Capítulo 8: Líderes.

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TRES AÑOS DESPUÉS

—¡Rápido, preparaos! ¡Todos a sus puestos! Pronto entrarán en el bosque y pasarán por aquí, ya los divisé y no están muy lejos, además pude oír el murmullo de sus voces y el sonido de los cascos de los caballos al avanzar. No hagáis ruido. Esperar a mi señal para atacar.— Dijo  el joven Aidan a sus hombres al regresar desde su posición privilegiada donde podía vislumbrar  gran parte del paisaje desde arriba de las rocas.
Pronto todos estuvieron en sus respectivos puestos designados de antemano, esperando a que llegara el momento preciso.

Al oír la imitación que hacia el chico del canto del cuco común, algunos de los hombres encaramados a los árboles saltaron sobre sus enemigos, tomándolos  por sorpresa.

La otra parte del grupo de guerreros  de Aidan salieron de sus escondites, rodeando a los enemigos, y ayudando a sus compañeros en la batalla.
La pelea fue breve pues al hallarse desprevenidos, pronto se vieron desbordados por los guerreros de Aidan y se dieron cuenta que lo mejor era huir, para no caer derrotados ante estos.
Y desde el otro lado, cómo venia ya siendo habitual, no sufrieron ninguna baja los hombres bajo el mando del joven guerrero.

Pronto el nombre de Aidan  empezó a hacerse popular entre el bando enemigo y aumentando tanto el miedo como el deseo de venganza  de estos, pues los guerreros que estaban a las órdenes del chico eran muy astutos, escurridizos y al mismo tiempo letales. Por eso llegó incluso a ponerse precio a la cabeza de Aidan.
Pero el joven no solo tenía enemigos entre las filas de los hombres que gobernaban Ehazur, sino otro peligro le acechaba, aunque no era consciente de ello.

El envidioso Gare que lideraba el otro grupo de hombres, no estaban teniendo tanto éxito. De hecho, habían sufrido algunas derrotas en las que habían perdido a varios de sus hombres,  y ellos mismos habían tenido que salir huyendo de sus enemigos, para no perder la vida.
La envidia dio paso al odio. Solo el escuchar el nombre de Aidan le ponía de mal humor. Así que se puso a maquinar cómo dar muerte a Aidan para lograr que los guerreros bajo el mando de este se unieran también a sus propias filas.
Pero no solo odiaba a Aidan por el éxito en sus batallas, sino también por el hecho de la atención que éste recibía de parte de la joven Arianne, que se había comprometido con Aidan, lo cual le impedía acercarse a ella para intentar cortejarla. Si Aidan desaparecía del camino, podría quizás tener una oportunidad de conquistarla. Aunque no dudaba de su propio éxito con las mujeres.  De hecho siempre que se encaprichaba de una chica, acababa consiguiéndola hasta que se cansaba de ella y buscaba a otra.

Así que reunió a sus hombres de máxima confianza, una de aquellas noches en su habitual lugar de reunión, para idear un plan que acabara con la vida de Aidan, pero que al mismo tiempo no levantara sospechas por parte de nadie.

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—Hola, mi hermosa Arianne, ¡Cuantas ganas tenía de verte otra vez!— Dijo Aidan a su novia, desde hacía un par de años.
— Y yo cariño, siempre temo por tu vida cada vez que sales a una misión. — Le respondió ella, dando un paso adelante para darle un fuerte abrazo y un dulce beso.
— Hola Aidan — Se oyó la vocecita de una chiquilla que venía corriendo dispuesta a saltarle a sus brazos.
— Hola, mi princesita.  ¿Cómo estás, Rihannon? — Le preguntó mientras la tomaba entre sus brazos.
— Muy bien. ¡Oye! ¿Cuándo te vas a casar con mi mamá? Tengo muchas ganas de que seas mi papi, y de tener un hermanito o hermanita para jugar.— Dijo la niña sin ningún complejo ni vergüenza.
—¡Rihannon, por favor, compórtate! — Le reprendió su "madre" al tiempo que se ponía colorada cómo un tomate y  Aidan empezaba a reír sin parar.
— ¡ Que espabilada está la niña con tres años! ¡Vaya ideas que le pones en la cabeza a la cria!— Bromeó Aidan, haciendo enfadar a Arianne a propósito.
— ¡ Que gracioso!— Respondió ella  mientras le sacaba la lengua a él.
— ¿Sabes qué? —Dijo la niña, cambiando rápido de  tema. — He vuelto a ver  Dragones Blancos. El otro día estuve escuchando hablar a uno de ellos. Me están enseñando su lenguaje. Pronto hablaré el Dragonés, o como se llame su idioma, igual que ellos. Son muy amables conmigo.
Aidan la miraba sorprendido, por la desbordante imaginación que tenía la niña, según pensaba él.
— Rhiannon, vete a jugar un rato y deja tranquilo a Aidan. Ah, por favor, y tráeme esas flores que tanto me gustan y con las que me estás haciendo un collar para que se las pueda enseñar a Aidan. ¿Vale?— Dijo Arianne a la pequeña a fin de que pudieran hablar tranquilamente ella y su prometido.
— ¿Sabes una cosa, Aidan? Me preocupa Rhiannon con sus historias.— Le explicó  Arianne cuando la niña se había alejado lo suficiente cómo para no oír la conversación.
— ¡Bah! Solo es una chiquilla y ya sabes como son los pequeños con las cosas que imaginan, no te preocupes. — Trato Aidan de restarle importancia al asunto.
— No, en serio, me preocupa. Siempre me habla de los dragones y algunas veces emite sonidos parecidos a los de ellos. No sé si es bueno que vivamos tan apartadas...quizás debería relacionarse más con niños y niñas de su edad.— Le contó Arianne al joven mostrando en su rostro la preocupación que tenía.
— Bueno, no te inquietes, pronto entre los dos le ayudaremos a distinguir la fantasía de la realidad. Además tengo que darte algo muy importante. Cierra los ojos. — Le pidió Aidan.
Ella aceptó,  y poco después el  depositaba en su mano una pequeñita bolsa de cuero.
— Ya puedes abrir los ojos.— Le dijo Aidan mientras esperaba su reacción.
— ¿Qué, que... es esto? — Dijo Arianne tartamudeando al tiempo que miraba la bolsita que tenía depositada en su mano.
— Pero mujer, ¡Ábrela ya! — Dijo él, sin poder disimular su gran impaciencia.
Ella lentamente desató el cordel que cerraba la bolsita, y sacaba de ella lo que contenía en su interior.
— Oh, es precioso, te debe haber costado muchísimo. — Le dijo Arianne mientras contemplaba extasiada un hermoso anillo de oro, coronado con una gema valiosa que relucía bajo el Sol.
— Hm,hm — Emitió ese sonido Aidan intentando aclararse la garganta, mientras se armaba de valor —  ¿Quieres casarte conmigo, mi preciosa Arianne?

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Espero que os haya gustado el capítulo y perdón por la tardanza, apreciaré mucho vuestros comentarios. 

Dragones Blancos (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora