Tres Vueltas De Arena

02.- Hogwarts y Agnes

Espero por espacio de un par de horas y repitió la acción, ahora vistiendo como un anciano, de nueva cuenta un mendigo y esta vez lo recibió una copia al carbón de Voldemort joven, pero sin los ojos rojos, debía ser Thomas Ryddle, el abuelo de Voldemort.

Igual que con la mujer, pidió algo de comer y ahora fue regañado y obligado a soportar un discurso donde el hombre le decía que mejor se buscara un trabajo y dejara de molestar a la gente decente, para luego ver la puerta cerrarse violentamente frente a él. Este matrimonio le recordó rápidamente a los Dursley.

Luego de eso, Harry camino hacia el bosque y ahí desvaneció su disfraz y espero. Todavía tenía que ver al joven Tom Ryddle, que sería el padre de Voldemort. Entre más información tuviera, mejor sabría qué hacer para evitar ese filtro de amor, que fue la causa de que Voldemort fuera incapaz de sentir amor. Por qué Harry creía que de haber podido sentir amor, Voldemort jamás habría existido, sino solo Tom Ryddle Jr.

De lo que observó Harry, luego de haberles robado comida a los Ryddle sin ningún remordimiento, y mientras comía esa misma comida, entendió que los Ryddle eran mucho como los Dursley excepto que ellos si tenían dinero que respaldara esa actitud. Eran casi como los Malfoy, solo que, sin magia, creídos, sobrados de sí mismos, altaneros, engreídos y egoístas, pero se amaban mucho entre ellos, aunque veían a los demás como si no merecieran respirar el mismo aire que ellos.

Con la conclusión de que los Ryddle eran como los Malfoy, Harry supo que tenía que hacer para que el joven Ryddle se casará con Merope por propia voluntad.

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Merope estaba buscando unos hongos en la maleza del bosque, ya que su padre no tenía dinero ni para comprar lo básico, así que mucho de lo que comían provenía del bosque. Estaba entretenida buscando los hongos cuando escucho un ruido de pasos. Cuando se levantó vio a un hombre de cabello negro largo hasta los hombros, algo revuelto, amarrado en una coleta y con los ojos más verdes que hubiera visto en su vida.

—Hola Merope, ¿Qué haces? —.

Asustada, Merope retrocedió mientras se preguntaba como aquel extraño sabía su nombre.

>> No te asustes Merope, he venido a ayudarte. Soy un mago al igual que tú, y tengo una misión, tu vida debe cambiar, ya que tú eres importante para el futuro. Te ofrezco liberarte de tu familia, pero deberás confiar ciegamente en mí. Puedo hacer que tu hermano y padre olviden que alguna vez exististe y que tengas la oportunidad de tener otro tipo de vida. No me digas nada ahora, piénsalo y si has decidido aceptar mi oferta, te espero a la medianoche frente a tu casa, estaré ahí—.

El extraño hombre se fue sin decir más y dejo a Merope sumida en la cavilación de si aquel mago sería la oportunidad que le había vaticinado la anciana gitana.

Todo el día pensó y pensó, su vida ya era muy miserable, y aunque la desconfianza era mucha, quizás sería su única forma de escapar de su familia, aunque viéndolo objetivamente, también podía ser que el extraño del bosque la matara o algo así. En cualquier caso, no podía ser peor que lo que ya vivía. Con eso en mente, tomó su decisión, confiaría en aquel extraño hombre.

Cuando dieron las 12 de la noche, Merope solo había decidió algo más, no dejaría las joyas de su familia en manos de su padre y hermano, así que con cuidado retiró el anillo de la mano de su padre y tomando su guardapelo y las escasas pertenencias que poseía, abandonó su hogar.

El extraño ya estaba ahí.

—Me alegra que decidieras venir Merope, hay mucho que hacer—.

—¿Cómo te llamas? —.