New York, Manhattan

Mi no Navidad

Por fin hoy me daban el alta. Los chicos pasarían por mi dentro de una hora y Jay se encargaría de firma mi retirada.

A Robert, mi padre, no lo avisaron de que tuve un "accidente", ya que si se entera, estaré muerta de verdad.

Y hoy descubrí que mi celular murió, literalmente. Casi me da un ataque al saberlo.

(...)

Me termino de vestir con la ropa que me ha traído Emma, muy calentita y cómoda.

Ya lista, salgo de la habitación y me encuentro con Emma, Ashton, Liam y Alex. Jay aún esta con los papeles.

-Por fin saldré de este lugar. -digo emocionada.

-Ai dios, la chica viene más potente. -exagera Alex, sacándome una sonrisa.

-Que va, sigue igual de dibilucha, mirale sus bracitos y lo pequeñita que es. -habla Liam, pasando un brazo por mis hombros.

No tardo en darle con mi codo en el lateral de su estomago.

-Pequeña pero matona, yo que tú tendría cuidado. -habla esta vez Ashton y pasa un brazo por mis hombros. -Hola pequeña. -saluda.

-Hola grandullón. -nos reímos.

-Bueno, todo listo. -dice Jay. Me da un pequeño abrazo y un beso en mi frente. -Vamos a comer algo. -toma la mano de Emma y se ven tan tiernos.

- ¡Sí, comida de verdad! -grito.

La comida de aquí es asquerosa. Y no dudo que haya perdido unos cuantos kilos.

Llegamos a una cafetería y nos sentamos en una mesa grande, donde sobran dos asientos asientos.

-Creo que deberíamos ponernos en una más pequeña ¿No?

- ¿Ya nos quieres echar sin haber llegado antes? -preguntan a mis espaldas.

Volteo encontrándome con Nico y James.

- ¡Nico! -grito y me tiro a sus brazos.

No tarda en corresponderme y levantarme un poco del suelo, provocando que estalláramos en risas.

-Yo también te extrañaba. -dice nada más bajarme.

Me suelta y se sienta en una de las sillas sobrantes.

Miro a James algo incómoda, y creo que él esta igual pero, vamos, estoy feliz como una patata, así que solo se me ocurrió una cosa.

Me lance a sus brazos y lo abracé. Lo que más me sorprendió fue que me correspondiera.

-Yo también te extrañe. -susurra en mi oído, abrazándome más fuerte.

-Gracias, yo también me extrañaría. -empiezo a reírme como foca retrasada cuando me separo y veo su cara.

En serio, fue lo mejor. Me dolía el estomago de tanto reír, pero no me importaba. Lo mejor fue cuando se unió conmigo y los chicos solo se alejaban de nosotros.

- ¡No los conozco! -gritan todos a la vez.

James y yo nos miramos y, sin que los chicos se lo esperaran, comenzamos a gritar.

- ¡Jay, hermanito! -grito acercándome a él.

- ¡Hombre Emma! ¡Aquí estas hermanita! -dice James.

- ¡Pero cuanto tiempo chicos! -abrazo a Ashton. - ¡Hace ya años que no nos vemos, que casualidad! -exclamo.

Ashton quita mis brazos de él y se aleja.

-Perdonen, deben irse. Algunos clientes se han quejado del ruido. -habla una mesera.

-Lo siento señora, pero no conocemos a estos dos individuos. -dice Jay.