09.- Felix Felicis

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Después de la cena, Dumbledore solo dio algunos avisos que Harry ya conocía, excepto que esta vez no había un pasillo del tercer piso que evitar, solo se les advirtió a los alumnos de no acercarse mucho al cerbero del maestro de Cuidado de Criaturas Mágicas que solía apostar fuera de su cabaña, sobre todo si tenían comida en las manos. Harry recordaba bien a Fluffy después de todos esos años.

Luego del discurso, los prefectos de Slytherin, un chico que Harry recordaba de su primer partido de quidditch, Marcus Flint y una chica que no ubicaba los llamaron para guiarlos a su sala común. Vio de reojo como Tom llamaba a Severus a seguirlo. ¿Seguiría siendo Severus el jefe de su casa o sería Tom?

Harry pronto dejó sus pensamientos para otro momento, ya que los prefectos los urgieron a moverse en dos filas, de forma que podía contarse con facilidad a todos los alumnos. Los de primero iban al frente, seguidos por el año que seguía y así sucesivamente. El conocido camino a las mazmorras le traía recuerdos, no todos tan agradables, pero eran suyos.

Finalmente, la procesión terminó y estaban frente a una puerta que reconocía de su segundo año, la entrada a la sala común.

—Bienvenidos a la sala común de Slytherin—Dijo Flint a las caras confundidas de los primeros años.

—Este... ahí solo hay un muro—Blaise Zabini hizo notar lo "evidente", parece que todos olvidaban que era un castillo mágico.

—Entonces esto le va a gustar señor Zabini, ¡We will rock you! —Harry se rió ante la contraseña elegida, ya que la mayoría de los alumnos no habían entendido la referencia muggle, eso había valido la pena de ver.

El muro empezó a actuar como había hecho el del callejón Diagon y pronto se formó el pasaje que daba acceso a la sala común de las mazmorras. Harry esperaba la conocida sala en verde y tonos sombríos, no lo que estaba viendo.

La sala común conservaba el color verde y plata, pero la madera no era exactamente negra y sombría, sino más bien caoba bastante roja, los muebles eran de una cálida elegancia, pero delante de la chimenea, que ocupaba casi toda la anchura de una pared, había varios mullidos sillones de corte más bien muggle y uno muy grande, había mesas ya con tableros de ajedrez y una "biblioteca" en una pared, cubierta en su totalidad por libros que de entrada se veían invitadores a leer. En las ventanas de la sala, se podía ver que estaban debajo del agua, o más bien, al lado del lago, podía verse a algunos peces nadar por ahí. Harry pensó que seguramente iba a lograr ver al calamar gigante algunas veces.

Los primeros años fueron acomodados en los sillones frente a la chimenea, mientras el resto de los estudiantes los rodeaban protectoramente.

—Bienvenidos a Slytherin, mientras estén en Hogwarts, la casa será su hogar. Tenemos reglas que debemos seguir además de las de la escuela. Primero, debes cuidar de ti y de tus compañeros. Segundo, tus calificaciones reflejan el desempeño de la casa, una cadena es tan fuerte como lo es su eslabón más débil. Tercero, somos una familia y nos protegemos entre nosotros. Esas son las reglas principales de la casa, pero hay otras—La joven prefecta dio paso a Flint para decir las otras reglas.

—Tenemos horarios de estudio y toque de queda en la casa, que no es igual al de todos los demás, el toque de queda de la casa es las 10, valoramos mucho las horas de sueño. Si vemos que alguno de ustedes se atrasa en sus estudios, es enviado inmediatamente al jefe de casa para ver opciones, su desempeño es reflejo de la casa, no olviden eso. También deben saber que los prefectos estamos aquí para ayudarlos, no solo para hacer cumplir las reglas de la escuela y las de la casa, si tienen algún problema, duda o necesitan algo, no duden en decirlo. Mi nombre es Marcus Flint y soy de quinto año, mi compañera es Evangeline Taylor. Estamos aquí para ustedes—.

Tres Vueltas De ArenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora