Me gustas di Angelo (Nico y tú - BL) [TERMINADO]

#16

 — Nico —dices volteandote a verlo mientras caminas ya por tu cuenta— ¿Qué sabes de ese casino? Bueno, si sabes algo.

  — El casino Lotus es un lugar extraño —dijo luego de unos segundos llevando las manos en el bolsillo de su chaqueta mientras mira al frente—, estuve atrapado en ese casino con mi hermana-...

Y su voz suena casi melancólica al pronunciar esa palabra, en parte triste.

  — ... Bianca, ahí el tiempo pasa de otra forma, no lo sientes y no te das cuenta... Si una de las arpías de mi padre no nos hubiera sacado jamás hubiésemos salido. Una vez que entras por alguna razón no sientes deseos de irte. Olvidas todo el mundo.

Por un segundo se te cruzo preguntarle por su hermana, pero decides mejor no hacerlo. El hijo de Hades no hablaba jamás de su hermana y probablemente sea porque ella no esta viva, después de todo cuando alguien muere los demás dejan de hablar de esa persona, como si no hubiera existido jamás, pero aún así la recuerdan.

Un silencio incomodo amenaza con instalarse, pero lo evitas.

  — ¿Y donde queda? ¿Muy lejos?

  — Las vegas, Nevada —contesta simplemente frenándose junto contigo.— ¿Que hacemos en la cabaña de Hefesto?

  — No conozco demasiados campistas, además Leo y tu son bastante fuertes y tienen experiencia, es lo que Quirón quería ¿No? Le preguntare si viene.

Tocas un par de veces la puerta y luego de que una chica de no más de nueve años abre mirándote curiosa le preguntas por Valdez. Ella asiente en silencio y te cierra en la cara (lo cual por cierto no fue muy educado), pero en unos minutos el latino estaba abriendo la puerta de nuevo con la ropa sucia y algo chamuscada; se acomodo un par de gafas de trabajo sobre el cabello dejando ver la única zona sin mugre de su cara.

   — Leo ¿Cómo estas?~

   — Bien, pero no estas aquí por eso ¿O si? —dice el latino apoyándose en el marco de la puerta con una expresión juguetona típica de él.   

   — Atrapado —dices levantando ambas manos y dejando escapar una risita antes de aclararte la garganta.— Veras, han pasado algunas... cosas interesantes y acabe de alguna forma metido en una misión hacia Nevada. Nico me acompaña pero necesito un integrante más que sea fuerte y con experiencia... ¿Qué dices?

   — Gracias por la oferta —dice acomodándose de nuevo y llevándose una mano enguantada a la nuca—, pero mis hermanos y yo tenemos algo de trabajo extra y...

   — Lo entiendo, gracias igual Valdez —dices haciendo un pequeño gesto de despedida con la mano para caminar un par de pasos con la puerta ya cerrada a tus espaldas y volviéndote miras a tu acompañante.— ¿Ideas? 

Parece pensárselo un momento mientras caminan a paso lento y finalmente chasquea los dedos por lo que lo miras más atento y esperanzado.

  — ¿Qué tal si le preguntamos a Solace o tal vez a Jackson? 

  — ¡Buena idea di Angelo! —dices aliviado.— ¡Vamos! No podemos perder mucho tiempo.

. . .

Como se puede perder uno de los campistas más conocidos hasta en el olimpo no tienes idea, pero la cuestión es que Percy no aparecía, y después de preguntarle a un par de personas (y lo que parecía el alivio del chico del inframundo) acabaron por rendirse con él y correr a la cabaña de Apolo para buscar al tal Solace.
Con toda la suerte del mundo mientras corrías te chocaste de frente con alguien  junto con Nico, por suerte no te caíste y además lograste atrapar el brazo del rubio y darle un pequeño tirón para volver a dejarlo en pie disculpándote con prisa.

  — ¿Siempre te cruzas en el camino de la gente Solace? —pregunta Nico casi de mala gana.

  — ¿Siempre corres por todo el campamento chocando con la gente di Angelo? —retruca el otro divertido.

  — ¡Ah! Que bueno chocarnos contigo, estábamos buscándote —dices acomodándote el cabello un momento y cambiando a un tono serio para hacer ver lo que dirás mucho más importante.— Nico te propuso para que nos acompañaras a una misión urgente e importantisima a Nevada porque tienes experiencia y tiempo en el campamento.

Antes de que el moreno llegue a quejarse lo atrapas con un brazo y con el otro le tapas la boca para que no hable dejándolo revolverse inútilmente.

  — ¿Aceptarías por favor?

Sientes al menor revolviéndose pero por suerte no te representa casi esfuerzo retenerlo firmemente, aunque lo que si te preocupa es el extraño olor a cadáver que empiezas a sentir (y prefieres pensar que solo es sugestión por las veces que lo has visto y oído invocar muertos y no por cadáveres saliendo de la tierra a tus espaldas). Apenas el rubio aceptas sueltas a la pequeña furia y oyes una cantidad de insultos en italiano que ni si quiera sabías que existían mientras él se acomoda la chaqueta.

Esperas unos minutos en los que Will se ríe tapándose la boca de la furia de Nico (quién parece sonrojarse un momento antes de solo voltear) y ya finalmente va cada cual  su cabaña para preparar las mochilas.
La verdad es que no tienes ni idea de que poner, así que simplemente tanteas tu arma, metes una muda de ropa en una mochila, una manta pequeña por si las dudas y la navaja hurtada a esos idiotas por si acaso (ya que según las películas de aventura suelen ser útiles), luego te diriges con Quirón que les da el resto de las cosas. Extrañas monedas griegas a las que llama DRACMAS, algo de dinero común y corriente por si acaso, néctar y ambrosía, un poco de comida para el viaje y un muy útil encendedor por si las dudas.

Luego de eso y con la mochila ya lista acompañas al centauro a la armería, y después de tomar un escudo resistente  y grande (que se compacta mágicamente en unas muñequeras de bronce del largo de tu ante-brazo, que, a juzgar por su apariencia era muy útil) le pides solo por precaución también una daga (y esta decides llevarla en la espalda baja oculta con la remera). Unos jeans cómodos, zapatillas (excepto por el hijo de Apolo que lleva sandalias) y una remera del campamento mestizo cada uno antes de partir con los dos colina abajo con nerviosismo.

Según William y Nico irían a la camioneta de Argos (un tipo amable aunque algo incomodo de ver a veces), quien los alcanzaría hasta el aeropuerto de Long Island. Un plan sencillo y tranquilo, esta vez nada de intentar retar a Tique que bien desgraciada podía ser cuando se trataba de poner piedras en el camino.