Capítulo 72

1.9K 803 26
                                    

 Verónica pegó un grito ahogado, y acto seguido escuchó la voz de su padre y a su madre gritando asustada.

-¿Qué ocurre? -había gritado su padre al tiempo que el grito de su madre le traspasó el corazón. 

Como una cuchilla.

Fría y rápida.

Demasiado rápida para que no doliese.

Verónica se quedó petrificada una fracción de segundo, temblando sin ser consciente antes de no poder reprimirse más. David le había dicho que se quedase allí, quieta, pero joder, alguien había disparado y su corazón estaba ardiendo por la incertidumbre. Corrió hacia la habitación al tiempo que un segundo disparo sonaba en el aire. Sin poder evitarlo se le encogió aún más el corazón y le cimbrearon las piernas. Había demasiadas probabilidades de que hubiesen herido a un ser querido. Demasiadas. Mas de las que soportaba en esos momentos.

-Mierda.-dijo ella sin poder evitar que aquella palabra saliese de sus labios mientras sentía una fuerte presión en el vientre, como si alguien tirase de él y le apretase las entrañas.

El tiempo en el que recorrió el pasillo se le hizo eterno. A pesar de tratarse de segundos, se le antojaron minutos. Como si fuese una cámara lenta. Una mortal que le hacía perder el aliento a cada paso que daba. Vio su propia mano buscar la puerta entreabierta delante de ella aún en penumbra, y cuando su mano chocó con la madera, la abrió de par en par y encendió la luz, se encontró con una escena que logró sobrecogerla y hacerla caer al suelo chocando las rodillas contra él.

Sus padres estaban bien, al menos a primera vista, pero David...

Notó las lágrimas caer por sus mejillas y como su corazón se hacía pedazos. 

David estaba en el suelo y tenía las manos cubriendo su rostro. Había un hombre encapuchado encima de él que no paraba de propinarle puñetazos y un charco de sangre cubría el suelo, justo debajo de él oscureciendo las blanquecinas baldosas.

Demasiada sangre.

La mera idea de imaginárselo herido la hizo desfallecer. Verónica sacó fuerzas, se levantó y corrió hacia él, chillando ese nombre que por siempre iba a estar en sus labios, mientras veía de soslayo como su padre se incorporaba de la cama con rapidez y tumbaba al otro hombre que también iba encapuchado y que se agarraba una pierna sangrante. El segundo hombre había caído al suelo por el puñetazo de su padre, pero se puso de nuevo de pie en cuestión de segundos. Su padre forcejeó con él y con el arma que aún sostenía en su mano.

Era como si el tiempo transcurriese dos veces más deprisa en aquella estancia. Por el rabillo del ojo vio como su padre y aquel hombre comenzaban a pelear. Violeta chilló y agarró con fuerza a Verónica tratando de protegerla pero interponiéndose entre ella y su camino a David. Verónica se quedó patidifusa en el sitio, intentando zafarse de su madre y sin saber bien que hacer. Aquella situación lograba sobrepasarla. Era como estar en una maldita pesadilla. Observó asustada como el otro hombre era mucho mas rápido que David, quién aún estaba en el suelo, como si no pudiese moverse.

El hombre completamente cubierto de negro le propinaba golpes a diestro y siniestro sin que David pudiese apenas defenderse, pero era como si no tuviesen la suficiente fuerza para hacerle el daño que deberían. Era como si el otro atacante estuviese perdiendo fuerzas. Verónica comenzó a gritar de nuevo el nombre de David, pero este seguía sin responderle cuando lo vio agarrando por fin una de las manos de su atacante. Hacía unos segundos se había propinado tal golpe en la cabeza que había estado demasiado mareado para poder moverse. Aún todo le daba vueltas cuando había escuchado la voz de Verónica.

Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora