0. Lo muerto, debe quedarse muerto. (I)

Start from the beginning
                                    

Uno de los monstruos salió disparado de un salto, desde la ventana de la planta alta de la casa, cayó duramente al suelo, pero no pareció hacerse daño alguno.

Su cara lucia horrenda, recordaba al mítico personaje encapuchado que se dedicaba a cosechar almas, el cual en algunas culturas, llegaban a idolatrarlo como a un dios, mayormente conocido como: La parca.

A simple vista parecía bastante escuálido, pero inusualmente fuerte para ser capaz aguantar tal caída, como no parecía poseer piel se podía observar fácilmente lo blancuzco de los huesos en algunas partes de su cuerpo, el resto estaba recubierto de carne al rojo vivo.

El monstruo respiraba agitadamente emanando un humo blanco por cada vez que jadeaba, sus ojos grisáceos y llenos de ira estaban clavados en el joven, lo que le dió la ligera certeza que este si podía verlo. Otro grito desgarrador derivo de su boca, indicando que estaba listo para atacar en cualquier momento. Inmediatamente se posó sobre sus manos y sus pies, agazapándose como cual animal al ataque, y se echó a la carrera, directamente rumbo al joven.

Este quedó inmovilizado, esa cosa se le acercaba a gran velocidad, era por mucho, más veloz que los demás, pensó inclusive que podría ser más rápido que un atleta profesional, y se dirigía zigzagueando rápidamente hacia él, y en poco tiempo lo tendría ensima desgarrándole el cuello.

El joven descartó la idea de girarse nuevamente a correr, no lo lograría, no contaba con el tiempo ni la velocidad para lograr un escape exitoso, optó por empuñar su Beretta, y hacer frente a esa brutal bestia. Lo apuntó, tratando de seguir sus movimientos, pero era en vano, su velocidad era descomunal y disparar no le serviría de nada más que gastar munición.

De pronto recordó lo que había practicado tiempo atrás, para una situación riesgosa como esta, era una jugada peligrosa, pero era la única opción factible de triunfo que se le ocurrió.

Espero pacientemente que se acercara y estuviera a unos pocos metros delante de él, si mal no recordaba de experiencias pasadas, este tipo de monstruo efectuaría un salto justo antes de echarse sobre el rival para cazarlo por el aire.

—Puedo hacerlo...—Musitó.

El monstruo se aproximó a un metro y medio de distancia del chico, apoyó el peso de su cuerpo sobre sus manos, contrajo las piernas, y dio el salto de gracia.

>

El joven, previno el movimiento de su enemigo, y saltó conjuntamente hacia atrás quedando en posición paralela con él... en el aire el monstruo había adquirido demasiada altura, quedando justo encima, dando un infructuoso mordisco al vació que rozó sus castaños y puntiagudos cabellos.

A su vez, el chico con su arma en mano, alzo rápidamente los brazos a cuarenta y cinco grados por sobre su cabeza y disparó a ciegas, cayendo el al suelo en un golpe seco de espaldas y el monstruo unos metros más atrás de su posición.

Por suerte para él, su disparo había sido certero, le dio justo en el cuello, pero sabía que eso no era suficiente para los de su clase, debía rematarlo, tomó nuevamente su arma, se incorporó rápidamente y antes de que el monstruo pudiera hacer algo más, el joven le disparó dos veces consecutivas en la cabeza.

—Todo lo que está muerto, debe quedarse muerto...—Recitó por lo bajo, mirando con desprecio a la criatura.

Rápidamente salió del lugar, cruzó la arboleda dejando atrás a los demás monstruos que lo perseguían y se adentró en la ruta.

A unos pocos metros lo esperaba su vehículo, que para ser exacto, era una casa rodante clásica de color negro opaco; No era la gran cosa, pero para él, le bastaba y sobraba.

Z El Señor De Los Zombis (Libro I) Versión ClásicaWhere stories live. Discover now