6. Mascarada

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—Hola Caroline —salude a la rubia con una gran sonrisa al abrir la puerta de mi casa—. ¿Qué pasa? —mi sonrisa se borro al ver su rostro.

—¿Puedo pasar? —más que pregunta exigía hacerlo.

—Adelante, claro —señale el interior de la casa haciéndome a un lado para que ella ingresara. La rubia así lo hizo por lo que cerré la puerta. Ella seguía a mi lado con esa cara de terror.

—¿Están tus hermanos? —habló y yo asentí .

—¡Chicos visitas! —hable un poco más alto, solo un poco pues como quiera escucharían—. Ven, ven, por tu cara creo que nos dirás algo malo —asintió.

—Hola Barbie —saludo Damon.

—Damon dale un trago —pedí, mi hermano asintió sirviéndole un trago y entregándoselo—. ¿Qué pasó Caroline?

—Es sobre Katherine —Damon y yo nos dimos una mirada.

—Somos todo oídos —mencione tomando asiento en el sillón.

Caroline tomó un trago de su bebida, tomó un respiro por igual y entonces comenzó hablar como solo la rubia lo sabía hacer

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—Siéntate —pidió mi hermano mayor al menor cuando hizo acto de presencia—. Esto te va a interesar —Stefan se uso frente a la rubia esperando por una respuesta.

—Hoy vi a Katherine —soltó ella.

—¿Dónde? —cuestionó Stefan.

—En el grill —respondió aprenda—. Solo fui a ver, o a acosar a Matt —reí despacio, es que alguien aquí es un poco impulsiva.

Empezó a relatar lo que hizo y lo que hablo con Matt, como se sentía y todo eso, que sinceramente no era de relevancia en la conversación esta vez.

—Olvidemos el drama —pidió Damon.

De nuevo la rubia empezó a explicar todo, absolutamente todo lo que vivió esta mañana, hasta llegar a la parte emocionante.

—¿Cuál era el mensaje? —pregunto Stefan, intrigado, preocupado, desesperado.

—Dile a Damon y a Stefan que me den la piedra de luna o no voy a parar hasta que llueva sangre en el pueblo.

Stefan le dio una mirada preocupada a el mayor de nosotros.

—Y falta lo mejor —aseguró Damon.

—Hoy en el baile de las máscaras —hable llamando la atención de mi hermano.

—Quiere hacerlo en público —aseguro Stefan analizando cómo era su costumbre—. Matar Mason la descontrolo.

—Está asustada —contraatacó el mayor—. Lo de Jenna fue desesperado, ya no tiene trucos.

—Oh, no, no —esta vez fui parte de la conversación—. Es Katherine de quien estamos hablando querido.

—No la subestimes —apoyo Stefan—. Tenemos que ser más listos.

—¿Si le damos la piedra? —mencionó la rubia cansada de este asunto—. Que se largue y ya.

—No le voy a dar nada —aseguro Damon.

—No sabemos el poder que puede llegar a tener, ni para que la quiere —le mencione a Caroline.

—Ya me harto —Damon y su paciencia—. Voy a ir a la mascarada la matare y ya —sonrió ante su plan ultra sencillo.

—No lo harás —mencionó Stefan desconcertándome por completo.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora