14. Cena

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Nada que un buen baño no pueda quitar, y por quitar me refiero a el enojo que traigo con Damon por lo de ayer. Tan solo recordar que prefiere salvar una estupida roca que a su propia hermana me hace enfurecer más cada vez que lo recuerdo.

—Ah, hola —mencione sin mucho ímpetu hacia Andy la cual parecía ser costumbre topármela en casa.

—Hola Ana —saludó ella amablemente y sonreí con falsedad.

—Pensé que no te vería el día de hoy —la verdad es que no me sentía mal siendo un poco descortés con ella.

—Damon me llamo anoche —mencionó acomodando su mascada—. Se escuchaba mal y quise venir a ayudarlo.

—¿Mal? —pregunté a lo que ella asintió—. ¿Y mal por qué? ¿Por qué casi me matan por una piedra o por qué iba a perder la piedra? —cuestione— ¡Oh no ya sé! Porque Elena iba a morir si Jules obtenía la piedra. Por ello prefirió lanzarme por delante para ganar algo de tiempo. Si supongo que eso debió ser muy difícil —Andy no contestó nada al respecto. Había sido un poco dura con ella y ella no tenía la culpa de nada de lo que Damon hacía—. Perdóname Andy. Me desquito contigo y tú no tienes la culpa.

—Está bien —respondió ella con una pequeña sonrisa.

—¡No Andy! No está bien —la encare—. Mi hermano te está usando como si maldita muñeca. ¿Qué no lo ves? Damon no te quiere. Sólo eres su distracción de Elena, pero si la mosca muerta viene simplemente pasarás a ser desechada como todas. Incluso como lo soy yo. Para Damon no existe nadie más que Elena. La novia de su hermano.

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La música en la cocina estaba a todo volumen, bailaba mientras preparaba el desayuno. Después de lo de anoche me di cuenta que tenía que vivir cada segundo de mi vida como si fuera el ultimo, disfrutar lo mas mínimo, sea bueno o malo.

Al parecer todavía no es mi tiempo de partir y tengo que descubrir el propósito del porque aún sigo aquí.

—Buenos días angelito —saludó Damon entrando a la cocina.

—Buenos días Damon —conteste secamente.

—¡Uy! Alguien amaneció de malas —mi hermano sirvió un poco de agua en su vaso y lo bebió.

—Para nada —respondí—. ¿Por qué tendría que amanecer de malas? El día de ayer iba a morir por una estupida roca, ¿que mejor sacrificio que ese? Desperté motivada por si hoy debo ser sacrificada... no sé, por tal vez una botella de whiskey.

—Ana... —Damon iba a hablar, pero la verdad es que no tenía ganas de soportarlo.

—¿Sabes que? Disfruta el desayuno. Ya se arruinó mi apetito.

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El día fue un día completamente normal, de la casa a la escuela y de la escuela a la casa.

En la escuela estuve todo el día con Caroline, ahora que Tyler no está, bueno ya no tengo muchos amigos con quien estar, Caroline me contó lo del beso con Tyler cosa que me quede helada, aunque viéndolos bien, ellos hacen una muy linda pareja, pero con lo molesta que estoy con Tyler sólo pienso que Caroline se merece alguien que en verdad la ame y la cuide.

Al llegar a casa, nadie se encontraba en ella, por lo que tenía toda la mansión para mi sola; Stefan seguía con Elena y de Damon no sabía su paradero y sólo me importaba porque no quería que nos metiera en más problemas, pero de igual manera lo dejé pasa.

Subí a mi habitación a realizar mi tarea lo más rápido posible, y es que cuando tienes más de 100 años y tienes tantos años de estudio, pues la verdad es qué hay cosas que se te hacen tan simples como la historia, la geografía y por supuesto los idiomas.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora