27. Perdida

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Tras dejar mi transporte, comencé a caminar, sintiendo a mi alrededor la brisa del viento y observando la naturaleza que cubría el sitio, este que conocía tan bien al haber pasado demasiado tiempo aquí. A decir verdad, estaba haciendo un poco de frío, y por tanto, abracé mi cuerpo, pero sin tener éxito alguno en generarme un poco de calor.

Los ojos me ardían, y aún seguía sollozando. Las lágrimas parecía que no habían terminado de salir, pero de momento se hallaban en pausa. En toda la noche y parte de la mañana no pude calmarme ni dejar de pensar en todo con un inmenso dolor en el pecho.

Mientras más me alejaba del Complejo, me sentía peor, en especial, no dejaba de pensar en las últimas miradas que Steve me dirigió, pero en este momento yo no estaba segura de nada, y de cierta manera, con doble moral o no, lo más saludable parecía ser alejarme de ahí, y dejar que todos, en especial Steve, vivieran sin mí.

Tenían cierto grado de razón al decir que yo no tenía derecho de reclamarles por mentiras, sí, pero de todas maneras, no cambiaban mis sentimientos encontrados, más por la cercanía que todos tuvimos los últimos meses.

Ahora simplemente no podía pensar con claridad.

Seguí caminando, hasta llegar al garaje de la casa en medio del campo.

Estuve por tocar la puerta, pero me detuve al sentir que mi corazón latía a mil, pues pensé que iba a importunarlos, pero me sentía perdida y de cierta manera, este era el único lugar en el que podría refugiarme, como desde hace ya tiempo lo había hecho.

Ellos me dijeron que siempre serían mi familia y prácticamente serían las únicas personas en las que podría confiar en un momento así.

Me atreví a tocar la puerta y esperé, mirando al suelo y sintiendo un vacío que jamás pensé que podría ser tan enorme, un vacío que era debido a Steve y por decidirme a alejarme de él.

¿Mi ausencia le dolería?

¿Me extrañaría en algún momento?

¿Por qué pensaba en esto cuando solo quería olvidar? Bien o mal, era probable que Steve me olvidaría sin tardanzas, pues ¿Qué tan especial debí ser yo en su vida?

Probablemente nada... pues de haberlo sido, le hubiese interesado como para no atreverse a mentirme y como para apoyarme en un momento así.

Mientras tenía este doloroso pensamiento por fin la puerta se abrió, y me atreví a levantar la mirada poco a poco, encontrándome con la confundida mirada de mi hermano de otra sangre.

— ¿Sophie? ¿Qué...? —no lo dejé terminar de hablar pues me lancé a sus brazos para volver a llorar.

Clint me recibió entre sus brazos aún en confusión y solamente me acarició la cabeza, sin hacer ninguna pregunta de momento, únicamente consolándome a su manera, aunque probablemente no sabía lo que ocurría, o eso esperaba yo...

—Ya... ya... ¿Qué sucede Sophie?...—me preguntó con preocupación.

— ¡Soy tan tonta! —le dije.

—No... claro que no, pequeña... tranquila... ven, entra...

Lo miré mientras intentaba con todas mis fuerzas respirar con tranquilidad, y él me abrazó la cintura para que entrara con él a la casa, casi igual a como lo hizo hace cuatro años cuando después de rescatarme entró por la misma puerta conmigo en brazos.

Hace meses que no estaba aquí, pero extrañaba esta casa que siempre fue un refugio para mí en los peores momentos; aquí podía llorar y hallar el consuelo que necesitaba.

Collision [•Steve Rogers•]  (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now