《Capítulo 19》 Mi ángel

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Nathan's POV

Saber que la noticia se había esparcido más rápido de lo que había imaginado me había descolocado mucho todas mis ideas y planes. Sabía que Helena se enteraría muy pronto de toda esta situación de mal gusto y por eso me encontraba conduciendo hacia el hogar dónde solía vivir con Olivia.

Quizás con un poco de suerte y la encontraba.

La verdad era que desde el mismísimo día que tuvimos la pelea, mis noches de insomnio y pesadillas habían vuelto, no tener su cálido cuerpo junto al mío; sólo me hacía sentir el frío qué me dejaba sin ella a mí lado.

Dependía mucho de ella para ser feliz, pero nunca se lo supe demostrar. Mis amigos decían que luchara por ella, que no la dejará ir porqué era mi alma gemela y entre más. Recuerdo que con una sonrisa decía que ella jamás se me escaparía de mis manos, que seríamos eternos por siempre y podríamos enfrentar todos los problemas juntos, al lado de cada uno.

Dios, esa soberbia me hizo perderla. Esa seguridad qué tenía encima al saber qué ella jamás sería capaz de dejarme, qué por su manera de estar enamorada de mí, me haría tenerla siempre en mis brazos.

Pero fallé.

Cuán equivocado estaba al pensar de esa manera tan machista. Recordaba las frases qué muchas veces leí sin darle la importancia necesaria. Hablaban sobre la manera en la que una mujer por muy enamorada qué estuviera, al cansarse de esa relación tan tóxica; podría marcharse para nunca volver.

Qué cierto era.

Le fallé realmente mal y ahora que quiero regresar, por primera vez tengo miedo de perder a alguien que amo de verdad.

Porqué de algo estaba seguro, me enamoré perdidamente de ella, pero ella nunca lo supo. Jamás se enteró de todo lo que sentía por ella, de cada detalle que tenía planeado, de todas las veces que soñé un futuro juntos. De todos los lugares dónde pude haberla hecho mi esposa en un futuro.

Mientras iba conduciendo, preparaba cada palabra qué tenía por decir, cada explicación para poder arreglar lo que sabía qué no estaba perdido. A medida me encontraba cerca del hogar de Olivia; qué me sabía de memoria por cada vez qué la veía a escondidas por esa ventana, mis nervios se disparaban.

Él día estaba gris y triste haciéndome compañía en mi solitario estar.
Pude divisar la casa a la distancia, aceleré un poco más; sintiendo mis manos sudar aún más.

Me bajé del automóvil al mismo tiempo qué veía a Olivia bajar las gradas de su casa.

- Vete de aquí Nathan. - Sentenció al verme caminar hacia ella. - ¿Qué no te basta con Samantha? Mira qué yo no soy cómo ella, yo soy una amiga de verdad.

Sus palabras me afectaron, sin embargo, me callé. Lo qué menos quería era enojarla y qué no me ayudara.

-  Olivia escúchame, nada de esto es verdad. - Empecé explicando a lo qué Olivia guardó silencio y agradecí internamente. - Samantha siempre se me había insinuado, desde qué las conocí - Esperé su reacción mientras tomaba aire para seguir hablando. - Hace meses logró entrar en mí casa, era uno de los miles de días qué llegaba cansado a mi hogar, y ebrio. – Agaché mi cabeza debido a la vergüenza. – Samantha estaba dentro, al observarla ahí, creí que me daría noticias sobre Helena, mi sorpresa fue cuando se lanzó sobre mí, con un pequeño pañuelo en mano y un horrible olor en él.

- Me drogó, me hizo creer que ese día nos habíamos acostado, que de verdad había sucedido. – Levanté mi cabeza hacia Samantha que me observaba asombrada, dejé caer una lágrima debido a la impotencia que me causaba recordar esto. – Ese bebé que espera no es mío, jamás lo será. – Tomé aire y seguí hablando, me preocupé al observar a Olivia tomar su teléfono en sus manos, creí que no me estaba prestando atención.

- Sigue hablando. – Me dijo, y yo asentí.

- Al principio me descolocó toda la situación, fui un idiota al creerle, decidí hacerme cargo de todo lo referente a ella y al bebé, pero vaya sorpresa me llevé. – Giré mi rostro a otro lado que no fuera ella. – Hace días le escuché hablar por teléfono; era su madre. – Suspiré hondo. – Le decía que no tenía de que preocuparse, pues que sabía que me haría cargo de todo. Están en la quiebra, su madre le dijo que hiciera todo esto para sacarme dinero, el bebé ni siquiera es mío. – Olivia me observaba atenta. – Es de otro chico, no es mío, le escuché decírselo, solo me estaba usando y yo de estúpido caí, me sentía mal conmigo mismo por no ayudarle...

- Pero por Helena jamás te sentiste así eh.

Caminé hacia ella hasta quedar cerca, tenía que ver la verdad que transmitían mis ojos, tenía que creerme.

- Mírame, sé que conoces que no soy una mala persona; sabes que estoy diciendo la verdad. – Tomé sus manos con desesperación, las lágrimas caían con dolor hacia el suelo. – Ayúdame, ayúdame a encontrarla.

Pude observar su rostro, pude notar su dilema entre creerme o no, al final me sorprendió que se lanzara a mis brazos llorando también.

- ¡Lo sabía!, ¡Sabia que la amabas! – Olivia saltó en su lugar y de su suéter sacó un pequeño papel. – Vamos por ella.

Mi corazón dio un vuelco de alegría al saber que me había creído, y sonreí corriendo al auto con ella detrás.

- Sigue esta dirección, ahí está viviendo con su hermana; recién se ha marchado de mi casa y me ha dejado su dirección.

Asentí porque de pronto las palabras no podían salir de mi boca. Los nervios aumentaban a medida aceleraba más, para llegar lo más rápido posible.

- Ya estamos cerca. – Olivia sonrió al decirme esto, yo asentí nuevamente y aceleré aún más.

De repente logré escuchar el sonido de unas llantas rechinando con velocidad, seguido de un fuerte impacto y el golpe en mi cabeza que me hizo detener el auto.

Mi corazón se aceleró y no sabía por qué hasta que levanté nuevamente mi cabeza y logré ver hacia afuera.

- ¡¡¡Helena!!! – Grité con todas mis fuerzas mientras salía del auto con la sangre cayendo de mi rostro, mi corazón latía a mil por hora, latía y dolía.

Nuevas lágrimas cayeron al observar el auto que ella venía conduciendo había chocado con el mío. La rabia inundó mi cuerpo y llegué hacia donde ella, su cuerpo estaba inerte y bañado en sangre con vidrios esparcidos en su hermoso rostro.

La saqué con cuidado del auto, y todo mi mundo se cayó en mil pedazos al igual que cada fragmento del auto donde iba el único y realmente amor de mi vida.

- Llegaste muy tarde... - Me dije a mi mismo mientras lloraba sin control en el suelo con su cuerpo en mis manos. 

Amor de estrella fugaz (Fanfic de Nathan Sykes) ©Where stories live. Discover now