14. Demasiado Facil

Start from the beginning
                                    

Había ocasiones donde podía aceptarlo con los ojos cerrados y con las manos en el fuego, pero otras no sabía qué valía la pena hacer todo eso por ello. Y es que, llegaban a demostrarme que nunca sería su primera opción.

De todas maneras las cosas no se podían cambiar y yo no tenía el poder de regresar el tiempo atrás. Y hablando de poder, estos últimos días me he sentido muy extraña y todo empeora en los momentos de estrés, pues suelen prenderse y apagarse las luces o incluso si estoy cerca del fuego este se eleva tanto que si no he incendiado algo es por arte de magia.

Por ello me dirigía nuevamente a la mansión, tenía que buscar respuestas en los grimorios que había dejado en mi habitación, pues ese día sólo me salí con lo que traía puesto y nada más.

Estacione mi auto frente a la mansión mientras uno que no conocía salía, baje de mi auto para ir hacía la puerta, justo antes de que mi mano tocara la manija esta se abrió mostrando a Elena y Bonnie

—¡Ah! —exclamo Elena—. Ho...o...hola —tartamudeo mirándome.

—Hola —sonreí falsamente.

—Ana —mencionó Stefan llegando a escena.

—Llego la hermana pródiga —comentó Damon llagando junto con Stefan—. ¿Al fin te arrepentiste o vienes a pedir perdón?

—Ninguna de las dos —respondí con una sonrisa cínica.

—¿Qué...? —pero interrumpí a Stefan.

—No te emociones Stefan, sólo vengo por unas cosas que olvidé —avance hacía el interior de la casa, pero no pude entrar, lo volví a intentar y una barrera lo impedía.

—Bonnie no matare a nadie, hoy no tengo ganas —camine de nuevo y nada.

—Ay lo siento, no puedes entrar —comentó con burla Damon.

—¿Por qué no puedo entrar? —cuestione molesta.

—La casa es de Elena —comunicó Stefan—. Las escrituras están a su nombre.

—¡Genial! —ironicé—. No puedo entrar a mi propia casa —sonreí de medio lado—. ¿Qué puede ser peor? —mire a Elena e hice una mueca—. Déjame entrar —le mencioné cansada y con fastidio.

—Yo... —Elena se quedó sin habla. Me dio una mirada y después le dio una mirada a mi hermano.

—¿Tiene que ser una broma, cierto? —reí amargamente—. Es mi casa —la encare—: No tienes ningún derecho a no dejarme entrar. Que tu nombre a parezca en un papel no quiere decir nada.

—No me siento segura contigo —mencionó.

—Si quisiera matarte créeme que ya lo hubiera hecho desde hace mucho tiempo, pero mira, sigues respirando —la señale—. Esta bien, me sentare aquí —me senté la barda—. Esperare el tiempo que sea necesario a que salgas y después te degollare el cuello —sonreí y ella miro a Stefan.

—Inténtalo —amenazo Bonnie.

—No sólo lo intentaré, lo haré —sonreí de oreja a oreja.

—Pasa —mencionó Elena molesta. Me baje de un salto y pase a su lado, sonriéndole.

—Permiso cuñadita —y así me dirigí a mi habitación.

^^^

Caminaba por los pasillos de la escuela ya que se encontraban un poco vacíos. Los alumnos ya habían entrado a sus respectivas aulas de clases.

Recordé que había dejado unos hechizos en mi casillero para esconderlos de mis hermanos, y es que sabía que uno de ellos podía hurgar entre mis cosas en mi habitación y encontrar algo que no debía encontrar, por ello debía tener mis lugares de escondite y este era uno de ello.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Where stories live. Discover now