Fiebre

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Despierto por el maldito despertador. Intento apagarlo pero solo logro tirarlo al suelo. Mi cabeza duele como los mil demonios y noto mi garganta más seca que un desierto.

Me levantó de la cama con pesadez, dirigiéndone al closet para vestirme e irme.

Ayer me pase todo el día fuera y no, no me refugie en ningún sitio por la lluvia. Me puse a pensar y, cuando me quise dar cuenta, estaba más que empapada y me encontraba en el otro extremo de la ciudad. Solo que, para volver, en vez de venir en un taxi, me vine caminando, aún sin saber donde estaba realmente.

Decido ir comoda, pero abrigada. La lluvia aún no ha cesado y eso me gusta, no sé porqué pero, desde pequeña, siempre me encantó la lluvia.

Me decanto por unos vaqueros negros que se adhieren a mis piernas junto con una remera azul marina con capucha, en la que pone Fuck en legras negras justo en el centro. Me acuerdo cuando Tom me la regaló, lo echo de menos, a todos. Por ultimo me coloco mis Converses y el cabello lo dejó suelto.

Agarro mi bolso junto con el celular, las llaves y dinero para poder ir a desayunar a esa hermosa cafetería, la cual he acostumbrado a ir.

Al bajar me encuentro con mi padre y Jayden desayunando en la isla. Aún ni se han dado cuenta de mi presencia así que, con cuidado de no hacer ruido, me dirijo a la puerta.

—Aria. —la voz de mi padre resuena por el lugar.

Intento hablar pero ninguna palabra sale de mi garganta. Aún me duele demasiado y sigo con un dolor de cabeza tremendo. Inclusive tengo calor.

Mi padre, al verme, sabe que no quiero hablar, o eso quiero transmitirle con la mirada. Ni si quiera puedo mirar a Jayden, me dolió bastante lo que hizo, creí que nos lo contábamos todo, que jamas me hubiera dicho aquello... Pero cuando la palabra salió de su boca para defenderla, fue hay cuando me dí cuenta de que todo cambió. Él a cambiado pero no ha sido el único, yo también y no pienso quedar débil delante de nadie nunca más.

—Llevaté una chaqueta y un paraguas. —informa antes de volver a su desayuno.

Y ahora caigo en algo ¿Él no tenia que irse de viaje? Como me hubiera leído el pensamiento, me responde.

—El viaje lo haré el sábado. Fue un cambio de planes.

Tras decir eso, agarro una chaqueta tipo militar con capucha con piel por dentro y un paraguas negro para después salir del apartamento.

Tardo unos minutos en llegar a la cafetería, iba a sentarme en la misma mesa de siempre cuando veo a una pareja sentada. Miro por el lugar, intentando encontrar otraesa libre hasta dar con una junto a la ventana.

—Hola linda ¿Lo de siempre? —pregunta Ashton nada más llegar a mi lado.

— Ya sabes, lo de siempre. —digo con la voz rasposa, demasiado. Este asiente con una sonrisa y su ceño fruncido antes de irse.

Mientras tanto, agarro mi celular y veo mis redes sociales. Al poco tiempo, llega con mi capuccino y un cruasán de chocolate y con un café solo. Frunzo el ceño al ver el otro café.

— Esto no es mio. —él sólo se ríe.

—Lo se, es mío. Tengo tiempo y mi compañera me respalda. —aclara y una pequeña sonrisa aparece en su rostro.

Le doy un sorbo a mi café y mi garganta me lo agradece, aún así todavía siento molestias y también dolor de cabeza aparte de un poco más de calor. Nos pasamos un buen rato hablando de cosas triviales, conociéndonos más hasta que me doy cuenta de que llego tarde.

—Mierda, llego tarde. —me levanto y dejo dinero en la mesa.

—¡Nos vemos luego! —grita Ashton antes de que saliera del local prácticamente corriendo. Llego a tiempo a la parada del bus y puedo subir.

Al llegar, nadie esta en los pasillos, seguramente llego tarde. Mi dolor de cabeza y garganta no desaparece y cada vez siento más calor en mi cuerpo, aparte de que mí vista empieza a nublarse. Me tengo que agarrar a las taquilla por el mareo y como siento que la temperatura aumenta. Me deshago de la chaqueta por el aumento de temperatura. Intento relajarle un poco, pero cada vez es mayor y mi vista se vuelve más borrosa. Camino un poco, intentando llegar a la enfermería pero solo logro estrellarme contra las taquillas. Lo último que sentí fue como alguien me cogía antes de caer desolada al suelo.

(...)

Abro los ojos poco a poco, acostumbrándome a la luz. Miro a mi alrededor, es una habitación con las paredes totalmente blancas, miro a mi izquierda donde hay una puerta y a mi derecha un gran ventanal. Lo próximo que escuchó son pitidos y me fijo en la máquina que marca mis pulsaciones y noto como en mi muñeca derecha tengo inyectado suero.

Estoy en el hospital. — afirmo para mis adentros.

Mi cabeza aún me duele y la garganta está más seca pero ¿Como he llegado aquí? Lo ultimo que recuerdo es estar en el instituto y después todo se vuelve negro. Sin previo aviso, la puerta se abre dejando ver a un doctor. Su cabello es castaño al cuál, se le pueden notar ciertas canas por la edad.  Ojos de un color avellana y, aproximadamente, debe tener 50 años.

—¿Que ha sucedido? —pregunto con dificultad, antes de que él diga nada. Y, por primera vez me mira, sorprendido al parecer.

—Has despertado. —dice en un susurro mientras se acerca. —Le explicaré lo que sucede, al parecer, a incubado un resfriado.   Tenias demasiada fiebre y has tenido mucha suerte de que te trajeran a tiempo. —informa y apunta algo en su libreta.

—¿Como llegue aquí? —pregunto.

Lo único que recuerdo es que estaba en el pasillo pero, estaba totalmente desértico.

—Un compañero suyo, pero no quiso decir su nombre. — aclara.

Empieza hacerme un pequeño chequeo para ver que todo esté en orden. Al estarlo, el doctor no dudó en decir que estaba bien y que podía irme en dos horas.

Al salir de la habitación, veo a lo lejos como Robert, mi padre, y Jay venían corriendo.

-—¿Que te ha pasado? ¿Estas bien? —pregunta mi padre nada mas llegar a mi y me abraza fuertemente.

—Al parecer me he resfriado y tenia bastante fiebre eso es todo. —digo restándole importancia para así no preocuparlo más.

— Me alegra que estés bien. —responde Jayden. Lo miro unos instantes, aparto la mirada de él y me centro en mi padre.

Ahora se preocupa. Genial.

(...)

—¡Ariaaa! —exclama Emma seguido de tirarse encima mio abrazarme.

—Me estas aplastando. —me suelta y doy una bocanada de aire.

—¿Estas bien? Es la última vez que sales de casa con una lluvia torrencial. —me mira seria. No puedo evitar reírme por su cambio de humor.

—Estoy bien, solo necesito reposo y cuidarme mejor. —me acomodo en mi linda cama.

—Solo...No sé quién me llevó y es algo que me gustaría saber. Ya sabes, al menos para poder  agradecer. — Emma asiente, pensativa.

— Tendremos que investigar. —suelta después de unos minutos en silencio.

Espero os guste, no olvidéis darle a la estrellita y comentar.

Os saludeoo : p

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora