Verónica abrió los labios, sorprendida y molesta por el comportamiento de David. En cambio, el chico sólo pensaba en que si aquel hombre hubiese sabido quien era la persona con la que estaba hablando, habría obedecido sin ni tan siquiera pensárselo dos veces. Y mucho mas lo habría hecho si supiese que su forma de mirar a Verónica había logrado cabrearlo.

-Ya os he dicho que la cocina está cerrada. Iros de aquí.-espetó de mala gana, ahora algo nervioso por la cercanía del chico.

Verónica se levantó, dispuesta a irse, y tal vez por eso, no pudo evitar soltar un grito ahogado cuando vio como David le pegaba un puñetazo al camarero y lo dejaba inconsciente en el suelo.

-¡¿Pero qué haces?!

Él la miró, serio de pronto.

-No voy a dejar que nadie te hable así.-dijo tan sólo, encogiéndose de hombros.- Quédate aquí y avísame si se despierta o si entra alguien.

David toqueteó la radio que había en la parte trasera de la mesa y paró la voz del periodista deportivo, cambiándola por una emisora de música en la que sonaba la canción Things.

-¡No puedes ir pegando a todo el mundo que te diga algo que no quieres oír!

Él se giró y el brillo en sus ojos junto a sus altas cejas hicieron que ella se quedase embelesada mirándolo.

-¿Estás segura de que no puedo?

La chica estaba aturdida, como si no supiese como reaccionar. Vio a David entrar en la cocina, y tras unos veinte minutos que se le hicieron eternos, el chico salió de allí con una tortilla enorme y con una lata de coca-cola. El enfado dejó lugar a la sorpresa y el entusiasmo. Aquel chico le había cocinado, especialmente para ella.

-¿La has hecho tú?-se sorprendió ella.

-Sí, pero no puedo asegurarte que sea comestible. No he cocinado en mi vida.-le confesó, mirándola con aquellos ojos que le hacían perder el control.

-¿Y como has podido hacerlo entonces?

Él volvió a sonreír, como si no hubiese dejado inconsciente a un hombre hacia unos minutos.

-Youtube.-respondió, sonriente y con ojos iluminados.

Ella se sintió extraña. Era la primera vez que alguien que no fuesen sus padres o la madre y la abuela de Eva cocinaban para ella. Exceptuando todos los cocineros de los restaurantes que había visitado con sus padres. 

David la observaba de una forma en la que nunca lo había hecho, como si estuviese nervioso y necesitase escuchar que estaba buena.

Verónica saboreó ese momento, sabiendo que el chico estaba nervioso. Le miró divertida y disfrutó cortando lentamente un pedazo. Haciendo movimientos lentos y viendo como David se enervaba aún mas con cada uno de ellos. Poco les importaba a ambos en ese momento que hubiese un hombre inconsciente en el suelo. La antigua Verónica se habría horrorizado ante la idea de no ayudar a una persona que había perdido el conocimiento, pero a la nueva Verónica, esa que se estaba dejando entrever a través de las llamas, tan sólo le importaba David y sumirse aún más dentro de él. Conocerlo era su asignatura pendiente en aquel momento, y algo le decía que ella también era la suya.

-¿Así que nunca le has cocinado a ninguna de tus otras novias?

Verónica disfrutó el hacer tiempo, saboreando el llevar las riendas en aquel momento, y viendo como la seguridad que el chico le había mostrado siempre se había resquebrajado un poco.

-Nunca he tenido novia.

Ella aprovechó para seguir sacando información.

-¿Y ellas lo sabían?

Él rió suavemente, y le agarró una mano, con fuerza, recuperando su faceta de chico duro.

-Algunas sí. Otras no.

Verónica tragó saliva mientras pinchaba con el tenedor el trozo que había cortado antes.

-¿Han sido muchas?

Volvió a hacer tiempo abriendo la lata de Coca-Cola. Sabía que David tenía su mirada fija en ella, y aquello la ponía tremendamente nerviosa aunque tratase de disimularlo.

-Puede. Depende de lo que se entienda por muchas.

-Probablemente no tengamos el mismo concepto.-dijo, dándole un sorbo.

David quería matarla. ¿Por qué demonios no probaba ya la dichosa tortilla? Le habría sido mas fácil robar una. Él jamás hacía nada por nadie. No al menos que quisiera sacar provecho, pero con ella...ella era su excepción.

-¿Te imaginabas cocinando para alguna de ellas?

No, pensó. Claro que no. Esas cosas no la hacían chicos como él. Al menos no antes de Verónica. No antes de que algo en su interior comenzase a cambiar sin control. Como todo lo que ella causaba en él.

-Ese no es mi estilo.-contestó, serio, sabiendo que ella le estaba sacando información, y aún así, siguiéndole el juego.

Por fin, para satisfacción de David, se metió el trozo de tortilla en la boca, y si no fuese porque sabía que tenía hambre se lo habría arrebatado de sus labios. Esos labios eran solo suyos. Ni tan siquiera le pertenecían a ella. Se llevaría horas y horas mirándolos.

-¿Por qué a mi sí?

Y entonces las tuercas cambiaron, ahora era él quien iba a dominar la situación.

-Soy un romántico con mente sucia cuando se trata de ti, Verónica Bairina.

Ella tragó la tortilla con dificultad, estaba deliciosa, pero fue como si todo su ser respondiese ante aquella frase. De pronto, se lo imagino dentro, de la misma forma en la que lo estuvieron sus dedos hacía un rato. En su interior, y tembló al imaginarse cómo apartaba el plato y se lo hacía encima de aquella barra. Todo su ser tembló, pero aquello era lo que necesitaba y en lo que no podía parar de pensar. Lo vio levantarse y colocarse detrás de ella. Ella estaba sentada en un taburete, y sintió su marcado abdomen en su espalda, haciéndole de soporte mientras sus manos la abrazaban.

Tenía mil ganas de responder a sus caricias. Todo su ser quería fundirse con él.

-¿Te gusta?-le preguntó, refiriéndose a la tortilla.

Sus manos comenzaron a masajear su espalda. Joder, él era todo lo que una chica querría en un hombre.

-Está buenísima.-le dijo mirándole y probando otro trozo.

Él le besó la frente, y ella supo que era el momento de decirle lo que llevaba en su cabeza desde hacía días. Ese peso que le había hecho estar asustada. Ahora, por primera vez, no quería hablar con David, quería hacerlo con Cobra. Y con todos los líos en los que estuviese metido. Sabía que David no era una persona normal, sabía que probablemente estaría metido en temas que a ella le aterrarían, pero si alguien pretendía hacer daño a su padre, él era el indicado para ayudarla.


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Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)Where stories live. Discover now