Capítulo 5: Leyendas y sospechas

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—¿Ahora me dirás que Antonio es un H.E en la pubertad? —le volví a interrumpir.

—Tú solo piénsalo, cabría la posibilidad. Yo creo en lo que nuestro superior vio esa noche.

—Él es muy... humano, como para ser uno de esos sanguinarios seres.

—Recuerda que ha perdido la memoria —advirtió preocupado.

Miré mis manos con el ceño fruncido. Sentí intriga, pero solo era una teoría, quizá no se presentaban más jóvenes a los humanos por simple costumbre.

—En fin, te dejo. —Se fue antes de que pudiera responderle.


***

Después de terminar la jornada de la tarde fui a mi habitación. Me saqué la bata del laboratorio, abrí una botella de leche y la tomé. Quería ir a verlo, pero no estaba segura de si él querría, después de todo, no se había presentado en el almuerzo.

La duda me invadió. Si algo le pasaba quería saber, pero no sabía si él quería que yo lo supiera. Por otro lado, la teoría de Marcos se había clavado en mi mente. Mis padres habían mencionado haber visto niños evolucionados en secreto, pero no me especificaron cómo lucían. ¿Qué pasaba si de verdad lucían como nosotros? ¿Cuántos, en todo caso, rondaban entre nosotros sin que lo supiéramos?

No... No. No podía ser. Nos atacarían, ellos eran agresivos... Y yo los había estudiado también y no podían camuflarse o cambiar su aspecto. También estaba prohibido para los humanos hacerse cosas en el cuerpo para lucir como ellos y así evitar falsas alarmas.

Decidí ir por si acaso. Llegué aun dudando, apreté los labios y suspiré.

—Antonio... —pude decir al fin—. ¿Podría... pasar? Ah, pero si gustas me voy y me avisas cuan... —abrió.

—¿Por qué crees que no te quiero aquí? —preguntó con un tono dulce de voz. Me hizo pasar, y no cerró la puerta—. Escuché que hoy fue el día en el que naciste.

Le miré y me sonreía y miraba de una forma dulce, pero también profunda. Tenía una expresión amable. Sonreí apenas también y asentí. Era una forma un tanto distinta de decirlo además.

—Sí, bueno, no es que lo celebre.

—¿Por qué?

Me encogí de hombros.

—No encuentro muchos motivos...

—Los podemos buscar.

Sentí el calor en mis mejillas y preferí cambiar de tema para no ponerme más roja.

—No estuviste hoy en el almuerzo —murmuré.

Pensó un segundo.

—Lo que pasa es que... recordé algo —se sentó en la silla. Retrocedí y me senté en su cama. Mostró una leve sonrisa pero había algo distinto en ella—. Bueno, en realidad ya lo sabía, solo decidí contártelo hoy, seguro será de tu interés.

—Oh... Eso es bueno, ¿qué es? —pregunté.

—Estuve un tiempo viviendo en una colonia de H.E.

—¿Qué? ¿Estás seguro? —Me aterré. «¿Él con esos seres? ¿Cómo es que lo habían dejado vivo?»

Al parecer notó mi expresión pues soltó una leve risa.

—No eran tan malos como crees, unos cuantos llegan a perderse bajo su instinto salvaje pero en general son una sociedad más civilizada que la de los humanos.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora