Capítulo 13

18.7K 1.3K 663
                                    

C A P Í T U L O 1 3

SKYLAR BANNERMAN

Tuerzo la boca y apago la televisión aventando el control remoto al sillón, camino a la cocina con pereza y veo a papá servir la comida en los platos. Mi estómago ruge instantáneamente cuando el olor a huevos fritos y tocino llega a mi nariz, lavo mis manos y me dispongo a sentarme frente a papá.

Papá le da un sorbo al vaso que contiene jugo de naranja y toma el periódico para hojearlo.

Yo me levanto de la silla y del refrigerador saco una lata de Coca-cola.

—¿Ya sabes qué carrera escogerás, Skylar?

—No — Respondo metiéndome a la boca un bocado de tocino, lo mastico lentamente y papá me mira esperando que diga algo más, tomo una rebanada de pan y le unto mantequilla —. Aún no sé.

Enfermería, Psicología y Criminología.

Estoy entre esas tres carreras, pero después de pensarlo bien Psicología queda totalmente descartada, soy poco paciente y estoy consciente que me estresaré escuchando los problemas de los demás teniendo los míos en un futuro.

Hay muchas personas que me han preguntado que carrera estuidaré, y cuando les respondo segura que Enfermería hacen una mueca, como si yo no fuera capaz de especializarme en eso. Hacen comentarios tipo: "En un hospital verás de todo, desde enfermos, heridos y muertos, ¿estás segura poder soportar eso? ¿no te da miedo la sangre?" Y es ahí cuando me quiero echar a reír, por supuesto que estoy completamente informada acerca de lo que veré en un hospital, ¿y que si la sangre me da miedo? No, no me da miedo, no me mareo ni entro en pánico cuando veo un espeso líquido rojo, siempre me he hecho la pregunta de por qué razón les da a las personas miedo la sangre, o sea, ¿por qué? La sangre es normal, todos tenemos sangre en nuestras venas, e incluso las mujeres — que son las que más les tienen miedo a la sangre — sangramos cada veintiocho días, y ahí vuelve a entrar mi pregunta, ¿por qué le temen a la sangre?

Pero bueno, supongo que hay una variedad de personas que no soportan ese tipo de cosas.

Y me he propuesto una meta, un sueño: ayudar a personas que padecen de diferentes enfermedades, ayudar a todo aquél que no cuenta con los suficientes recursos para consultar, me he propuesto ayudar y ser útil con las personas, no porque eso me dejará mucho dinero, sino porque me gusta, porque me hará feliz en un futuro ver a una persona componerse, ponerse sana.

—Tampoco sé a que universidad enviar solicitud — Continuo hablando y papá me escucha con atención —. Pero aparte todavía falta tiempo.

—Necesitas decidirte — Me mira con suma seriedad —, para que entres en una buena universidad buena. No te quiero aquí sin hacer nada.

Suspiro y me abstengo a rodar los ojos. Abro la lata de Coca-cola y le doy un sorbo para tardar en responder. —Me estás hablando como si fuera una arrastrada — Me indigno —, pero está bien, veré que universidades me ofrecen mejor utilidad.

Papá no me responde, sólo se pone a leer el periódico del día de hoy.

A veces papá puede llegar a ser una persona demasiado serio, estricto y regañón, tiene sus momentos llenos de hostelería y amargadez, sin contar que su mirada es intimidante, fría, y calculadora. Pero tiene sus momentos de alegría y bromas, es buena onda.

De seguro tener que lidiar con tanto adolescente hormonal en las secundarias lo ponen de tan mal humor.

Termino de comer y rasco mi cuello con nerviosismo. —Pa, ya te había dicho que hoy saldría.

Quiero AmarteWhere stories live. Discover now