Capítulo 40

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C A P Í T U L O 4 0.

SKYLAR BANNERMAN

Siento mi cabeza dar vueltas.

Insoportablemente.

Y también siento que estoy arriba de alguien. Pero quizás estoy soñando o imaginando.

Una punzada golpea mi cabeza y frunzo mis cejas, me remuevo con brusquedad estirando mis huesos y unos dedos me detienen por la cadera.

Me quedo quieta y abro mis ojos de golpe. No es un sueño.

Un rostro atractivo que reconozco está a centímetros de mi cara.

Pestañeo varias veces para aclararme la vista y comprobar que no sigo borracha, pero al hacerlo, compruebo que no lo estoy y que es real. Alex está dormido.

Abajo de mí.

¿Cómo carajos terminé arriba de su cuerpo abrazándolo como un chango?

Me incorporo de golpe, saltando fuera de su cuerpo y determino mi entorno. Estoy en mi habitación.

¿Por qué Alex está aquí en mi habitación? ¿Y por qué está dormido en mi cama?

Tallo mis ojos para borrarme los rastros de lagañas y rímel duro y trato por acomodar los sucesos en mi cabeza, uno por uno, por orden.

Primero, el evento y las elegancias, su madre sin aceptarme y haciéndome mala cara.

Segundo, nos marchamos y llegamos a una fiesta.

Tercero, empecé a beber shots de no sé qué.

Cuarto, fui a bailar con Karen.

Quinto, Alex y yo en el baño.

Me sonrojo al recordar lo que hicimos.

Dios. Me hizo ver el cielo y las estrellas con sus manos, sus movimientos y su...

Meneo mi cabeza y sigo por recordar.

Sexto, olvidé mi brazalete y encontré a Carrie y Daniel juntos.

Séptimo, a Karen le quebraron una botella.

Octavo, hospital.

Y ya. Y ahora que recuerdo también soñé que tenía una hermana. Me río de mí misma.

Qué sueños tan locos tengo.

Flexiono mi brazo y hago una mueca al sentir dolor, dirijo mi vista a mi antebrazo y veo un moretón entre mis venas. Presiono con curiosidad con mi dedo índice y arrugo mi frente por el dolor que me ocasiono. ¿Con qué me golpeé? Aunque parece más ser por un piquete de inyección.

Vuelvo mi mirada hacia Alex, que plácidamente duerme, solo puedo verle el costado de su rostro, su respiración es tranquila y su expresión también, duerme como si jamás hubiera dormido así de cómodo. Paseo mi dedo índice por sus cejas y sonrío. Quiero despertar con él siempre y observarlo así de tranquilo.

Bajo mis ojos por sus labios, están rosados y besables. Muuuy besables.
Pero lo que llama mi atención es una marca de dientes sobre su cuello, debí haber chupado con mucha fuerza sin darme cuenta.

Quiero AmarteWhere stories live. Discover now