12|Lidiando Con Kath.

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¿Tendrá algún problema conmigo?

— Kathleen, no estoy para juegos y tu mucho menos—le miro seriamente.

— ¿De qué hablas?—una arruga se forma entre sus cejas— No me quiero ir.

Mantengo mi postura serena.

— No te estoy preguntando, Kathleen.

— No me pienso ir, maldito ojizarco—su mención me toma por sorpresa e inconscientemente me encuentro con una estúpida sonrisa en mis labios.

Enfócate en sacarla de ese lugar, iluso.

Meneo mi cabeza, tirando de sus brazos hasta que la tengo tan cerca de mi pecho que me permito sentir el ritmo al cual late su corazón, es presuroso y late con tanta fuerza, probablemente debido a los efectos del alcohol en su organismo. Entonces la cargo a través de las piernas colocando mis brazos sobre su cintura mientras ella me golpea el pecho con sus torpes y débiles manos.

— ¡Bájame, ahora mismo!

La ignoro y en lugar de detenerme, continuo mi camino hasta la salida del lugar, observo a Des en la entrada bebiendo alguna botella, cuando atravieso el centro del lugar con la niñera en brazos sus ojos se clavan en mí o quizás en la niñera.

— No digas ni una sola palabra—me anticipo al tipo de comentarios que comenzará a hacer sobre la niñera al tenerla conmigo después de negar que sentía alguna irresistible atracción por ella.

— No pensaba hacerlo, hermano—el levanta sus manos junto con la botella en señal de paz.

— ¿Podrías decirle al cavernicola de tu amigo que me baje, por favor?—farfulla Kath arrastrando cada palabra de la oración. Des frunce su ceño exageradamente y me dedica una mirada de compasión.

— Suerte con la lisiada.—se despide, golpeando mi espalda con fuerza antes de mover sus pies hacia adentro del lugar.

Retomo el camino hacia la salida, atravesando el solitario estacionamiento para encontrar mi camioneta. En eso, Kathleen se arquea lo cual me obliga a dejarla en el suelo.

— ¿Te encuentras bien?—no puedo ocultar ese deje de preocupación en mi voz.

Ella menea su cabeza en señal de negación, seguidamente se arquea y empieza a vomitar sobre la acera. Desvío mi mirada durante unos microsegundos para respirar aire.

— Maldita sea, Kath...—maldigo en voz alta aunque se que no debería pero, ¿por qué no?, después de todo solo intentaba ayudar a la niñera pero al parecer había fallado en el intento.

Ella seguía vomitando como si no hubiese un mañana, decido sostener su cabello mientras vomita para que no lo ensucie. Cuando creo que ha terminado ella se endereza, bajando su mirada hacia sus zapatos.

— Aguafiestas—la escucho murmurar después de unos minutos. Le miro, alzando mis cejas con incredulidad.

No puedes estar hablando en serio, Kath.

— ¿Estás jodiendome?—sus ojos se clavan en los míos, son tan oscuros que puedo ver el reflejo de las luces que provienen de los faroles refractados en ellos— Es cierto, estás ebria.

— ¡No es cierto!

— Dejalo ir, Kathleen, te dejaré en tu casa—tiro de su brazo hacia la camioneta.

Me detengo por un instante para examinarla, su ropa esta sucia, no puedo entregarla en ese estado y mucho menos permitir que entre en ese apestoso estado en mi camioneta. Resoplo, pasando mis manos sobre mi rostro mientras ella se clava en el suelo sin dejar de mirarme.

Atracción Irresistible © | EN FÍSICO Where stories live. Discover now