Capitulo 34

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"Inspira. Expira. Vamos Alex, tu puedes. Solo es entrar decir un par de cosas y fingir que todo va bien. Siempre es igual. Nada va a cambiar. Quizás no te crean, pero ahora mismo eso da igual." 

Aquel hilo de pensamientos incoherentes no abandonaban mi mente. Pero entre pensamiento y pensamiento, el sonido vibrante del latido de mi corazón, me hacian temblar las piernas.  La mano que habia estirado en algun momento para abrir la puerta, flotaba en el aire indecisa.

Y en medio de ese ataque de nervios propios de una adolescente en su primera cita, Emilio, se habia percatado de mi prescencia y caminaba hacia mi. Inconscientemente di un paso atrás. Realmente no estaba preparada para aquello. Aun estaba a tiempo... girarme y correr. Huir de allí y todo.. acabaria persiguiendome. No podia escapar, realmente aquello no era una opción.

-Llegas tarde.- Anunció nada mas abrir la puerta para que pasara.- ¿Que haces ahí parada? Entra, que te estan esperando.

Solo pude asentir, con una sonrisa finjida en mis labios. La misma con la que crecí. extrañamente nadie se habia dado cuenta que carecia de motivos para hacerlo de verdad. O realmente a nadie le importaba lo suficiente para fijarse en ello. Seguramente era la segunda opción.

-¿Has desayunado ya?

Asentí.

-Pues te dije claramente que desayunariamos aqui. Deberias obedecer un poco mas.

Asentí, mientras lo seguia a trompicones hacia la mesa. Desde donde caminaba podia ver como mantenia el puño cerrado. Con rabia tal vez. Puede que le hubiera molestado que su molesta hija llegara tarde encima que le brindaba la oportunidad de pertenecer a una familia, nuevamene.

¿Seria eso, Emilio? ¿O tal vez que tu matrimonio con la mujer que es igual a mi madre, se podria venir a bajo si se enteraba que era una jodida copia de mi madre? 

-¿No piensas hablar?

No respondí, porque inmediatamente llegamos a la mesa, y me senté a su lado. bajo la atenta mirada de aquella mujer. No recordaba su nombre, pero si el detalle de que tenia dos hijos pequeños que en aquel momento me asediaban con dos pares de miradas repletas de curiosidad.

-Hola.- Me saludó la mujer, con un intento de sonrisa amable.- Soy Melisa. Ellos son mis hijos Izan- señaló a un niño de pelo rubio y rizado, con una camiseta de Spiderman- y el es Martin- señaló al niño restante con el pelo rizado pero algo mas castaño y una camiseta blanca.

Martin parecia mas pequeño que Izan y mucho mas serio. Mientras Izan sonreia con una dentadura incompleta, Martin me observaba con gesto serio. ¿Que habria sido de su padre? 

-Di algo- me presionó Emilio.

-Cielo, déjala. Si no quiere decir nada no la obligues.

Que amable.

-Soy Alex.- Me limité a decir, sentándome en una silla, junto a Emilio.- Un placer.

-Emilio me ha dicho que te gusta mucho viajar...

Muy amable.

-Debe ser muy divertido..-prosiguió al ver que ni me inmutaba.

Demasiado amable.

-Yo si no tubiera a Izan y a Martin viajaria mucho...-siguió.

Me desagradaba mucho la gente muy amable. Y aquella mujer habia comprado todas las papeletas para mi desagrado.

-Tienen seis y cuatro años...- siguió insistiendo.

-Alexandra, es de mala educación ignorar a una persona que te habla.-Me reprendió mi progenitor, apretandome el codo por abajo de la mesa.- Responde a Melisa.

-¿Que quieres que le diga?- murmuré, evitando mirarlos.- "Oh que guay mami nueva, e igualita que la anterior, te adoro papi"- escupí.- Y sueltame ya. No tengo cinco años para que sigas diciendome lo que tengo que hacer.

-Pero sigues viviendo bajo mi techo- gritó, enfurecido.- Mientras eso ocurra seguirás mis normas. Es lo minimo que puedes hacer, niñata engreída. 

-¿Tu techo? ¿El mismo que no has pisado ni una sola vez para preguntarme como estoy? ¿El que solo has pasido un par de veces..

-Cállate. Y disculpate con Melisa por lo que has dicho..

-¿Y si no quiero que? ¿Me castigarás sin cenar? Por favor, Emilio. No pareces entender que ni yo tengo cinco años, ni que tú has pasado de ser mi supuesto padre a convertirte en un mero tutor legal. Me das asco. No vales co..-sentí un escozor familiar en la mejilla. Dolorosamente familiar. Nuevamente habia sido golpeada por él.- Solo has afirmado lo que yo dije. No vales nada.

Me solté de su agarre y salí del establecimiento, bajo la mirada de ira de mi tutor legal, su esposa e hijos. En aquel momento solo deseaba no tener que volverlos a ver. Que tal vez, al volver a casa, las cosas no estubieran preparadas para la mudanza y que todas las pertenencias de mamá siguieran en su sitio.. Porque seria demasiado pedir que ella siguiera sentada al borde de la cama, mirando por la ventana, esperando a que volviera.

Quiero un beso bajo la lluviaWhere stories live. Discover now