¿Celos?

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Mi día no puede ir a peor.

Me levanto de encima de él y empiezo a recoger lo que se me ha caído.

—Un lo siento estaría bien. —habla, levantándose y sacudiéndose la ropa.

—No fui yo quien se atravesó en el camino. —suelto de mala gana. Sonríe y, sin esperarlo, me estampa contra la pared, acorralándome.

—No es mi culpa que seas tan enana. —lo fulmino con la mirada mientras intento apartarlo.

Joder, debería tener menos fuerza. —pienso.

— ¿Sabes? No pienso discutir. Ahora, apártate. —ordeno. Lo empujo pero nada, no se mueve ni un centímetro.

De pronto, suelta un suspiro y su sonrisa divertida se transforma en una mueca.

—Aria... Necesito explicarte lo que sucedió...

—Creo que sé muy bien la historia, Liam. No hace falta recordarla. —escupo con rencor en cada una de mis palabras.

—De verdad no es lo que crees. —suelto una risa seca.

— ¿En serio Liam? ¿Esa es tu excusa? Yo creo que quedó todo bastante claro esa misma noche. Te divertiste jugando ahora, déjame en paz. —lo empujo y esta vez si se aparta.

Iba a irme cuando siento que me agarra de la muñeca.

—Suéltame Liam. —intento zafarme de su agarra pero me es imposible.

— ¡Solo escúchame, maldita sea! —grita.

—Liam, me haces daño joder. ¡Suéltame! —grito. Sentía como su agarre se hacía cada vez más fuerte. Su mirada se ha puesto más oscura y realmente al que tenía en frente no era el Liam que yo conocía.

Y ahora me doy cuenta si en realidad alguna vez lo conocí.

— ¡Joder! ¡Nada de lo que pasó es lo que tú crees de verdad! —grita.

—Liam, suéltame. —intento sonar calmada.

— ¡Ha dicho que la sueltes! —grita alguien y, en menos de un segundo, ya no siento su agarre en mi muñeca.

Miro mi muñeca y esta totalmente roja, aparte de que tiene la marca de alguno de sus dedos. Miro hacia el frente, encontrándome con alguien golpeando a Liam.

— ¡James, para! ¡Lo vas a matar! —grito.

Al ver que me ignoraba, me acerco para intentar separarlos. Gran error. En el intento, un golpe fue a parar a mi mandíbula y de mi labio empezó a salir sangre.

Dolía como los mil demonios pero, aun así, podía soportarlo. James paró de golpear a Liam y vino hacia mí. Agarra mi rostro entre sus manos y me examina.

— ¿Estas bien? —pregunta. Si no doliera como los mil demoño me reiría en su cara.

—De maravilla, me han dado un golpe en todo el rostro y no puedo sentirme mejor. —suelto en un tono sarcástico.

— ¿Qué pasó aquí? —volteo hacia la voz, encontrándonos con el director. —Collins, Hall y Dallas a mí despacho, ahora. —ordena.

—Señor, debería ir a la enfermería. —habla James. El director me mira y asiente.

—Acompáñala. Y tú también deberías ir Hall, te ves horrible. —hace una mueca mirando a Liam. —Después os quiero a los tres en mi despacho. —informa y se va.

—Vamos. —dice James fríamente.

¿Qué mosca le pico? Estoy pensando ya que sufre serios problemas de bipolaridad.

New York, Manhattan Where stories live. Discover now