《Capítulo 8》Incógnitas

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Sus labios se unieron por primera vez creando una atmósfera llena de chispas invisibles, sus corazones latían desenfrenados y los nervios carcomían todo su ser.

Se dice qué los besos marcan grandes cosas y expresan muchos sentimientos, definitivamente ahora Helena lo sabía. Y lo estaba sintiendo.

Nathan tomó sus mejillas acercándola más a él mientras movía sus labios sobre los de ella en un beso apasionado, tratando de hacerle saber cuánto había deseado este momento desde el día en que la la vio cruzar esa puerta, desde qué le saludó sin saber quién era.

Helena tomó su cuello acercándole aún más si era posible, movían sus labios en el beso más perfecto y vibrante que alguna vez hayan dado.

La respiración faltó en sus pulmones y sólo así se alejó de ella, mordiendo su labio en él proceso antes de retirarse lejos de ella.

Y su corazón habló.

- Me gustas mucho Helena. - Nathan se separó un poco; todavía con sus ojos cerrados, dejando pequeños besos sobre sus labios. - ¿Te arriesgarías a tener una relación conmigo? - Preguntó.

Ella, qué había estado nerviosa durante el beso ahora su corazón latía con fuerza en su pecho, cada latido lo sentía en lo más profundo de todo su ser. Varias preguntas cayeron sobre sus hombros, sabía que era demasiado rápido.

Pero aun así decidió lanzarse, el tiempo estaba sobre valorado. No era el tiempo que determinaba los sentimientos de alguien hacia la otra persona, sin duda alguna era la conexión que se creó desde el principio.

No era el tiempo, era la conexión.

- ¿Te arriesgarías tú conmigo? - Posó su frente sobre la de él, mientras posaba sus manos sobre su pecho.

Los problemas chocaron a su mente como un automóvil sin frenos cayendo en un acantilado. Estaba jugando con fuego, lo sabía por las diferencias qué había entre ella y él.

Tuvo miedo, claro que sí, tener a alguien con él calibre qué él era, una superestrella en pleno apogeo de fama. Pero, así como las dudas llegaron, así se esfumaron, dejándole pase libre a las punzadas de su corazón.

- No eres un ligue más, no eres una más en mi lista, así como dice la prensa. - Nathan suspiró irritado. - Quiero qué me veas cómo un chico normal, con una vida común y corriente. Porqué eso es lo que soy Helena, me gustaste desde el primer día que te vi, permítete conocerme, hazlo y una vez lo hagas, será tu decisión si te quedas o te vas...

Nathan le observó detenidamente a sus ojos, quería hacerle saber qué estaba hablando con completa sinceridad.

- Dame una oportunidad, prometo quererte hasta dónde tú me lo permitas. - Helena sonrió encantada con sus palabras y asintió. - Prometo no volver a atropellarte por ir viendo las noticias sobre ti y de mí. - Ambos rieron. - Ya que esa fue la razón por la cuál iba distraído...

Ambos rieron aún más, olvidando todo mientras se unían nuevamente en otro beso que cerraba el pequeño pacto, la pequeña promesa a la que habían decidido arriesgarse.

La noche había caído y Helena ya se encontraba en su habitación, pensando en todo lo sucedido él día de hoy. Los besos de Nathan le habían hecho sentirse viva, completa y feliz.

Como jamás se había sentido alguna vez.

Cosa qué se notó en todo el trayecto hacía su casa, él cantaba suavemente mientas sonreía al saber que ella le observaba fijamente. Y así se despidió de él, prometiendo verse al día siguiente.

Su madre; quién se había alarmado al verla en ese estado, con su pierna cubierta por una venda, y cojeando al caminar, le había interrogado por explicaciones.

Amor de estrella fugaz (Fanfic de Nathan Sykes) ©Where stories live. Discover now