《Capítulo 11》Cobrando por adelantado

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Al día siguiente había prometido ir a buscar a Lisa a su instituto, esperaría al finalizar clases para poder comentarle que se encontraba bien, y ya tenía donde vivir.

Tomó su mochila y salió de la habitación para marcharse a la universidad, sentía extraño salir de una habitación que no fuera la suya, sentía extraño bajar y no ver a su madre cocinar.

- Ven, aquí está tu desayuno. – La madre de Olivia le sonreía con ternura, estirándole un plato con panqueques encima.

Sonrió incomoda, sintiéndose un estorbo.

- Muchas gracias, lamento esto. – Helena se acercó para tomar el plato, pero el plato fue depositado encima de la mesa abruptamente.

Ella se sorprendió al sentir sus brazos alrededor de su diminuto cuerpo, la madre de Olivia le estaba abrazando con ternura.

- Jamás serás un estorbo para mí. – Helena sonrió encantada, un pinchazo en su corazón basto para recordarle a su madre.

Dolía como mil demonios, recordarle. Quería saber cómo se encontraba, si se arrepentía de lo sucedido, quería saber de su madre.

- Todo estará bien. – prometió y Helena sonrió ante ello.

El licenciado no dejaba de explicar sobre el tema, su cabeza daba vueltas. Y solo le apetecía comer algo. Su estómago rugía.

- Y eso es todo chicos, pueden salir. – Helena tomó sus cosas y fue la primera en salir.

Se dirigió hasta la cafetería, revisó la hora en su celular y marcaban las doce con dieciséis minutos, a la una con cuarenta minutos su hermana salía de clases.

Tenía tiempo suficiente para comer tranquila.

- ¡Helena! – Una voz se escuchó a su espalda, se giró lentamente hacia ella, era Nathan. - ¿Quieres ir a comer conmigo?

Ella recordó las palabras de su madre, "no es bueno para ti", pero decidió aceptar. Se arriesgaría, ya la decisión estaba tomada.

- Claro. – contestó tomando la mano que le ofrecía, y salieron de la cafetería rumbo al estacionamiento donde tenía su auto.

Nathan no le había soltado la mano en ningún momento, las miradas ya caían sobre ellos. Pero poco o nada les importó a ambos.

- Debo estar de regreso rápido, debo ir a ver a mi hermana. – Helena había hablado al estar dentro del auto.

Nathan se giró extrañado ante eso, arrancó su auto y decidió preguntarle.

- ¿Pero acaso no la viste esta mañana? De todas formas, viven juntas.

Helena se tensó en su asiento, no quería mencionarle nada de lo ocurrido, no quería preocuparle y mucho menos tener su lástima.

- Se ha despertado temprano, no he podido alcanzar a hablar con ella. – Mintió de la mejor manera, sintiéndose nerviosa.

El chico se giró a verle, sabía que mentía y quería saber por qué. Lo averiguaría.

- Puedo llevarte a ella después. – Contestó mientras se alejaban de la universidad.

Ella asintió nerviosa, debía impedir que su hermana dijera algo al respecto de lo sucedido. Pero decidió relajarse y comer en paz.

De repente recordó la petición que semanas atrás le había dicho su hermana, se preguntó si todavía seguía en pie ese baile.

- Nathan, ¿podrías ayudarme con algo? – Ella preguntó mientras se giraba a verle. Él le regresó la mirada un segundo.

- Claro. – Contestó a la expectativa.

Ella tomó aire y le comentó brevemente mientras entraban a una pizzería.

- Lisa tenía un baile pendiente, necesitaba conseguir un grupo para que cantara en vivo y yo me preguntaba si... - Quiso terminar la oración, pero Nathan le interrumpió.

- Claro que podríamos ir. – Dijo riéndose un poco al ver su rostro desencajado, ella no podía creer que fuera tan fácil. – Pero te costará algo...

Helena se sintió estúpida, si hablaba de dinero, no tenía de donde sacarlo, y es que se había olvidado de ese detalle. Obviamente tendría que pagar una buena fortuna por un concierto privado.

- No tengo dinero. – Contestó Helena.

- Un beso. – Contestó Nathan.

Hablaron al mismo tiempo, mientras Nathan estallaba en carcajadas, Helena se sonrojaba mientras se unía a su risa.

- ¿Es enserio?, ¿solo eso? – preguntó mientras se dirigía a pedir la pizza, él se acercó por detrás poniendo su rostro sobre su hombro.

- ¿Te parece poco? – Dijo riéndose mientras se alejaba de ella para poder pagar la pizza. – Para mí, lo es todo.

Besó su mejilla sonoramente mientras se acercaba a traer la pizza y así poder salir de ahí rumbo al instituto.

Helena sonrió asombrada de su actitud, tan natural, sin miedo a ser visto por los paparazis. Pero un así, le siguió hasta llegar a su auto, él le había esperado en la entrada.

- ¿Quieres comerla aquí dentro o esperamos a Lisa? – Preguntó mientras dejaba la pizza en el interior del auto. Y se acercaba a ella.

El lugar se encontraba con otros autos más, pero no se veía a nadie más, Nathan se aprovechó de la situación.

Se acercó a ella lentamente, escuchando sus palabras.

- Comamos, yo le dejare una rebanada a ella. – Dijo de manera inocente, sin ser consciente que Nathan se acercaba a ella con intenciones de reclamar su paga.

- Está bien. – Contesto tomándole por la cintura suavemente pegándola a en el suave movimiento. Sonrio al notar como Helena temblaba en sus brazos.

- ¿Qué haces? – Preguntó con su voz temblorosa, dejando sus manos en sus antebrazos, su espalda se pegó a la puerta del auto, su corazón latió desembocado.

- Cobrando por adelantado. – Contestó y la besó.

Por segunda vez, Helena abrió sus ojos sorprendida ante el arrebato, pero gustosa de ello.

Pasó sus manos detrás de su cuello, acercándole más a ella, mientras movía sus labios de manera tímida. El beso era lento, sin prisas y con toda la calma del mundo. Nathan bajó sus manos a su espalda baja, pasando sus manos detrás juntándolas en una sola detrás de ella.

- ¿Quieres ser mi novia? – Preguntó alejándose un poco de ella para poder hablarle, mantenía sus ojos cerrados.

Helena los mantenía abiertos con sorpresa en ellos, pero contestó abrazándole con entusiasmo.

- Si. 

Amor de estrella fugaz (Fanfic de Nathan Sykes) ©Where stories live. Discover now