𝒇𝒐𝒖𝒓

Začít od začátku
                                    

—La mermelada es casera —Le hizo saber Ann—, mi madre y yo la hacemos. Es nuestra especialidad.

—Y podemos enseñarte si lo deseas —Ofreció, dejando el plato sobre la mesa y acercándose a ella—. Es todo un encanto conocerte, Ann me ha contado mucho de ti. Soy Evanora, pero puedes decirme Nora.

—El gusto es mío —Aseguró Alaska—. Agradezco la invitación a su hogar.

—Todas las amigas de Ann son bienvenidas aquí, sobre todo quienes se preocupan tanto por ella —Nora miró de reojo a su hija y luego volvió a la rubia, dándole una sonrisa—. Ann me comentó la ayuda que siempre recibía de tu parte, y con la pronta aparición de sus poderes es bueno saber que tiene buena compañía.

—Ann probablemente ha hecho mucho más por mí, es una gran amiga.

A Evanora le llenaba el corazón escuchar aquellas palabras sobre su hija. Era un recordatorio de que a pesar de todas las dificultades de ser madre soltera, logró hacer un buen trabajo criando a su única y querida hija.

—Hija, lleva a Alaska a tu cuarto para que pueda acomodarse —Ambas asintieron, y la rubia se preparó para seguir a su amiga—. Y no se olviden de las galletas.

Ann tomo el plato con los galletas y subió las estrechas escaleras con Alaska siguiéndola por detrás, en el piso superior encontraron una gran habitación abierta con mullidas butacas, grandes estantes repletos de anticuados libros y una gran colección de piedras, y en el centro se encontraba una gran mesa con un caldero vacío, distintos ingredientes, una vieja bola de cristal y otros objetos que Alaska no podía reconocer.

La castaña había desaparecido tras la única puerta de aquel nivel y llamó a Alaska para que la siguiera. El cuarto de Ann era muy parecido al resto de la casa. Tenía un gran tocador de madera, un pequeño escritorio frente a un ventanal y por todas partes se podían encontrar diversas herramientas de videntes. Bolas de cristal, tazas con resto de hojas de té, cartas de tarot y diferentes libros que ayudaban con la interpretación de cada una de ellas.

—Has tenido unas vacaciones ocupadas. —Comentó Alaska, tomando uno de los libros y observando sus páginas.

Estaba segura de que si no fuera por Ann, no creería en que las videntes hicieran predicciones auténticas y probablemente se quejaría junto a Blaise de lo fraudulentas que eran las personas que se dedicaban a ello.

—Apenas he tenido tiempo de hacer los deberes de Hogwarts. —Dijo Ann, sin embargo su rostro expresaba una brillante sonrisa.

La castaña se acercó a la cama y se sentó en el borde, colocando las manos sobre su regazo, preparándose para explicarle a Alaska sus últimas experiencias.

—Siempre sentí que había algo mal en mí, ¿sabes? No era fácil para mi comunicarme con otros niños de mi edad cuando era menor así que, en ese tiempo, Daphne había sido mi salvación. La conoces y sabes que ella suele llevarse la atención en todo lugar, por lo que me gustaba mantenerme en su sombra sin ser notada y, de esa manera, nadie pensaría que era rara.

—Nunca creí que fueras rara.

—Lo dice la chica que prefería estar acompañada de animales antes de personas —Le recordó la castaña, señalándole que ella era igual de extraña.

—Tienes razón. —Dijo, encogiéndose de hombres.

—Lo que intento decir es que ahora ya no me siento así. Con mi ojo interior abierto y desarrollándose, he logrado pulir otras de mis cualidades y finalmente me siento cómoda conmigo misma.

—Eso es importante, nunca deberías dejarte opacar por nadie —Le advirtió Alaska—. Es algo estúpido. Debes dejarte brillar y si a alguien le molesta, pues puede voltear.

regreso del señor tenebroso ⁴ ━━ harry potter sagaKde žijí příběhy. Začni objevovat