Capítulo 25

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 Verónica se levantó, preparada para la mayor bronca del siglo y se dirigió a la cocina. Sabía de sobras que sus padres estaban esperándola, ambos. Y si no fuese así, algo iría muy mal. Con paso dudoso y temeroso, salió de la habitación y tras atravesar el pasillo fue a la cocina. Si lograba que la bronca fuese esa misma mañana tendría tan sólo quince minutos de riña, ya que tenía que darse prisa para ir al instituto.

-Buenos días.-dijo, con una voz mas asustada de la que pretendía. Le resultaba extraño que su madre no hubiese entrado gritándole esa misma mañana y despertándola más temprano de lo que debía. Verónica supuso que era porque tenía a su hermano pequeño durmiendo con ella.

-¿Dónde demonios tenías el móvil?

La voz iracunda de su madre la sorprendió por atrás. Verónica se giró hacia ella, sin esperarsela allí.

-No tenía cobertura.-dijo.- Ni saldo.

-Ayer tu padre salió tardísimo a buscarte por la ciudad. ¿Cómo eres capaz de hacernos eso? ¡No sabíamos nada de ti!

Verónica contuvo el aliento. Si su padre le hubiese visto con David estaba segura de que se habría bajado del coche y de que le habría montado una tremenda bronca allí mismo.

-¿Donde estabas anoche?-prosiguió su madre, Violeta, muy furiosa.

Verónica la observó, algo asustada. Tenía los mismos ojos de su madre, azules oscuros, aunque Violeta tuviese la nariz chata y los labios algo mas finos, seguía teniendo un rostro precioso rodeado de un cabello pelirrojo a medio hombro.

-Lo siento.-empezó ella, percatándose de que su padre no estaba en la cocina y de que iba a tener una bronca doble cuando él llegase.

Hoy no sería un buen día para ella, al menos no hasta que estuviese en casa de Paloma y se dirigiesen al concierto.

-¿Desde cuando sales de noche entre semana? ¡Y sin decirnos absolutamente nada a tu padre y a mi! ¡¿Con quien estabas?! ¡No te lo repetiré otra vez!

Su madre se acercó a ella y Verónica retrocedió por puro instinto.

-Estaba con la prima de Paloma y con unos amigos.-mintió.

-¿Quienes son ellos y por qué nunca me has hablado de la prima de Paloma? ¿Quién es?-su voz era furibunda y sus ojos albergaban al mismo diablo dentro de ellos.- ¡Quiero sus nombres ahora mismo!

-Eran Carlos, Pablo y Daniel.-le mintió.- Mamá lo siento, no volverá a pasar. Cuando el guardia de seguridad cogió a Eva sólo pensé en correr y me fui con ellos, yo...

-¿Quién eres y que has hecho con mi hija? ¡Mi niña nunca abandonaría a Eva! ¡Después de todo lo que ha hecho ella por ti! ¡Además me estás mintiendo! ¡Sus padres me dijeron que ella les dijo que te fuiste con un chico que trapichea con drogas y que ha estado en la cárcel varias veces! ¡¿Encima te has vuelto una mentirosa?!

-¡Eso es mentira!-le chilló ella, como si al mencionarle a David hubiese nacido una fiera dentro de ella. Verónica sabía que David no era así, y que ni trapicheaba ni tampoco había estado metido en temas de drogas. No él. Lo sabía. No sabía como, pero lo sabía.

Su madre se acercó a ella, y levantó un dedo, amenazándola.

-No vuelvas a decir que algo de lo que yo digo es mentira.-arrastró la voz de una forma en la que logró asustar a la chica.

-No estuve solo con ese chico, había dos más y estaba con la prima de Paloma. Ya te lo he dicho. No tengo nada que ver con ninguno de ellos, simplemente me alejé asustada con ellos y Eva se enfadaría conmigo.

Su madre entrecerró los ojos.

