23. Desconfianzas

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No me parecía justo, y esto era absolutamente nada profesional por parte de ellos. Si de algo estaba segura, era que aquí había gato encerrado.

Un silencio incómodo y tenso fue el que escuché a continuación.

Ya hablé con Carter también...—dijo Natasha rompiendo aquel silencio—. Nos ayudará desde aquí.

Fruncí el entrecejo de nuevo, ¿Inclusive Sharon ya sabía lo que estaba pasando? Eso sí que era bajo, más cuando Natasha tenía más que nadie presentes las razones de mi adversidad con la rubia.

¿Sharon? —Cuestionó Sam—. No me malentiendas... pero todos sabemos perfectamente que ella y Soph se odian más que nada... y no creo que haya sido una buena idea que la involucraras en esto...

Sí, también lo pensé, pero tenía que enterarse, odio decirlo pero es necesaria...

Más necesaria que yo... mira qué interesante... sí, mi mejor amiga pidiéndole a mi némesis ayuda para ocultarme algo. Aunque... tal vez yo podría sacar ventaja de eso, ya que yo sabía perfectamente cómo hacer que Sharon me dijera lo que pasaba, y si ellos me lo querían ocultar, probablemente ella sería la primera en decírmelo.

Como sea—escuché a Steve— volveré a la cama... si Sophia despierta y no me ve con ella se preocupará...

Al escuchar eso, levanté el rostro, y a pesar de todos los pensamientos que me abrumaron, me apresuré a volver a la habitación antes de que Steve se diese cuenta de que me había salido y había escuchado parte de su nada agradable conversación. Gané un poco más de tiempo cuando Sam y Natasha le dijeron un par de cosas más que tal vez ya no me eran útiles a mí.

Fui cautelosa y discreta al caminar, volteando ocasionalmente para verificar que Steve no viniese cerca, pero aún, no pude dejar atrás las incertidumbres e inconformidades de aquella dichosa reunión secreta.

Cuando llegué a la habitación, volví a la cama y me recosté del lado izquierdo, dándole la espalda al lado donde Steve dormía.

Apreté los puños y me quedé mirando hacia la esquina. Estaba molesta por creer que me trataban como ingenua, y ahora no sabía si era así desde antes de la reunión que tuvieron.

Un par de minutos más tarde, oí que la puerta de la habitación se abría, entonces cerré los ojos fingiendo que estaba dormida. Escuché a Steve quejarse con frustración, pero ni aun así volteé ni abrí los ojos, de cierta forma, no sabía si podría ver a Steve a la cara después de lo poco que oí hace unos minutos.

Momentos después, Steve se recostó en la cama y sentí como me volteaba a ver mientras abrazaba mi cintura; me movió el cabello hacia atrás y besó mi hombro.

No me resistí a sentirlo, por lo mismo de que si ellos no querían que supiera lo que sea que pretendían, les iba a dar lo que querían, o eso les haría creer. Si ellos tenían su propio plan, yo ya estaba ideando el mío: haría que creyeran en mi ignorancia.

A pesar de pretender estar dormida, sentí un nudo en la garganta y algunas lágrimas se alcanzaron a escapar.

Steve dijo que estaba harto, pero ¿Harto de qué? ¿De los problemas que Tevan nos había traído a todos? ¿De mí? Dios... un montón de fantasías dolorosas aparecieron en mi mente, porque de cualquier manera, Steve estaba de acuerdo en ocultarme cosas y eso no era bueno para nuestra relación; sabía que ninguna relación era perfecta, que nada en esta vida lo era por completo, pero las desconfianzas enterraban cualquier relación en el olvido.

Y más porque sin confianza no había amor...

Odiaba pensar en eso... lo odiaba de verdad, pero ahora ya no podía dejar de hacerlo.

Collision [•Steve Rogers•]  (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now