Capítulo 73

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Sasha. 

El primer amor de David.

Aquella prostituta que servía a Maek y que lo había enamorado hasta perder el sentido de lo que estaba bien y lo que estaba mal. Sasha. Aquella chica por la que había suspirado miles de veces. Con la que había compartido miles de cosas, aunque luego fuesen una cruel mentira. Su primera chica. Su primer sentimiento hacia una mujer mas allá de su madre. David cerró los ojos unos instantes, dolido. 

Tan sólo una pregunta salió de sus labios, y en ese preciso momento, ella abrió unos profundos y enormes ojos marrones.

-¿Por qué?

Ya le había hecho el suficiente daño como para ahora querer matar al padre de Verónica. David sintió como su voz no fue mas que un hilo, casi quebradizo. Y sintió como su corazón se aceleró, al igual que lo había sentido miles de veces cuando se trataba de ella hacia ya años. Un amor que lo devastaba todo a su paso. Como si quemase. Ella era la razón y el motivo de porque él era así. La había amado hasta olvidarse de si mismo. La había amado más que a nadie en ese mundo. Se había quedado devastado cuando descubrió que todo era mentira. Había creado quien era en torno a los escudos que Sasha había logrado activar en él. Se había hecho mas fuerte, mas duro, mas peligroso, mas solitario, mas él. 

Hasta conocer a Verónica. Ella había sido su punto de inflexión. Ella le había demostrado que el amor no duele, sino que llena. Que sana. Que cura. Que alegra. Sintió como una mano apretaba su hombro, y supo que era ella, y fue entonces cuando vio la enorme diferencia que había entre su primer amor, y el amor de su vida. Sasha representaba su pasado, algo oscuro, lleno de pasión y de fuego. Él era en parte, culpable de sus propias llamas, de su propia forma de ser inconformista y que lo arrasaba todo, pero ella, había sido la culpable de su culpa. Sasha fue su pasado, pero la persona que le apretaba el hombro, mostrándole que estaba con él pasase lo que pasase, aunque ni tan siquiera entendiese la situación, era su presente y su futuro. Era la única persona con la que quería arder y hacer arder. Era con quien el fuego se convertía en un baile hermoso y no en algo que mataba. Era la persona que le había enseñado sin pretenderlo que el fuego no solo arrasa y devasta, sino que ilumina y da calor. Era Verónica. Esa chica que lo había cambiado totalmente por dentro, haciendo que se abriese a alguien que de verdad quería amarlo.

David intercambió una mirada con Sasha, y fue como si el fuego que ella le provocase se fuese menguando poco a poco.

-Te dije que pagarías por lo que me dijiste.-y le sonrió, como le había sonreído otras miles de veces cuando bromeaba con él, quedándose con él.

David reconoció esa mirada, donde le brillaron los ojos.

-¿Por qué?-volvió a preguntar, serio y consciente de la situación.

Ella hablaba con esfuerzo.

-Órdenes de Maek.-fue lo último que dijo antes de cerrar los ojos y dejar de respirar, tal vez disfrutando de ese chico de fuego al que vio por última vez.

David sintió como le dio un vuelco el corazón. No le deseaba la muerte. A pesar de todo el daño que le había hecho, no le deseaba la muerte. Sintió como su corazón se congestionaba del dolor de su pérdida al tiempo que comenzó a intentar reanimarla.

-Sasha, vamos. No te vayas. Sasha.- su voz sonaba desesperaba al tiempo que le trataba de hacer una rcp.

David trató inutilmente de reanimarla ante cinco pares de ojos que lo observaban. El tal Fede había perdido la conciencia debido a sus hemorragias. Verónica abrazó a David, a pesar de que él aún tratase inutilmente de reanimarla. La bala le había alcanzado en el estómago, y por mucho que tratase de hacer algo, no había nada que pudiese hacer para resucitarla. Tembló de angustia y de impotencia, y dejó que Verónica lo llenase todo con su calma y su olor a melocotón. La lluvia fuera comenzó a caer con mas fuerza, y la casa le pareció un poco más fría y menos acogedora. Maek. Pensó en Maek. Él era la jodida causa de todos sus problemas. Miró de nuevo a Sasha. Su cuerpo estaba sin vida y sus ojos aún abiertos. Oteando el horizonte que ya jamás sería capaz de volver a ver. David le cerró los ojos y se dejó caer en Verónica, quien era la única capaz de calmarlo en aquella situación. Ella era su todo en aquel momento, aunque sintiese una profunda pena por aquella mujer a la que había amado hacía unos años.

Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora