El reencuentro.

21.8K 840 107
                                    

Jayden.

Estoy ansioso de ver a mi hermana. Hace dos años que no la veo y no sé como será. Solo deseo que sea aquella chica tímida con ropa ancha y que no me dé mucha guerra, en mi papel como hermano mayor.

"El vuelo 316 ha aterrizado."

—Papá, tranquilízate, por favor. —lo único que se me ocurre decirle, no paraba de dar vueltas y resoplar.

—Yo estoy muy tranquilo. Eres tú el que no está bien. ¿No crees? Yo creo que sí... Digo yo...

—¡Basta papá! No hemos visto a Aria en dos años pero dudo que haya cambiado mucho. Todo saldrá bien —a lo que me responde asintiendo, no muy convencido.

A lo lejos aparece una chica alta, cabello negro, largo y ondulado, ojos de color café oscuro y un cuerpo de auténtica diosa griega.

—Cuando llegue no tardaré en pedirle su teléfono. Es hermosa —me declaro a mí mismo.

Se queda delante de nosotros mirando, con tres maletas y una mochila. Confundido, le digo:

—Disculpa pero yo estoy esperando a mi hermana.

Tras soltar un soplo de incredulidad, nos responde:

—Pasan dos años y me olvidáis...

Me fijo un poco más y, es ella...

—¿Aria?

—Esa soy yo. ¿Vas a abrazar a tu hermana o te vas a quedar mirando? —no tardo en abrazarla y levantarla un poco—.

—Estás cambiada...

—Tú también has cambiado —me dice con una sonrisa.

Aria.

Su cabello está más oscuro y corto, su cuerpo más trabajado y sus ojos iguales que los míos. En algo se tiene que notar que somos hermanos.

—Hola papá.

—Estás hermosa —me susurra al oído.

—Os echaba de menos.

—Y nosotros a ti —dicen, con una alegre sonrisa.

Jayden sigue sorprendido. Aprovecho para hacerle una foto, que puede ser útil para algún chantaje.

***

—¡Ni se te ocurra! —grito desconsolada, intentando alcanzar mi celular.

Es bastante más alto que yo y se estaba aprovechando de eso. ¿No podía ser un poco más bajito?

—No pararé hasta que me digas quien era.

—¡No te importa! —grito irritada y harta de cómo se estaba portando.

Llegamos al enorme apartamento en el que viven y tras acomodarme en mi habitación y deshacer las maletas me llamó Tom. Descolgué y le dije: "Eres un bobo, Tom". Justo en ese momento entró mi hermano y me quitó el celular. Quiere saber quién era Tom pero no se lo voy a decir.

—Jayden, si no me das el celular ahora mismo, te vas a llevar una buena ostia. En estos dos años me ha dado tiempo a apuntarme a clases de autodefensa y a estar un tiempo en boxeo.

Le amenazo seriamente y el tío se ríe.

—Está bien, tú lo has querido —pensé.

Agarre uno de sus brazos, se lo gire y lo estampé contra la pared...

—¡Joder! ¡Duele!

—¿Mi celular? —pregunto, extendiendo mi mano—.

Con su otro brazo me devuelve el celular. Lo dejo en el bolsillo trasero y espero a que se vaya de mi habitación.

Nada más bajar las escaleras le oigo como grita:

—¡Papáaa! ¡Aria me quería asesinar!

Buff. Que estúpido...

***

19:45. Me aburro. Lo mejor que puedo hacer es ir a darme una vuelta, pasar por sitios conocidos y revivir algunos buenos momentos que recuerdo de Nueva York.

Para esta tarde me voy a llevar unos vaqueros, sudadera azul marina con estrellas blancas y mis queridas converses negras.

¿Celular? ¿Llaves nuevas? Estoy lista. Iba a salir por la puerta cuando Jayden me detiene.

—¿Dónde vas?

—A dar una vuelta. No sé cuando llegaré. Chao.

Cierro rápido la puerta antes de que pueda añadir nada y me voy.

Casi todo sigue igual aunque consigo distinguir ciertas diferencias.

Recuerdo el camino a mi heladería favorita y la verdad es que me importa muy poco que sea invierno. Mi pasión por el helado no tiene fin.

20:24. Menuda paliza que me he dado andando. Al menos sé que merece la pena. Tomo asiento al lado de la ventana y espero a que vengan a atenderme.

—¿Qué deseas? —me pregunta un chico con libreta, de ojos verdosos y cabello castaño.

—Una copa con dos bolas de helado, una de turrón y otra de chocolate, a poder ser con galleta en polvo y dos galletas Oreo.

—Enseguida te lo traigo —dice rápido, giñándome un ojo.

No tarda en traerme el pedido, al igual que yo no tardo en comérmelo. ¡Delicious!

Pago, me levanto y me pongo a usar el celular. Iba tan distraída que no me di cuenta que alguien se había cruzado en mi camino. Tropecé, perdí el equilibrio y se me cayó el celular.

Ay dios mi celular...

—Lo siento, iba despistada —digo sin ni siquiera mirar quien era, más preocupada por el celular y que no se me hubiese roto.

—Se notaba —responde una voz familiar.

Alcé la vista y me encontré con la última persona en el mundo a la que me gustaría encontrarme. No me ha reconocido, menos mal. Intento irme cuando me agarra el brazo.

—¿Nos hemos visto alguna vez? —pregunta, con el ceño fruncido.

—Creo que te equivocas de persona —improviso, mientras me suelto la mano.

—Parece que sí. Lo siento —aclara, llevándose la mano a la nuca.

Sonrisa forzada y me voy casi corriendo.

Ese chico es el que me humilló delante de todos con la ayuda de sus amigos. El reencuentro ha sido con mi ex novio Liam Hall.



Jayden en multimedia.

New York, Manhattan Where stories live. Discover now