Al rededor de las 5 de la tarde me introduje a la regadera para darme un baño y salir de casa.

Oliver me había invitado nuevamente a salir, al principio estaba dudosa en aceptar o no, pero como no quería estar mucho tiempo con mi hermano, decidí que lo mejor sería sacar un poco el coraje y como la cita era en el gimnasio, pues que mejor que sacar todo lo que traía dentro con ejercicio y el saco de box.

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—¡Damon llegue! —anuncie gritando al ingresar por la puerta—. Damon ¿por qué hay...? —pero no puede concluir al ver salir a Jenna—. ¡Ah! Hola Jenna.

—Hola Ana —sonrió—. No...

—Hola —salió Damon de no sé exactamente dónde interrumpiendo a Jenna—. Ve a cambiarte que hay visitas —mencionó como todo un hermano adorable. Lo mire sin comprender que pasaba en mi casa—. Mejor bañarte porque estas muy sudada. Anda linda, corre —palmeo mi espalda cariñosamente empujándome hacía las escaleras. Avance con el ceño fruncido muy, pero muy confundida.

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Maldita sea, ¿dónde lo había dejado? Buscaba por todos lados, pero nada, juro que lo había dejado aquí

—Oye Damon —llame a mi hermano mientras bajaba las escaleras sin ver al frente, solo miraba los escalones y mis pies descalzos—. ¿No viste mi...?—levante mi vista para poder buscar a mi hermano, pero en lugar de ello guarde silencio abruptamente—. ¿Qué hace él aquí? —Damon me observo con un deje de fastidio.

—Es una cena y no me la podía perder —mencionó seguro y con arrogancia.

—Claro que podías si no estás invitado —mencioné con mis venas bajo mis ojos.

—Es lo mismo que yo dije —mencionó Jenna tras de mi haciendo que mis venas bajo mis ojos desaparecieran.

—Con permiso —paso a un lado mío dándome una sonrisa cínica.

—Lo matare si no se va —le informe a mi hermano entre dientes.

—Créeme yo tampoco quiero que este aquí —acordó él, gire los ojos molesta para cruzarme los brazos—. ¿Qué buscabas? —preguntó.

—¿Qué? —pregunté volviendo mí atención a el presente.

—Me preguntaste por algo —comentó mirándome.

—¡Ah si! —recordé—. Mi cadena.

—En mi habitación —respondió, lo mire sin entender en busca de una explicación—. A Andy le gusto y...

—¿No se la puso o si? —lo mire más que furiosa.

—Bueno —hizo una mueca.

—Si no la matas tú lo haré yo —mencione irritada.

—Ve a ponerte zapatos anda —pidió mi hermano.

Le di la última mirada molesta para irme nuevamente a mi habitación. Camine escaleras arriba pasando primero a colocarme unos zapatos y después mi cadena al cuarto de Damon.

Me di una mirada al espejo por un par de segundos, más que mirarme a mi, miraba mi cadena y todo el significado y recuerdos que ella guardaba.

Una última mirada y salí de la habitación dirigiéndome a la mesa donde supongo ya se encontraban todos.

—Lo siento si llegue... —guarde silencio al ver a Elijah sentado junto a todos en el comedor de la casa—: ...tarde. Buenas noches —mencioné mirándolo directamente—. No sabía que vendría —lo mire y después a Damon con tal enfado.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora