Paparazzi » Harry Styles (COMPLETA)

Capítulo 16

Take a piece of my heart

And make it all your own

So when we are apart

You'll never be alone

You'll never be alone

Canté aferrada a la lata de helado de chocolate que había encargado a servicio al cuarto. Shawn hacía que mi corazón se oprimiera y se rompiera en mil pedazos mientras que su voz me consolaba y me hacía sentir un poco menos miserable.

Cerré los ojos disfrutando de mi helado y de la buena música que interpretaba uno de mis más grandes amores platónicos. Juré que si algún día tenía la oportunidad de que estuviese en la misma ciudad que yo iría a uno de sus conciertos sin dudarlo.

La canción terminó y justo cuando iba a comenzar Kid In Love escuché que la puerta sonaba. Me quejé sonoramente. Si era Harry debería darse por muerto por interrumpir mi momento de depresión controlado.

Dejé mi helado a un lado alejado de Bugs que últimamente arrasaba con todo a su paso: papeles, cartones de cereal y hasta los pobres cordones de mis Converses habían sido víctimas de sus grandes incisivos.

—Voy a matarte, Harry Styles —dije para luego girar el pomo. Pero la mata de rulos que esperaba ver tras la puerta no estaba allí.

— ¿Qué haces aquí, Emma? —pregunté exaltada. Su nombre parecía veneno en mi lengua e incluso cuando lo pronunciaba en mi mente sonaba tan agrio como en voz alta.

Ella entró haciéndome a un lado. — ¿En serio creíste que me iba a ir así simplemente? Estás muy equivocada.

— ¿Qué quieres?

—Vengo a aclarar las cosas. ¿Eso es helado? —preguntó mirando el bote casi vacío que estaba en mi sala.

— ¿Te importa? —escupí.

—Debería importarte a ti —respondió fanfarrona—. Veo que toda esa grasa se esparció entre tus muslos y tu trasero. ¡Mirate! La última vez que te vi tenías una cintura.

Oh no. Todo el helado que había comido últimamente subió por mi garganta en cuestión de de segundos. Las palabras de Emma calaron a fondo dentro de mi, pero tragué con fuerza el nudo de mi garganta, tratando de ser fuerte y armarme de valor para contestarle.

— ¿No viniste a sólo a decirme que estoy gorda verdad? —fue lo único que se me ocurrió decir.

—No —respondió con ese tono petulante que odiaba de ella—. Creí que ya lo sabías.

—Déjate de juegos, Emma. Dime lo que quieras decirme o tendré que llamar a seguridad.

Pude haber pedido auxilio en ese mismo instante, pero una parte de mi quería saber qué era lo que ella tenía que decirme. Sólo esperaba una disculpa de su parte y quería oírla.

—Quiero volver a ser tu mánager.

Contuve el aliento. Esto debía ser una broma.

— ¿Estás loca? —grité—. Nunca en la vida volverás a manipularme a tu antojo. Tu puesto ya está ocupado.

—Yo soy la mejor persona para  manejar tu vida y lo sabes —pronunció—, tienes claro que Liam no hace bien su trabajo teniéndote aquí encerrada y engordando en vez de estar afuera ganando dinero.

—No pretendo hacer dinero cada segundo de mi vida, Emma.

—Si lo haces. Eres superficial, frívola y caprichosa. Liam no sabe tratar contigo.