12. ¿Sientes lo Mismo?

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Los domingos eran determinados como días de descanso, no lo decía yo, lo decía la biblia, y ¿Quién era yo para cuestionar la palabra del Señor? Ok... creo que me escuché demasiado extraña... lo lamento, mi lado perezoso fue el que habló por mí. Como sea, no era la excepción para nosotros en cuanto a entrenamientos y cosas así, los domingos eran nuestros días libres, al menos hasta ahora había sido de esta manera.

¿Les soy honesta? Me parecía bastante extraño que el mundo se encontrara en estado pacífico desde Sokovia, pero de momento me parecía bastante agradable.

Me levanté de la cama para meditar un poco con yoga, la cual desde que llegué a vivir aquí, era la única costumbre que aún conservaba. Medité sobre mí misma, sobre mis reflexiones de ayer e intenté hallar una armonía entre todo esto. Hoy vería a Madrina Peggy, pero por primera vez en cuatro años, no llegaría sola, sino que Steve Rogers me acompañaba, y yo ya no tenía que esconderme tras un nombre falso al estar junto a él; era la primera vez en un año que Peggy me vería llegar junto con el hombre que ella tanto quiso, y no sabía lo que diría al vernos llegar a los dos, pero estaba segura de que se alegraría porque yo había tomado la decisión de seguir adelante y dejar de ocultarme.

Estaba un poco nerviosa por verla a decir verdad, y era por todo este rollo que me traía con mis sentimientos hacia el hombre que ella adoraba y a quien en su tiempo amó. Sabía que estaría mal, pero no quería decirle que millones de sensaciones me invadían al estar al lado del hombre cuyas historias me sabía de memoria gracias a ella. Madrina Peggy era como mi segunda madre y no soportaría que se enojase conmigo por sentir lo que sentía por Steve.

Inhalé y exhalé profundamente para después pronunciar la palabra con la que finalizaba cada sesión de yoga.

Me reincorporé y tendí mi cama solo para después salir en pijama de mi habitación para ir a la cocina por algo que desayunar.

En el comedor se encontraban Natasha y Wanda, a ninguna de ellas les extrañó verme en pijama ya que sabían que siempre salía así para desayunar algo los domingos.

—Buenos días—les dije.

—Hola Sophie—saludó Wanda sonriéndome.

Me preparé un tazón de frutas con yogurt y aparte un café descafeinado, me senté junto a Wanda y no muy lejos de Natasha en el desayunador y comencé a comer.

Natasha tenía su mirada fija en su plato de comida y ocasionalmente mirándome. Pude notar que Wanda ante el silencio también se sintió algo incómoda.

—Oye Tasha... ¿Qué hay sobre Bruce? ¿Fury no ha informado nada aún? —pregunté.

Ella me miró, en sus ojos todavía pude hallar mucha preocupación por el científico.

—No, todavía no hay nada—respondió Natasha—. Oye Wanda dime... ¿Hay alguna cosa que este mal conmigo o por qué será que las personas que quiero deciden alejarse de mí sin decir nada?

Supe de inmediato que al decir aquellas palabras, no solo se refería a Banner, sino que era una dura indirecta para mí, la cual sí tuvo efectos. Wanda al mirarnos a ambas se limitó a negar con la cabeza sin desear responder.

—No hay nada malo contigo, Natasha—me atreví a responderle—. Solamente a veces deberías ponerte en el lugar de otros. Las personas cometemos errores al estar en momentos vulnerables. Tratamos de protegerte porque te amamos, aunque a veces no lo hacemos de la manera correcta...

Natasha no dijo nada, solamente bajó la mirada y bebió un sorbo de su café.

—He visto como miras a Steve...—dijo cambiando de tema y haciéndome levantar la mirada a mí mientras intentaba hacerme la indiferente—. No me veas así, Sophia, te conozco y también he visto cómo te mira él...

Collision [•Steve Rogers•]  (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now