7. Encuentro inesperado

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—Hola hermanitos, buenos días —salude a mis hermanos con un beso en sus mejillas apareciendo en el comedor.

—Buenos días —Stefan me devolvió el beso, dejándolo en mi frente una vez que me senté a desayunar con ellos.

—¿Por qué tan arreglada tan temprano? —cuestionó Damon.

—¿No querían que fuera a la escuela? —pregunte inocentemente confundida.

—Eso explica la mochila Damon —Stefan levanto mi mochila enseñándosela a mi hermano mayor–. Toma —me dejo una bolsa de sangre en la mesa como postre en el desayuno.

—Gracias —le sonreí en agradecimiento para comenzarla a beber—. Si, es mejor recusar por milésima vez la escuela a que descubran que soy vampiro.

—Tienes 19 años —recordó Damon.

—160 —corregí. Seguí comiendo mi comida humana—. Da igual, solo invento algo y listo.

—Eres una políglota a tus 19 años, pero cursas la secundaria —comentó un sarcástico Damon.

—Los idiomas no son iguales a la ciencia, las matemáticas, la historia.

—Como sea —mencionó Stefan poniéndose de pie—. Debemos irnos ya porque se hace tarde.

Asentí, lleve la comida que restaba a mi boca tragándola con dificultad, pero logrando mi objetivo mientras me ponía de pie y dejaba los trastes en el fregadero.

—Te toca lavarlos —señale a Damon—. Lavare mis dientes y estoy aquí enseguida —le informe a Stefan.

Corrí escaleras arriba yendo directamente a mi habitación para hacer lo que me faltaba para estar lista.

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—Ya estoy —aparecí frente a Stefan con mi mochila en la espalda, si que parecía toda una estudiante.

—Cuídate —Damon dejo un beso en mi mejilla en despedida.

—Tu igual —Stefan y yo avanzamos hacia la salida de la casa.

—¡Ah!... y Anabella —me di la media vuelta para ver nuevamente a mi hermano mayor—. Aléjate de Tyler.

Solté una pequeña risa sarcástica y amarga.

—No —mencione segura con una pequeña sonrisa.

—¿Anabella? —esta vez quien se impresionó fue Stefan.

—Tu no vas a la escuela por ti o por nosotros —Damon comenzó caminar en mi dirección—. Vas por él —aseguró mirándome de esa manera tan peculiar suya.

—Sólo lo voy ayudar —mencione tranquilamente.

—Tu no vas hacer nada —Damon me tomo por el mentón—. Tu sólo te vas alejar de él...

—Damon —pidió Stefan un poco de razón al mayor.

—Nada Stefan —este lo señaló con su mano libre. La mirada de Damon se posó una vez más en mí así como el dedo que señalaba a Stefan ahora me señalaba a mi—. Una mordida de lobo y es tu muerte. Aléjate de él si no quieres que le arranque el corazón como lo hice con su tío.

Tome la mano de Damon entre las mías y a velocidad vampírica lo estampe contra el auto. Su mano torcida sobre su espalda, su mejilla pegada al parabrisas y mi mano izquierda aplastando su cabeza

—Tu no me exiges nada —acordé—. Desde hace cientos de años perdiste ese derecho, hermano. Ahora yo manejo mi vida y lo hago a mi antojo. He convivido con más gente de la que te imaginas Damon. Parece que conozco más este mundo que tú, así que no me vas a venir a decirme a mí que hacer. Tal vez mataste a Mason, pero te juro que tú no le tocas un pelo a Tyler —lo solté ocasionando que este me mirara con total enfado—. Adiós hermano —lo quite de mi camino y subí al coche de Stefan.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora