Capítulo 10

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Cap. 10

Peter volvió a ver a James para darle las buenas noticias.

- Nellie quiere verte también y ya estableció hora y día.

- Me alegra tanto. ¿Cuándo será?

- Antes de eso me preocupa que sea en casa de su madre. Hay que buscar otro sitio, si no sospechará.

James estuvo dando vueltas en un mismo sitio.

- ¿Y qué propones?

- El parque Dittington. Ahí podríamos reunirnos y yo la llevaría.

- ¿Y crees que su madre lo permita?

- Por supuesto. Tú llegas aquí y hablan.

- No sé qué haría sin ti, Peter.

- Volverte loco, seguramente- sonrió.- prepárate. En dos días será.

Tras haberle avisado, James no pudo dormir. Sólo pensaba en estar al lado de Nellie.

Estuvo leyendo hasta tarde, pero lo mejor era que escribía para ella una nueva obra.

Jamás pensó que aquella mujer se convirtiera en alguien tan importante en su vida. Era como una princesa encantada que le había traído buena suerte, amor y felicidad. Ahora quería colaborar en hacerla feliz y devolverle la alegría una vez que volviera a caminar.

Hubiera dado la vida misma para lograr que ella pudiera ponerse en pie. Y ahora tenía la gran oportunidad de amarla y de conseguirlo.

Peter era su gran cómplice. Pero era más que eso: era un hermano dispuesto a ayudarlo en todo para que pudiera realizar ese gran sueño de amor que ahora era verdaderamente compartido.

Al fin llegó el día.

Peter fue a buscar a Nellie. La señora lo recibió.

- Nellie está arriba. Se arregló muy hermosa. Pensé que era para Robert.

- Es casi seguro que lo vea- mintió- de hecho, vamos a que la revise y de paso para que vaya realizando algunos ejercicios. Mi esposa quiere ayudar.

- Qué bien- dijo la señora- siendo así, espero que todo salga bien.

Nellie sonrió.

- Ya estoy lista- dijo al fin en la silla de ruedas.

La ayudaron a bajar y salió en la silla empujada por Peter hasta el parque que estaba cerca de la casa de James.

Peter la acomodó.

- James vendrá en un momento, no desespere, Nellie.

- Muchas gracias, profesor.

Se quedó sola un instante contemplando la naturaleza. El canto de los pájaros alegraba su corazón y el calor del sol la hacía sentirse viva de nueva cuenta.

De pronto, alguien se acercó tras la silla.

- Nellie...

Ella se volvió para mirarlo. Los ojos de James la contemplaban con una mezcla de asombro, anhelo y amor.

- James...-empezó- tanto tiempo sin verte.

James se inclinó hacia ella y besó sus manos. Ella sonrió abiertamente.

- Apenas puedo creer que estés aquí. Ya no veía la hora. Pero le agradezco tanto a Peter que haya permitido este encuentro.

- Yo también, sólo así pude volver a verte. Pensé que cuando estuvieras aquí tendría tanto que decirte pero...no me salen las palabras.

- No importa, ahora sólo permíteme volverte a mirarte- sonrió mientras él se colocaba tras la silla con sus manos en los hombros de la joven quien acariciaba sus manos y dejaba salir algunas lágrimas tiernas.

Para James aquel momento era inefable.

Pasado un rato, James le preguntó.

- ¿Cómo has estado? Me permito hablarte así porque...durante todo este tiempo que no te he visto, mi corazón te nombraba así, directamente.

- Yo igual, tu libro me hablaba de tu corazón y me olvidé de las etiquetas.

- Oh, Nellie...a pesar de todo estás tan bella y no quisiera que siguieras sufriendo.

- Yo tampoco, pero la espera será más soportable mientras pueda tener noticias tuyas.

Ambos sonrieron cuando él le entregó algunas flores del campo en su regazo.

- No he visto a Robert en un tiempo, por eso no sé cómo van tus progresos.

- Han sido pocos, tampoco he colaborado mucho pero ahora que estás aquí tengo ánimos para seguir luchando.

- Tienes que hacerlo por ti, no por mí. Tienes muchas razones para seguir adelante, yo sólo soy alguien que busca un lugar en tu vida.

- Ese lugar ya lo tienes- aseguró Nellie.

- Apenas estoy empezando a adentrarme en ese sitio. Tengo miedo de perderme.

- Yo puedo indicarte el sendero- reveló sutilmente Nellie.

Cuando el sol caía sobre su rostro encendido, James besó suavemente su mejilla y después sus labios.

Momentos más tarde, se tendió junto a la silla en el pasto.

- Déjame sentarme en el césped- pidió la joven.

- ¿Puedes hacerlo?

- Sí, creo que no hay ningún inconveniente.

James se quitó el saco, lo colocó cuidadosamente y la sostuvo para que ella se sentara en el césped. Ella sonrió mientras James se acercaba levemente.

- ¿Te gusta el libro que te regalé?

- Mucho, apenas voy en algunas páginas y cada día tengo más hambre de leerlo.

- Siempre pensé que sería una tontería pero me alegra tanto que tú puedas sentirte feliz.

- Eso será siempre. Cuéntame, ¿cómo va lo de tus libros?

James le refirió sus contratiempos pero le alegró que ya pudiera haber colocado algunos escritos.

- Tengo confianza en que lo lograrás, James.

Barrie inclinó la cabeza y luego preguntó.

- ¿Por qué?

- ¿Qué cosa?

- ¿Por qué me has aceptado precisamente a mí?

- Porque mi corazón fue quien te encontró primero y no pude decirle que no.

Los labios de ambos se volvieron a unir. Peter observaba a lo lejos.


Nellie y JamesWhere stories live. Discover now