Capítulo 14: Confío en ti

Start from the beginning
                                    

—Mi tutor siempre nos instruyó sobre la muerte... La muerte y el honor. Y él no era el único, así que... sí, supongo que es parte de mi cultura.

—Eso vi desde que me dijiste que si cometías una falta, o morías con honor o elegías ser desterrado...

—Desterrado como un cobarde. —Otra vez volvía a su expresión seria. Quise darme otro golpe en la frente—. Mi tutor me golpearía por cobarde y me haría desear escoger la muerte.

Sentí molestia. ¡Vaya abusivos!

—Mira. —Suspiré—. No eres un cobarde, eres muy valiente y fuerte. Y discúlpame pero tu tutor exagera. En mi cultura, temerle a la muerte no es cobardía, ¿bien? Y tampoco está bien golpear a la gente. —Otra antigua duda vino a mi mente—. ¿Qué fue lo que hiciste que lo creyeron tan grave como para matarte o desterrarte?

Mostró una triste sonrisa y negó despacio. Sentí más peso en el estómago de lo que estaba sintiendo. Asumí que no me lo diría, y eso me angustiaba. ¿Tan malo era?

—No voy a dejar de verte como te veo ahora —agregué mirándole con ternura.

Él dudó.

—¿Cómo me ves ahora?

—Yo...

Se puso de pie de golpe y me sobresalté.

—Rayos... —murmuró.

—¿Qué sucede?

—Nos ha olfateado, está cerca, ¡vámonos! —cargó la mochila y tiró de mi mano.

Empezamos a correr. Él era rápido, pero yo le retrasaba sin duda. Nos detuvimos.

—Sube a mi espalda —dijo mientras se sacaba la mochila.

—¿Es solo uno? —pregunté mientras subía a su espalda.

—Sí, pero podrían ser dos...

Me asusté mucho. ¿Dos? Dos ya eran algo bastante malo. Rodeé su cuello aferrándome fuerte a él mientras corría. Ahora sí que iba rápido, pero conmigo encima seguía siendo un retraso. Frenó de golpe derrapando en la tierra y me bajó de su espalda. Miré angustiada que había un león de montaña frente a nosotros.

—Mantente atrás —me ordenó.

Quizá eran leones de montaña lo que había olfateado, no le había preguntado. Si no eran evolucionados, eso suponía un alivio para mí, los animales salvajes muy rara vez decidían dar pelea, preferían huir y ponerse a salvo.

El animal estaba agazapado, pero bien podía salir corriendo en cualquier momento. Antonio empezó a soltar un bajo y grave gruñido de advertencia. Escuché un ruido detrás de mí y me preocupé más. Él empezó a gruñir más fuerte al ver que el animal no se retiraba, yo podía sentir cómo vibraba su espalda.

El animal salió corriendo disparado, Antonio giró y se puso nuevamente delante de mí para darle frente a lo que estaba detrás de nosotros.

Apareció un H.E. Otro desterrado, con ropas similares, hechas girones.

—Una humano —dijo con enojo—. ¿A donde la llevas? La mataré. —Antonio empezó a retroceder haciéndome retroceder también—. Oh, vaya. Esto es nuevo. Eres un traidor de nuestra especie.

Quiso avanzar pero Antonio le gruñó en modo de advertencia, el hombre se detuvo y mostró una siniestra sonrisa.

—¡Él no es un traidor! —exclamé—. ¡Intentamos parar las disputas entre las dos especies, ya no hay por qué seguir peleando!

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Where stories live. Discover now