Capítulo 16

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C A P Í T U L O 1 6

SKYLAR BANNERMAN

Siento una leve vibración contra la piel de mi cintura, tuerzo el gesto y me las ingenio para hacer maniobras con las carpetas que traigo en la mano, saco mi teléfono celular de la falda de porrista y acepto la llamada de papá antes de que cuelgue, llevo el aparato hacia mi oreja y concentro mi vista en mis tenis deportivos mientras sigo caminando.

—¿Bueno? — Hablo, después de unos segundos. Ubico mi cabello mojado por detrás de mis orejas y aprieto las carpetas contra mi brazo. El director me vio con un rostro lleno de generosidad que me pidió amablemente que le hiciera entrega a la nueva psicóloga unos expedientes, y por obvias razones no pude negarme.

—Me contestaste — Afirma papá por el otro lado de la línea, su voz se escucha distorsionada y áspera —, eso significa qué no tienes clase.

Hago un sonido con mi garganta y observo por un momento el mural de la preparatoria.—Si tengo, pero acabo de salir del calentamiento, ¿para qué me llamas? — Pregunto, porque no suelo recibir llamadas de su parte mientras esté en horarios de clase.

Doblo en una esquina y espero con paciencia a que responda mi pregunta.

—¡Ohh! — Exclama con despiste —, te hablo para avisarte que no llegaré temprano a casa, Skylar — avisa, y mis cejas se fruncen.

—¿Por qué?

—Asuntos de trabajo — Responde con simpleza.

—Últimamente has tenido mucho trabajo, siempre llegas a una hora diferente.

—Te mandaré algo de cenar — Ignora lo que anteriormente dije —. No me esperes despierta.

Un suspiro logra escaparse desde lo más profundo de mi garganta. No me extraña que papá llegue tarde a casa una vez más. Me he dado cuenta que me ha estado descuidando.

Detengo mi paso al llegar frente las oficinas del área de psicología. —Está bien; tengo que colgarte, adiós, pá.

—Qué te vaya bien, hija.

Cuelgo la llamada y bufo.

Me adentro a las oficinas y el silencio sepulcral es lo que me recibe. No hay ninguna de las secretarias detrás de los escritorios atendiendo, todo permanece vacío y en silencio lo cual me extraña.

Mi ceño se vuelve a fruncir y sin saber que es lo que debo hacer me pongo a observar, la área de psicología es grande y ancha, los cuartos donde hacen las sesiones con los alumnos se encuentran en el largo pasillo que da a mano izquierda, deduzco que la única psicóloga que hay en toda la preparatoria debe estar en la habitación que le corresponde.

Inhalo en un respiro el olor a hojas de máquina junto a un aromatizante de fresa, y con pasos ligeros camino a través del pasillo guardando mi celular debajo de la falda de tablones, por un instante pienso que no hay absolutamente nadie aquí, sin embargo, escucho como unos objetos son removidos de lo que parece ser una mesa, la puerta de madera color blanca de la habitación está medio abierta, supongo que no habrá problema que yo entre sin tocar antes.

Empujo con una de mis rodillas la puerta, abriéndola por completo, y me quedo paralizada en mi lugar al presenciar una de las muchas escenas que a mi ver son desagradables.

La nueva psicóloga está sentada en el escritorio de madera, con sus largas piernas abiertas y la cabeza echada hacia atrás, jadeando de placer. Entre sus piernas un hombre besa su cuello mientras manosea el costado del cuerpo de ella.

Quiero AmarteWhere stories live. Discover now