Capítulo 35

2.8K 231 69
                                    

Maratón 1/3

KAROL

- ¡Eva déjame salir de aquí por favor! – digo débilmente - ¡ya no soporto estar un minuto más sabiendo que algo anda mal!

No tenía respuesta, solo escuchaba unas risas antes mis súplicas, me sentía frustrada al saber que si ella no se movía, no podría salir de aquí; llevaba horas tratando de convencerla.

- ¡SE QUE ESTÁS AHÍ! ¡DEJAME SALIR! – se volvió a reír - ¡DEJATE DE REÍR Y SACAME MALDITA SEA! – grité enojada.

- Awww extrañaba a esa Karol maldiciendo por todo – dijo divertida - ¡sos tan tierna! – volvió a reír.

"La detesto"

- Gracias por el halago Sevillita – respondió ante mi pensamiento – vos tampoco sos una de mis personas favoritas, lo mismo digo.

- Siempre fuiste un dolor de cabeza Eva ¿por qué yo? – pregunté rendida - ¿qué te hice? Éramos grandes amigas...

- Vos lo has dicho – me interrumpió – éramos, yo ya no tengo amigos, menos a personas traicioneras como vos.

- ¿Traicionera? – pregunté confundida – ¿a qué te refieres? Explícate – me crucé mis brazos, ni la remota idea de lo que decía.

- ¡Ay por favor! ¡No te hagas la pura, casta y santa conmigo! – bufó - ¡sabes bien lo que hiciste! ¡una maldita traidora!

- Déjate de rodeos y dime que hice, no tengo la mínima idea de lo que me estás hablando – dije firme.

- ¡Sos una cualquiera Karol! ¡Siempre lo serás! ¡Hasta tu muerte! – gritó y escuche que algo se rompió – Si vos pensaste que serías feliz con Pasquarelli, te equivocas, él está pagando todo lo que hiciste – lanzó una risa malvada - ¡vos no serás nada mientras yo esté aquí!

- ¿Qué le hiciste a Rugge? – pregunté horrorizada.

- ¿Yo? – soltó un "ja" fuerte – mmm...nada ¿por qué?

- Eva, ¿qué hice? – suspiré – por favor, no le hagas nada a él y a la nena...

- Yo no te... – hizo una pausa, cerré los ojos, sonó su teléfono – Ah eres vos ¿qué querés?...no te importa... ¿podes dejar de decirme estupideces Candelaria y hablar de una puta vez?... ¿cómo? ¿es joda? ¿lo tenes? – alcé la mirada alarmada – vaya ¡al fin haces algo bien! – dio un grito de triunfo - ¿cómo lo conseguiste?... ¿qué vos hiciste qué?... ¡vos sos pelotuda Candelaria!... ¿cómo se te ocurre hacer tremenda estupidez?... ¡Voy para allá! – golpeó algo - ¿por qué me gasto con personas tan inútiles?

Hubo un silencio.

- ¿Eva? – nadie respondió - ¿estás ahí? – reaccioné rápidamente y deslicé en el aire mis dedos de arriba hacia abajo - ¿hola? – miré ambos lados – se fue ¡soy libre! – salí de aquel lugar – ahora a buscar a mis chicos.

Espero que no sea tarde, estuve atrapada por horas y desaparecida por días que no se absolutamente nada de nadie, que me quede de lección. Primera parada, la casa de Ruggero, vamos Karol, corre más rápido.

- Vamos, abre la puerta – empecé a golpear como loca – ¿por qué en los peores casos suceden cosas tan inesperadas? – toque otra vez - ¿estará durmiendo? – volví a tocar - ¿estará con audífonos? ¿o duchando? – insistí una vez más - ¡Ruggero! ¡Alai! – empecé a gritar - ¡ábranme por favor! ¡sé que están aquí! – me agarré el cabello – si tan solo todo lo que le pasa lo manejara yo, no estaría pasando esto ¿dónde se habrá metido? Esperen... ¿qué día estamos hoy? – pensé - ¡sábado! ¡estamos sábado! ¡el duelo! ¡el Roller!

My angel hero Where stories live. Discover now