Paparazzi » Harry Styles (COMPLETA)

Capítulo 39

Al estar en los brazos de mamá y papá, toda la pena que sentía por lo sucedido con Harry pasó a segundo plano, aunque yo sabia bien que el era la razón de que yo estuviera abrazando a mis padres en ese momento. A pesarde que

Sentí que el agujero en mi pecho se llenaba de a poco, aunque estaba segura de que nunca se llenaría por completo; siempre quedaría un pequeño espacio de mi corazón vacío.

—No voy a regresar nunca más —dije a mis padres cuando me tomaba el quinto té del día. Ellos habían estado interrogándome por horas, preguntándome todas las cosas que había hecho durante todos estos años. Pensé en contarles absolutamente todo, si bien siempre había tenido confianza con mis padres, habían pasado tantos años después que me sentía reacia a comunicarme con ellos, así que decidí omitir la mayoría de las cosas, incluyendo a Harry. Pensé que tal vez mas adelante se los contaría, si todo salía bien.

—Siento tanto que no funcionara para ti, querida.

—Yo no lo siento —dijo mi padre—. Nunca hubieras vuelto a casa de no ser porque fallaste.

— ¡Robert!

—Esta bien, mamá —la tranquilicé—. Papá tiene razón.

—Es que fuimos tan duros contigo en el pasado, Madison. Nunca te preguntamos que era lo que querías y cuando nos lo dijiste reaccionamos tan mal. Te obligamos a entrar a estudiar leyes cuando tu único sueño era cantar. Tal vez si te hubiéramos apoyado nada de esto habría pasado.

Mi corazón dio un vuelco con fuerza. Mamá lo comprendía y si ella lo hacia, entonces también papá. Yo cometí un error, pero también lo hicieron ellos. No era completamente mi culpa y lo único que hubiera deseado en ese momento era que ellos se hubieran dado cuenta de eso antes.

—Eso no importa ahora, Bianca —papá dijo, su tono era duro—. Lo único que importa es que nuestra hija volvió a casa.

—Caleb estará tan contento de verte —mamá dijo y mis ganas de ver a Caleb se hicieron incontrolables. Si había extrañado demasiado a mis padres y a mis amigos, pero mi hermano era como mi otra mitad, era otro tipo de ausencia.

—Eso no lo creo —oí una voz detrás de mi. Mi corazón comenzó a palpitar rápidamente.

Me giré y vi al lado de la puerta a mi hermano Caleb parado observándome. Sus ojos estaban llenos de lagrimas.

Dios. Como lo había extrañado.

Estaba tan diferente a como lo recordaba. Ya no era un adolescente de diecisiete años, era un hombre.

Me levanté y caminé hacia él.

— ¡Ni siquiera creas que vas a acercarte a mi! —gritó alejándose.

— ¡Caleb! —exclamaron mamá y papá al unísono.

Yo no comprendía nada. No entendía por qué mi hermano mellizo, al que tanto amaba y extrañaba estaba gritándome que me alejara. Di unos pasos hacia atrás, temerosa de sus ojos cargados de ira.

—Quiero que se vaya de mi casa —dijo.

—Caleb, yo...

— ¿Por qué volviste? ¿Por qué después de tanto tiempo?

—Porque yo los extrañaba...

— ¿Y te tomó tres años darte cuenta de eso? ¡Eres una maldita mentirosa!

—Caleb, es suficiente —papá dijo.

— ¡Es una mentirosa! —siguió gritando—. ¡Te llamamos durante todo un año!