#10

1.1K 116 1
                                    

Para cuando Valdez llego los esqueletos habían vuelto a su lugar y tu tuviste que apoyar la espada contra el suelo como bastón respirando algo cansado, aunque no te explicabas porqué.
Mientras ambos se acercabas aprovechaste a sentarte en el piso suspirando y volver a guardar el arma en tu muslo.

  — ¿Estas bien? —preguntan casi al unisono acercándose rápido a ti.

 — Si-si —dices sin darle importancia mientras los miras con una pequeña sonrisa para calmarlos—, solo un poco cansado y ya.

Ambos te ayudan a ponerte en pie (después de un pequeño descanso) y aprovechando que el cansancio se fue casi tan rápido como vino (y que ya podías moverte más cómodamente) decidieron caminar un poco más hasta la ciudad para poder reabastecer provisiones y poder comer algo ya que la hora del almuerzo había pasado pero el hambre no entendía de horarios.

A eso de las dos y algo de la tarde pudieron llegar a un pequeño local de McDonald's abierto y antes de que cerrara pidieron tres ordenes para llevar ya que no les quedaba tanto dinero y se pusieron a comer en la plaza de enfrente.

  — No nos queda mucho dinero —anuncio di Angelo dando una buena mordida a su hamburguesa.

  — Esa no es buena noticia —dijo Valdez mientras disfrutaba de sus papas.

  Y como no tienes nada para opinar simplemente le das una mordida más a tu hamburguesa mirando hacia el frente viendo coches pasar o personas caminando en todas direcciones, casi aburrido, cada tanto escuchabas algún que otro comentario pero ya por costumbre les hiciste oídos sordos y seguiste hasta que solo quedo el envoltorio de las hamburguesas  y un vaso desechable vació (y gracias a que el pelinegro tenía algo de hambre y no se le daba la comida sana decidiste cederle tus papas, de todas formas no te las comerías).
Acordaron comprar más comida para el viaje en la próxima cuidad, según Leo estaban a algunas horas y para cuando llegaran allí más locales estarían abiertos y podrían encontrar un lugar donde les costara menos dinero. Así que apenas acabar de comer emprendieron vuelo de nuevo, esta vez contigo sentado detrás de los dos chicos y Valdez al frente hablando entre los tres para pasar el rato.

. . .

  —Por cierto ¿Cual es el siguiente lugar al que iremos? —preguntas casi aburrido.

  — Hicksville —menciona Valdez jugando con algo en sus manos que no llegas a distinguir que es, pero supones que construye algo ya que parece nunca poder estarse quieto.

  — ¿¡Hicksville!? —dices de golpe y con preocupación asustando al italiano sobre todo— ¿No hay otro camino que se pueda tomar?

 — Pues... es la ciudad que nos queda en el camino de pasada-...

 — ¿ No hay otro camino? ¿Una desviación? —interrumpes con cierta esperanza. Ahora ambos se giran en el dragón para verte.

 — ¿Qué hay ahí que no quieres ir? —pregunta el hijo de Hades.

Te quedas callado unos cuantos segundos antes de contestar.

 — Una persona... —dices bajando la cabeza un poco y llevándote la mano en la nuca. Te pones nervioso y como consecuencia te empiezas a morder el labio inferior con la cabeza gacha.

Ambos siguen mirándote confusos pero no quieren preguntar por respeto tal vez. Tomas aire para relajarte y exhalas despacio antes de volver a mirarlos bajando ambas manos al borde de tu vestido empezando a juguetear con la tela.

 — Mi padre esta en Hicksville por lo que sé —confiesas finalmente, y te adelantas a lo que dirán:—, él me dejo en la puerta del orfanato cuando tenía casi cinco años, no dijo nada. Me dejo ahí parado y simplemente se subió a su auto y se marcho. Lo que escuche unos días antes de que se fuera fue algo sobre ir a Hicksville por trabajo... No he vuelto a saber nada de él desde entonces y tampoco quiero saberlo... 

Ellos no dicen nada por un momento y tú bajas otro poco la cabeza con un sentimiento molesto de tristeza golpeándote en el pecho. Después de todos esos años supones que simplemente ya lo habrías superado porque ya no pensabas tanto en eso y de a poco habías dejado de llorar de noche, o de esperar que volviera por ti; pero al final te das cuenta que no lo habías superado, solo lo habías escondido y apartado intentando olvidarlo para que dejara de lastimarte... Después de todo ¿Qué otra razón tendrías sino para guardar la pequeña pulsera con clave de sol que el te había regalado cuando eras un niño?, a fin de cuentas han pasado más de diez años y aún no puedes desecharla.

Ves que Leo se gira acercándose más a la cabeza de su dragón, y este suelta varios ruidos extraños en respuesta al parecer mientras el italiano pone una de sus manos en su hombro con cierta incomodidad, como si no supiera que decir o hacer en ese tipo de situaciones, y no te importa, el gesto es un poco reconfortante de todas formas y casi sientes que es mejor si no dice nada.

  — Festus dice que si hacemos unos kilómetros de desviación podemos tomar por Levittown —dice finalmente con una pequeña sonrisa.

No puedes evitar animarte y volver a levantar la cabeza.

  — Gracias Festus —contestas pasando tu mano por el lomo del dragón metálico.

Él vuelve a emitir sonidos raros a lo que el hijo de Hefesto ríe un poco comentando algo que no alcanzas a oír. Ya te sientes un poco más tranquilo al menos.

Me gustas di Angelo (Nico y tú - BL) [TERMINADO]Where stories live. Discover now