6. No estaba en la tumba

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—Hola, buenos días Damon —el mayor de los Salvatore se encontraba sentado en uno de los sillones de la sala, por lo que amablemente saludé al bajar las escaleras y observarlo.

—Hermanita —mencionó a modo de saludo—. ¿A dónde vas vestida así? —tanto la mirada, como el dedo índice de Damon me señalaron de arriba abajo.

—Tyler me invitó al Grill —me observe a mí misma de arriba abajo—. ¿Que tiene mi vestimenta?

—Es solo que no estoy acostumbrada a verte así y te ves muy... —mi hermano hizo una pausa pensando en las palabras correctas—; No es correcto decir sexy, porque soy tu hermano, pero te ves muy bien.

—Adiós Damon —rodé los ojos colocándolos en blanco por un segundo—. Hasta luego Stefan —me despedí de mi hermano cuando este comenzó a bajar las escaleras.

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—¡Hey Lockwood! —salude al joven niño hijo de los alcaldes.

—Salvatore —respondió a mi saludo con solo una sonrisa ladeada y un movimiento de cabeza.

—Hola Tyler —salude con un beso en la mejilla.

—Que guapa de te ves hoy.

—Gracias —sonreí en agradecimiento—; Pero yo siempre me veo bien. Bien, juguemos —quite mi chamarra para mayor comodidad dejándola en la silla a nuestro lado—. Estoy lista para enseñarte a jugar.

—Ni en tus sueños.

Tyler comenzó a colocar las bolas de billar  en el triángulo. Coloque la bola blanca, tome palo de madera, me puse en posición, medí la situación y cuando estuve lista, golpe la pelota blanca logrando encajar dos de color en los agujeros.

—Da lo mejor que tengas Lockwood.

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Jeremy había llegado hace poco tiempo al Grill, este tomó asiento en una de las tantas mesas que se encontraban vacías, una cerca a la nuestra. Al ver aquel chico saludé con un movimiento de cabeza, obtenido como respuesta un saludo exactamente igual.

Matt quien se encontraba trabajando, buscaba un momento libre para poder cruzar palabra alguna con Tyler, y esos momentos era como limpiar alguna mesa cerca nuestra, aunque está hubiera sido limpiada unas cinco veces seguidas.

—10 barriles —mencionó Tyler entusiasmado—. ¿Sabes el daño que podríamos hacer con 10?. Duck ya tiene todo listo

—Duck es un idiota —aseguró Matt.

—Un idiota con cerveza —argumento Tyler—. Es lo que hace mi mejor amigo —Jeremy que hasta ese momento se encontraba sumido en sus asuntos soltó una risa burlona—. ¿Qué te pasa Gilbert? —preguntó con fastidio el hijo de los alcaldes.

—No me pasa nada Lockwood —respondió el chico concentrado en su cuaderno.

—Si, eso creí.

—¿No te aburres? —cuestionó Matt.

—¿De qué? —preguntó un confundido Tyler.

—De ti mismo —respondió el rubio para irse de nuevo a trabajar. Solté una pequeña risa mirando las bolas en la mesa y pensando mi jugada. Sentí claramente una mirada sobre mí.

—A mí ni me mires, tú quedaste solo como un idiota —le mencione encogiéndome de hombros.

Jeremy volvió a soltar una pequeña risa burlona, logrando molestar una vez más al hijo del alcalde.

—Sigue riéndote —aquel hombre solo estaba molesto con la vida por ser, hasta ahora un perdedor, con ego y buen cuerpo.

—Hola Anabella —la rubia había llegado al Grill. Me saludo amable y de manera un tanto efusiva con una sonrisa en su rostro y esa voz tan viva.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Where stories live. Discover now