-Y con razón. Me has decepcionado muchísimo. Dejar a tu amiga en una situación así, debería de darte vergüenza. Hasta sus padres están desilusionados contigo. Amigas desde pequeñas y la abandonas a la primera de cambio por irte con sabe Dios quien.

Verónica cerró los ojos intentando calmarse. Ella nunca le había respondido mal a su madre y no quería comenzar ahora.

-Llegaré tarde a clase como no me de prisa.

-Que sepas que estas castigadísima. Nada de móvil ni ningún aparato electrónico en un mes, y nada de salir. De clase a casa directamente y de casa al instituto. Ninguna actividad extraescolar ni tan siquiera natación ni ingles. Y que sepas que esto no queda aquí, tu padre también está enfadadísimo contigo, ¿como has podido ser tan irresponsable? Tienes casi diecisiete años, no es edad para que vuelvas tan tarde, y mucho menos entre semana. ¡No se en que estabas pensando pero yo a tu edad....!

Su madre siguió peleando pero Verónica desconectó. No necesitaba ni quería pensar en otra cosa que no fuese David. Se sentía dolida por las palabras de su madre, pero aquella noche había merecido la pena y volvería a vivirla mil veces más si pudiese.

-¿Donde está papá?

Violeta la miró aún riñéndola y furiosa porque su hija hubiese interrumpido su retahíla de palabras donde tan sólo le hacía ver que estaba decepcionada y ella castigada. Algo en los ojos de su madre cambió durante una fracción de segundos, y eso fue suficiente para asustar a Verónica.

-¿Qué ha pasado? -dijo.

-Si hubieses estado aquí lo sabrías, pero preferías estar con extraños antes que con tu familia.

-¿Qué ha pasado?- volvió a preguntar ignorando de nuevo lo que su madre le echaba en cara.

-El señor Pacheco ha muerto. Estaba en coma después de la paliza que le pegaron esos salvajes en el museo y ayer falleció.

Verónica pegó un grito ahogado. El señor Pacheco era guardia de seguridad en el museo donde tuvo lugar el robo.

-¿El padre de Beatriz?

Beatriz era esa chica de piel bronceada que estaba en su clase y se sentaba muchas veces cerca de ella. Una chica con una sonrisa preciosa y algo aún más atractivo, las ideas claras.

-Sí, la pobre está destrozada. Y su madre igual, es un golpe muy duro para todos. Ojalá pillen a los culpables y paguen por lo que han hecho. De hecho dicen que ya hay pruebas muy concretas y que la policía está investigando, están cerca de pillarlos. Tu padre está con su familia en el velatorio.

Verónica se relajó al pensar que David no había estado ahí, pero aún así, sintió una profunda tristeza por la chica que había perdido a su padre.

-Debería de llamar a Beatriz.

-Sí, deberías de hacerlo.-su madre fundió la mirada en ella.- Pero estas castigada. Si quieres decirle algo se lo dirás en clase.

Verónica miró al suelo y se mordió los labios. Cambiando de tema mentalmente al recordar a David, tan sólo añadió.

-Mamá, entiendo que estés enfadada, pero hoy iba a dormir en casa de Paloma para acabar un trabajo que hay que entregar mañana y es muy grande, se que nos llevará parte de la noche y ...

-Cuando lo acabes me llamas y te recojo. Nada de dormir en casa de nadie. Estas castigada y esa chica es una ladrona.

Verónica miró a su madre, sabiendo que no había nada que hacer para que cambiase de opinión.

-Sé que los guardias de seguridad pillaron a Eva por culpa de esa chica. Nunca me ha gustado, así que cuanto menos tiempo pases con ella mejor.

-Pero mamá el trabajo es enorme y ...

-Y nada. Cuando acabes me llamas y voy por ti.

-¿Aunque acabe a las tres de la mañana?

-Aunque acabes a las tres de la mañana.

Chic@s, se que este capítulo es un poco aburrido pero tenía que escribirlo, así que para compensar os subo también el siguiente de golpe que me gusta mucho más. Un beso y gracias por leer.

Instagram: itssarahmey

Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora