de mi viaje, darle un final a mi sueño antes de desaparecer.

Tomé el cuello de su camisa con mi mano derecha y le di un beso a la altura de su clavícula. Su aroma me inundó y me hizo jadear de felicidad. Le di otro beso en su cuello. Me empiné un poco, él me miró y le di otro beso en su mentón. Antes de que pudiera reaccionar o desaparecer, me empiné más, rodeando su cuello con mis brazos y le di un suave beso en los labios.

La electricidad corrió por mi cuerpo, mi corazón brincó golpeando mi pecho. Le lancé una fugaz mirada y él me veía confundido, quizá preguntándose qué rayos yo hacía. Volví a darle otro corto beso en los labios, pero no iba a esperar más, abrí mis labios contra los suyos y lo besé suave, sintiendo su cálida textura.

Abrió un poco sus labios de forma recatada y sentí que se congeló cuando yo aproveché eso y lo besé de forma intensa, poseyendo por completo esa boca que tanto había deseado, embriagándome con su aliento y su calor.

Me le aferré más mientras lo besaba y él me correspondía de forma bastante insegura, quería fundirme con él. Mis dedos recorrieron su sedoso cabello oscuro y usé mis labios para tirar suavemente de su labio inferior, gozando de su perfecto grosor.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora