Capítulo 22

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— ¿Dónde estabas Madison? —me preguntó Liam exaltado en cuanto abrió la puerta de mi departamento y me vio sentada en el sillón medio muerta. Vi como sus hombros tensos se relajaban un poco al verme. Quise creer que no había sido su intención perderme—. Te he buscado por todas partes.

No respondí, estaba demasiado agotada como para pelear con Liam en ese momento. Sentía que si le contaba lo que me había sucedido horas antes no podría parar de reprocharle que me hubiese dejado sola.
Mi cabeza de no dejaba de latir y mi mundo de girar. Mi estómago ardía y aún sentía náuseas y el sabor putrefacto del vómito en mi boca.

—Madison, estoy hablándote —me tomó fuerte del brazo y yo chillé. Liam estaba enojado y eso mas que enojarme me asustó. El alcohol me había puesto demasiado sensible.

— ¿Qué diablos le estás haciendo? —gritó Harry cuando apareció por la puerta de la cocina y vio a Liam agarrando mi brazo. Los ojos del castaño se abrieron a tope al ver que Harry traía una pequeña bandeja que supuse por el aroma, contenía café. Dejó la bandeja en la mesita frente a mi y Liam me soltó. Delineé con mis dedos donde mi extremidad había sido oprimida.

— ¿Qué estás haciendo tu aquí, Harry? —le gritó Liam y unas enormes ganas de gritarle que se callara me invadieron, pero no fui capaz de decir nada.

—Lo que tu no fuiste capaz de hacer —escupió el rizado—. ¿Dónde estabas cuando ella te necesitaba? —me señaló—. Se supone que tienes que cuidar de ella, Liam, no abamdoanrla a su suerte cuando sabes que toda la ciudad está tras de ella.

— ¿De qué  hablas? ¿Que le pasó? —preguntó preocupado y como si yo no existiera o pudiera contestar. Sólo veía la discusión desde el sillón sin ganas de protestar. Me sentía humillada y por sobre todo, avergonzada.

— ¡¿Dónde estabas?! —gritó Harry. Estaba perdiendo la paciencia.

— ¡Estaba allí, buscándola! —respondió Liam gritando aún más fuerte.

Harry negó con la cabezay rió sin humor. —Han pasado años, pero todavía puedo reconocer cuando mientes, Liam.

No dije nada. Oía su conversación como si estuviese bajo el agua. Aún estaba en shock y la agresividad de Liam no ayudaba a que me sintiera mejor. Estaba temblando cuando él se arrodilló frente a mi y tomó mi mano pero yo sólo lo alejé. Me miró dolido pero no insistió. Pude ver que se sentía culpable por haberme dejado.

— ¿Qué pasó? —me preguntó pero yo no respondí. No quería responder.

—Salió a buscarte y unos paparazzis la rodearon —respondió Harry por mi—. No podía librarse de ellos, estaban acosándola.

Liam me miró, como esperando una confirmación de si lo que Harry estaba diciendo era verdad, pero yo sólo me estremecí al recordar a esos imbéciles ahogándome y tocándome sin que yo se los permitiese.

— ¿Cómo se que tu no planeaste esto? —preguntó Liam dirigiéndose a Harry. Se levantó y se acercó peligrosamente a el.

—Sabes que no lo hice —se defendió deteniéndole en seco.

—En realidad no lo sé —contraatacó—. No eres la misma persona que conocí hace años.

—Tu tampoco lo eres.

Liam tragó saliva y vi que no tenía argumentos para defenderse. Estaba segura de que yo tampoco los tendría, porque no quedaba ni el rastro de la persona buena e inocente que era algunos años atrás. Me miró nuevamente y volvió a caer sobre sus rodillas para hablarme.

— ¿Estás bien? —me preguntó.

—Quiero ir a casa —balbuceé sin pensar.

—Estás en casa —me dijo, pero sólo yo sabía que no me refería a eso. Quería a mamá, a papá y a Caleb.

—Será mejor que me vaya —habló Harry y le hizo una señal a Liam para que viera la bandeja que había dejado sobre mi mesa de centro minutos atrás—. Dale el café, está helada.

Harry caminó hasta la puerta y yo no tuve el valor de pedirle que se quedara. Sentía vergüenza de haberle gritado esas cosas horribles y que a pesar de eso el me hubiese salvado de todas maneras. Me arrepentía de ser una maldita pesada con el, pero sabía que nunca podría dejar mi orgullo atrás para decírselo. Tomó su mochila de el sillón pequeño, se la puso a cuestas y caminó hacia la salida de mi habitación.

—Harry —habló Liam antes de que atravesara la puerta—. Gracias por traerla de vuelta.

—Tu no tienes que dar las gracias, Liam —dijo regalándome una de sus tristes miradas. El estaba esperando que yo le diera las gracias, pero hacía años que yo no decía esa palabra con verdadera gratitud.

Algo dentro de mi se removió cuando lo vi salir. Traté de pensar que no era la culpa, pero era evidente que eso era lo que me me estaba carcomiendo por dentro, aún borracha. Harry me había salvado y yo tenía una demanda en su contra por una tonta mentira que había dicho sin ni siquiera habernos conocido. Sinceramente hubiese preferido que no hubiera vuelto por mi, así no me sentiría tan mal como lo hacía ahora.

Me levanté rápido y un fuerte mareo me golpeó. Me tambaleé y Liam trató de afirmarme pero yo aparté su mano. — ¿Dónde estabas? —pregunté al borde de las lágrimas.

—Lo siento —dijo pasando sus manos por su pelo revolviéndolo—. Tuve que salir a contestar una llamada.

—No quiero que vuelva a pasar —hablé, o más bien ordené. Después de todo Liam no era más que un simple empleado y decidí comenzar a tratarlo como tal. Si él no me quería cerca, lo aceptaría. Era una buena decisión para una borracha llorona. Esperaba recordarla al día siguiente.

Caminé hasta mi cuarto y cerré la puerta sin decir adiós.
Por un momento quise ser como Harry. Tener esa capacidad de saber cuando Liam mentía o decía la verdad, pero sentí que el nunca me dejaría conocerlo lo suficiente para llegar hasta ese punto de su confianza y eso apoyó aún más mi decisión de dejarlo estar.

Me despojé de mi hermoso vestido y las náuseas volvieron a mi al oler el putrefacto olor del vómito que había caído en el. Corrí al baño y justo cuando abrí la tapa, mi cuerpo convulsionó y sentí el vómito desde mi estómago hasta mi boca.
No había comido una buena comida en días y lo único que salía de mi boca luego de tres arcadas más era una cosa verde y amarga que sabía muy bien que era bilis.

Y justo en ese momento, sola y abrazada al asqueroso wc, volví a pensar en mi familia y lo mucho que los extrañaba.

Imaginé que si mamá hubiese estado allí, hubiera tomado mi pelo hacia atrás tal como en mi primera borrachera. Luego llegaría obligándome a tomar agua y rato después con una sopa de pollo bastante mala, ya que su fuerte no era cocinar.

A la mañana siguiente papá me regalaría por beber alcohol sin ser mayor de edad, pero luego se reiría de mi cara por tener una resaca y me contaría que las suyas eran aún peor cuando era más joven.

Y Caleb... El sólo se quedaría recostado junto a mi y besaría mi frente para que el dolor  pasara como cuando éramos niños y uno de nosotros se lastimaba.

Me quedé ahí casi toda la noche vomitando sólo el líquido verde de asqueroso sabor, con un calambre enorme en mi estómago y pensando en como fui tan idiota para dejarlos ir.

Y esa noche, soñé que volvía a casa...

***
Holaaa. Matenme.

Se que prometí capítulo pero como siempre las engañé u.u no tengo una buena excusa, sólo soy ultra floja.

Espero que les guste el capítulo aunque sea bien pinche fome gjgjh.

Igual me dio penita Madison porque se rindió con Liam, pero la odio por tratar mal a Harreh. O sea bitch el no lo merece.

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