12. Final de los vampiros

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Hoy era el Día de los fundadores. Día que se celebraba la fundación de Mystic Falls, donde había un desfile, por todo el pueblo. En donde se vestían ridículamente, justo como yo en este preciso momento.

Había sacado uno de mis tantos vestidos de hace años, Damon menciono que los alcaldes habían mencionado que las familias fundadoras tenían que ir con ropa acorde al año de fundación. Stefan había sacado un traje antiguo hace un par de días y Damon buscaba, pero realmente nunca vi que usaría. Así que, aquí me encontraba poniendo los últimos detalles a mi vestido.

Mirándome en el espejo recordé como era cuando vivíamos los tres aquí felices, cuando no existía Katherine ni los vampiros. Los tres éramos demasiado unidos, a pesar de que éramos un numero impar, éramos la tercia perfecta, una que no funcionaba igual cuando no teníamos a uno de nosotros. Como cuando Damon se fue al ejército, Stefan y yo no éramos los mismos, apenas y cruzábamos palabra. Cada uno se encontraba en sus asuntos, pero cuando mi hermano volvió, todo regreso a como era antes, era como si nada hubiera pasado y solo hubiera una pausa en nuestras vidas para continuar en donde estábamos.

Claro que todo eso se vino abajo con el tiempo y con la llegada de Katherine a la llegada a nuestras vidas. Ahora los hermanos luchaban por la atención de la chica, mientras yo pase a un segundo plano, pero no para Katherine, ella jamás me dejo de lado. De hecho, fue ella quien me enseño mucho de la vida. Fue esa figura materna que nunca tuve.

Con una sonrisa nostálgica Sali de mi habitación yendo escaleras abajo para dirigirme al desfile y celebración, Stefan se había ido hace rato y Damon tras de él, por lo que me iría sola esta vez.

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Al llegar al centro del pueblo me encontré con mis dos hermanos. Stefan por su parte, muy bien vestido. Mientras que Damon, vestía una camisa negra y unos pantalones igual. El idiota me había jugado una broma.

—Hermanos —realice una pequeña reverencia ente ellos como se acostumbraba hacerlo antes. Ellos asintieron con un movimiento de cabeza y una sonrisa en sus rostros—. Stefan te vez muy guapo —mencione de manera sincera hacia mi pequeño hermano.

—Y tu... —tomo mi mano entre la suya para darle una vuelta—. Muy hermosa, Anabella.

—Gracias —sonreí sonrojada—. Y tu —señale a Damon y deje un golpe en su estómago.

—Auch —se quejó—. ¿Por qué fue eso?

—Por decirme que tenía que venir al estúpido desfile vestida así —me señale.

Stefan y Damon sonrieron, cada uno a su manera; Stefan de forma divertida por la broma que mi hermano me había hecho y Damon arrogante y divertido. Aunque no quería hacerlo termine sonriendo con ellos. Aunque segundos después sus sonrisas se quitaron de sus rostros, pasando a una cara sorprendidos y serios.

Me di un poco la vuelta en busca de lo que mis hermanos miraban tan atentamente. Aquello era nada más y nada menos que Elena vestida con un antiguo vestido. La doppelgänger realizo una pequeña reverencia.

—Katherine —susurre.

—Hola chicos —saludo ella—. Ana tu vestido es tan lindo. Imagino debe ser original de la época —asentí—. Luces muy linda.

—Igual tú te ves muy bonita —mencione aquello de la mejor manera posible—. Me retiro —tome mi vestido y camine en busca de algún conocido.

—¿Salvatore? —escuche mi apellido por lo que voltee en busca de quien me había llamado.

—Lockwood —sonreí encaminándome hacia él.

—Te ves... —me observo de arriba abajo con una sonrisa—, Realmente hermosa.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora