¡Mis Nikes nooo!

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Liam ha cambiado bastante. Tiene el cabello corto, color castaño muy claro, ojos azules y un cuerpo más trabajado.

Estuve toda la noche pensando en eso hasta quedarme dormida.

—¡Arribaaa! —grita alguien en mi oído.

—¡Jayden, déjame!

Después de despertarme a gritos, se le ocurre abrir las cortinas de par en par para terminar de desvelarme.

—¡Tenemos que ir de compras, así que arriba!

Agh. ¿Otro que no entiende que sólo quiero dormir?

Paso por encima las sábanas para cubrirme la cabeza y no notar tanto la luz del Sol. Mucho mejor. Estaba en paz hasta que me alguien me agarra el tobillo y tira de el, haciéndome caer al suelo.

—¡Pero qué narices te pasa Jayden!

Estaba ya muy mosqueada y al chico lo único que se le ocurre es reírse de mí. Cojo mi chancla, que era lo que tenía más a mano y ¡boom! Justo en la cabeza. ¡Qué pedazo puntería que tengo! Estaba empezando a reírme cuando coge algo que no debe.

—Jay, suelta eso.

—¿Las quieres? Pues ven a por ellas —dice, para enseguida salir corriendo de mi habitación.

—¡Jayden! ¡Ven aquí ahora mismo!

Se mete en el baño y no cierra la puerta. Le tengo acorralado.

—¿Quieres que las suelte, Aria? —dice moviéndolas en círculos.

—Sí. Suéltalas.

—Vale, tú lo has querido.

—¡No! ¡Mis Nikes no! —grito desconsolada, al ver como deja caer las Nikes al retrete.

—¡Ups!

El muy cobarde echa a correr por otra puerta pero no tenía ya ganas de perseguirle. Saco las zapatillas del wáter y... De esta no se salva. Juro que lo voy a matar.

—¡JAYDEEEN! —chillo con todas mis fuerzas.

Estaba tumbado en el sofá creyendo que le va a proteger. Me tiro encima de él y le empiezo a dar golpes con el mata moscas, que estaba en una mesilla, al lado.

—¡Papá, ayudaaa!

—¿Pero qué haces? ¡Deja el matamoscas hija!

Impasiva, sigo castigándole a mi manera.

—¡Mi hermana me quiere matar!

Como el diálogo ya no funcionaba, mi padre me tiene que separar de Jay, agarrándome de la cintura.

—¿Qué narices ha ocurrido? —pregunta con un tono muy serio.

—Ha venido Jay ha despertarme gritándome al oído. Le he pedido que se fuera y me ha tirado de la cama. Le he dado un chancletazo y enfadado ha cogido mis zapatillas y las ha tirado al retrete. He vivido tantas cosas con esas zapatillas...

—Está bien Aria. Tenéis que ir a comprar y de paso tu hermano te regalará las zapatillas que tu quieras. ¿Te parece bien?

—Sí papá —respondo, sonriendo victoriosamente.

­—¡Pero si sólo se han mojado un poco! ¡No es justo! —interviene Jayden, esperando conseguir algo.

­—Se las compras y no se habla más. Aria, el lunes empiezas las clases e irás al mismo instituto que tu hermano, que lo sepas. Os aviso también que el martes tengo viaje de negocios, ya os diré quien será el responsable de la casa.

New York, Manhattan Where stories live. Discover now