Capítulo 19: Atorado

Comenzar desde el principio
                                    

—Entiendo... —confirma desconfiada aún—. ¿Y qué es ese olor tan fuerte?

—¡Ah! Sí... Se llama aromaterapia —indico—. Si quiere, un día de estos puedo pasar a su casa a mostrarle.

—No gracias, está bien. —Ella levanta los hombros—. Dígale a su tío que le mando saludos.

—Claro que sí, señora. Con muchísimo gusto. —La sonrisa de mi cara no se ha borrado, y una gota de sudor baja por mi frente.

—Nos vemos entonces. —Ella camina de regreso.

Quito la sonrisa de mi cara. Me estoy cansando de estos vecinos y amigos de mi modelo... sin embargo, sería estúpido empezar a matar a todos...

Además, odio partir cuerpos.

Termino de alistar a Quinn, y recibo una llamada en mi celular... es Alice.

—Hola —hablo.

—Duke —contesta ella.

—¿Qué sucede? —cuestiono.

—¿Cómo vas con tus modelos? —pregunta sarcásticamente amistosa, con una voz creída.

—Una murió —revelo. Ella suelta una risa.

—¿En serio? ¿Por qué? —Finge interés.

—Mi tío planeó mal su transformación, y debes saber que está muerto ahora. No concursará. Pero supongo que eso ya lo sabías —referencio.

—Lo sabía. Como sea. ¿Te vas a querer inscribir? —pregunta.

—Sí, me inscribiré con la restante —anuncio, viendo hacia la puerta del sótano, jugando con los guantes que tengo puestos.

—Manda el dinero entonces. Serían... —menciona la cifra.

Hago silencio. ¡Jamás tendría esa cantidad de dinero en la vida! Me asusto, empiezo a buscar por toda la casa el dinero en efectivo que sé que mi tío había estado guardando, mientras sigo en llamada con Alice.

—Uh... sí... —Intento ganar tiempo—. Así que... ¿ya estás lista tú?

—Estoy lista desde hace tiempo. —Se jacta—. Ya quiero que nos conozcamos al fin en persona.

—Yo también, lo deseo con toda el alma —comento.

Entro al dormitorio de mi tío. Rebusco bajo la cama, en la mesa de noche, y reviso el closet. Hay una pequeña compuerta medio abierta. Detrás de ella hay varios bolsos. Uno de ellos está repleto de dinero.

Sonrío.

—¿Me harás la transferencia, o qué? —pregunta enojada.

—Ya voy Alice. Para esta noche la tendré —afirmo.

—Está bien. Adiós. Adjunta con el dinero la información de tu modelo. Guarda los detalles de su transformación para el día del evento. Yo guardaré los míos también, tal vez... —Termina de decir. Cuelga.

Estoy exhausto. Bajo las escaleras, abro la refrigeradora y como un yogurt. Mi estómago no ha recibido nada bueno desde ayer, y he usado demasiada energía para todo. Paso por el baño de nuevo, me veo algo pálido, sin energía. Se me hace la boca agua al imaginar lo que necesito.

Corro hacia la cocina, abro la gaveta y saco un poco del precioso polvo blanco. Lo inhalo. Mi cerebro lo agradece mucho. Me siento mejor, con fuerzas. Bajo las escaleras del sótano, y veo que Lyra está en el suelo. Ha intentado escapar de nuevo.

—Tienes que aprender de una vez que no saldrás de aquí. ¿Sí? —La levanto, y le doy un poco de yogurt—. Encontré la llave de la puerta del sótano. Se puede cerrar desde afuera, y eso es lo que haré a partir de ahora. Ya sabes, por si acaso.

Ella solo guarda silencio. No hace más que verme con ojos de odio.

—Ya vengo. Mejor ni te digo lo que te haré si me doy cuenta de que te intentaste mover de nuevo. —Subo las escaleras.

Espero un rato. No puedo trabajar en Lyra sin antes pasar a mi casa por instrumentos. Tampoco puedo sacar a Quinn hasta que se haga de noche... Me duele la cabeza por el golpe que Lyra me ha dado, y los olores tan intensos que rodean la casa.

Camino hacia el auto y saco mi computadora. La meto, me siento y me meto a la Deep web. Observo las actualizaciones en el grupo del desfile macabro. Las inscripciones se van llenando lentamente... necesito apurarme y meter el dinero de mi tío al banco para hacer la transferencia a Alice.

Navego por la web, hablo con varios Oníricos, de aquí y de allá, y en eso se me pasa el tiempo. Se ha hecho de noche, y tengo que apurarme para deshacerme de Quinn de una vez por todas. Repito el procedimiento de mi tío. Manejo hacia el mismo lago, y no hay nadie, como siempre.

Abro las puertas de atrás del auto, y saco las bolsas. Respiro el aire puro del lago, y observo la luna...

Ella ha sido la fiel testigo de mis acciones. Sonrío. Lanzo las bolsas a como puedo, en los interiores del lago, algo cerca de las que dejé la primera vez, pero estas se atoran entre las ramas, y no bajan por el frío lodo. Me quedo esperando diez minutos aproximadamente, y no bajan.

—Mierda... —digo.

Esta noche el frío está peor de intenso que la vez pasada. Sé que tengo que adentrarme de nuevo... y las ramas que me incrusto en las piernas son peor de agresivas y dolorosas. Muevo las bolsas, y me doy cuenta de que estaban chocando con las de mi tío. El espacio se estaba llenando. Empujo, hasta que la corona de Quinn rompe la bolsa a centímetros de mi cara. El olor me patea, y mis ganas de vomitar son incontrolables.

—¡Mierda! —exclamo enfadado. Las partes se han salido de la bolsa. Tengo que sumergirlas bajo el denso lodo.

Repito el ritual de la noche pasada, y me sumerjo, limpiándome el cuerpo. Manejo a mi casa rápidamente. Tomo una ducha, el maquillaje que le he comprado a Lyra, unos instrumentos para empezar, y manejo de nuevo a casa de mi tío.

Cada vez todo sucedía más y más rápido. Era como una montaña rusa... ¿Hasta qué punto llegaríamos? ¿Hasta que descubrieran a Duke? O... ¿hasta mi muerte?

Notas del Autor:
A partir de ahora la historia va a empezar a dar algunos saltos entre el "presente" y el "pasado". TODOS los narradores saltan entre estos tiempos.

El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍSICO YA!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora