Capítulo 8

34 3 2
                                    

Cap

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cap. 8

Afortunadamente su madre había salido.

Abrió la carta, la desplegó y comenzó a leer:

"Señorita Nellie, no sabía cómo comenzar esta carta. Muchas fuerzas en mí tironean mi corazón y me obligan a no ceder, pero también es él el que me motiva para hacerlo. Desde que la conocí, sentí que había algo en usted que arrancaba de mi ser lo más noble que pudiera existir. Cuando era un poco más joven, pensé que era una mala persona; tenía amigos que podrían catalogarse como lo contrario, pero ninguno de ellos me hizo cambiar para mal. Y es ahora cuando siento esta necesidad de escribirle y expresarle mis sentimientos hacia usted.

Lamento mucho la situación por la que está pasando y deseo vivamente que se restablezca del todo. Sólo que no cuento con los medios para ayudarla. Sólo sé que cuando estoy a su lado no hay ningún impedimento para sentirme honrado por conocerla. Su belleza tanto física como espiritual me hacen sentirme como un niño y quisiera poder estar a su lado más tiempo. Sé que a su señora madre mi presencia le es un tanto desagradable, pero espero lograr su confianza para poder visitarla y hacerle saber que siento por usted no sólo admiración sino un cariño especial y ferviente.

Estoy lo escribo en mi casa, deseando poder volver a verla pronto. Espero que le llegue esta misiva de manos de mi amigo y cómplice, Peter Scott.

Sinceramente, su amigo y servidor: James M. Barrie"

Nellie sonrió abiertamente. Ella también deseaba volver a verlo. Así que se dispuso a escribir la misiva enseguida, antes de que su madre volviera.

En cuanto la terminó, le dio un ligero beso y la guardó entre algunos documentos importantes de su propiedad.

Al poco rato, la madre volvió acompañada del doctor Robert.

- ¿Cómo amaneció mi paciente?

- Igual, ¿cómo querías?

Robert apretó su mano. Ella la apartó ligeramente.

- Lamento que pienses así pero tu estado de ánimo no ayuda para eso.

- No creas, tengo momentos agradables.

La señora ofreció un té y galletas.

- Espera, ya vuelvo. Doctor, la dejo un momento en sus manos.

Cuando la madre de Nellie se marchó, Robert comenzó a preguntar.

- ¿Por qué piensas de esa forma tan pesimista? ¿No tienes confianza en mi?

- No es eso, Robert, es que cada día que pasa me siento más impotente.

- No te preocupes, que ya hablé con el amigo del que te comenté y vendrá a verte en unos días. Dime, ¿qué has hecho durante mi ausencia?

- Nada, leer, recibir algunas visitas de mis amistades y ya.

- ¿Y James? ¿No ha venido por aquí?- preguntó un tanto intrigado y molesto.

- No, no ha venido. Y dime, ¿qué has hecho tú? ¿Has tenido muchos pacientes?

- No, Nellie, pocos. Pero hoy me dispuse desde ahora para venir a verte continuamente. Nellie...sabes lo que siento por ti y cómo quisiera que te recuperaras pronto para decirte que...

- Por favor, no ahora, Robert. Podría darte una respuesta negativa y en mis condiciones no quiero pensar en eso.

- Está bien, tienes razón. No quiero presionarte.

La revisó, le hizo preguntas sobre lo que había estado comiendo y cómo había dormido.

- Bien, ven conmigo, te llevo a tomar el té.

- Está bien.

La merienda estuvo un poco desganada. Ella estaba algo cansada pero la verdad era que deseaba estar sola para seguir leyendo el libro de James.

- Como veo que no estás muy animada, vendré mañana. Lo lamento, señora, todavía no hay noticias sobre lo que me dijo...-continuó hablando conforme se acercaba a la puerta tras despedirse de la joven.

Cuando Robert se marchó, la madre comenzó a reñirla.

- He notado lo cortante que eres con Robert y eso me desagrada.

- No importa, madre, yo no me siento bien para atenderlo, es todo.

- Está bien, hasta mañana.

- Hasta mañana.

A primera hora, esperó hasta que llegara Peter de nuevo para recoger la carta.

Scott llegó después de dos horas. La señora lo recibió bien.

- Adelante, profesor, siempre es agradable recibirlo en esta casa.

- Gracias, con su permiso.

La señora se marchó, mientras Scott fue a saludar a Nellie.

- Lo esperaba con ansia. ¿Ha venido por la carta, cierto?

- Por supuesto, James está desesperado. Sería capaz de dejar de hablarme ni no llego con la carta.

- No se preocupe, aquí está.

- Gracias, mañana volveré con la respuesta- aseveró.

Tras retirarse, se marchó al centro y ahí encontró a James.

- Te encontré antes de lo previsto- dijo Scott.

- Perdón, amigo, estoy nervioso. Dime, ¿respondió la carta?

- Por supuesto, aquí está.

James la tomó y agradeció a Peter.

- Ven, vamos a un café, necesito contarte un proyecto que tengo en mente.

- Por supuesto, amigo, vamos.

Tras haber estado conversando, James volvió a su casa y en cuanto se pudo sentar, desplegó la hoja y comenzó a leer.

"Señor James:

Me siento tan honrada de saber que no le soy indiferente. Desde que le conocí, me pareció usted un caballero agradable y sincero. Y cuando vino a mi fiesta me sentí muy contenta por su regalo. Es usted un hombre maravilloso y me siento dichosa de poder conocerlo. Lamento mucho que mi madre no comparta mi opinión, pero el señor Peter es nuestro cómplice en este asunto y me alegro de poder hablar con usted aunque sea por este medio por el momento.

Me gustaría tanto volver a verlo y decirle de viva voz que no hay caballero en todo Londres capaz de causar una impresión en mí como la suya. Y me siento también triste porque, en mi situación, no puedo serle de mayor utilidad y atenderle como usted se merece.

Por favor, venga a verme muy pronto con cualquier pretexto. No sé, dígale al señor Scott que venga con usted y así poder acompañarme. Se que si usted viene, yo podré tener energías suficientes para levantarme de esta silla.

Con cariño, su amiga: Nellie Parker".

James sonrió y besó también la carta, aspirando el aroma del perfume que Nellie había impregnado en ella. Claro que la visitaría enseguida. Tendría que pedirle a Peter que lo llevara a como diera lugar.


Nellie y JamesWhere stories live. Discover now