Capítulo 16. Cambios

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Bella

Me desperecé, me senté y miré el reloj de la mesita de noche. Eran las tres y media de la madrugada y yo no había dormido ni veinte minutos. Miré hacia la cama y sonreí al culpable de mi insomnio. Él tenía los ojos cerrados, pero no dormía. También sonreía un poco, una sonrisa apenas perceptible, pero yo me daba cuenta. Me levanté y me puse el vestido de la noche anterior, ya me había puesto la ropa interior. Caminé hacia el borde de la cama y me incliné hacia su oído.

-Debo irme-susurré.

Él cogió de mis manos, me jaló y rodó en la cama; quedando yo bajo su cuerpo. Me miraba desde arriba con una sonrisa picarona.

-¿Seguro que quieres irte?

-No-contesté mordiéndome el labio-. Pero debo hacerlo.

-Qué pena-me dijo.

Posó su boca sobre la mía y me besó. Sus labios se movieron insistentes y suavemente sobre los míos. Mi lengua quiso entrar en su boca y él empezó a jugar con ella. Llevé mis manos a su cabello despeinado por mi causa, sonreí contra sus labios. Él dejó de besarme y se levantó para vestirse.

Cuando estuvo listo bajamos las escaleras al tiempo que la puerta de la entrada se abría. Por allí entró un hombre moreno y una chica rubia, ambos riéndose a carcajada limpia y bisbiseando. En cuanto nos vieron se callaron claramente sorprendidos por vernos juntos, con pinta de amanecidos, yo con los tacones en la mano y ambos con el cabello alborotado. Emmett sonrió de oreja a oreja.

-Hola hermanito-dijo, y empezó a partirse de la risa. Rosalie luchaba para no reírse también, pero disimulaba muy mal.- Sentimos interrumpir.

-Yo… yo ya me iba…-dije por lo bajo, y pasé a su lado muerta de vergüenza.

Edward llegó hasta mi lado y llegamos al mercedes. En silencio absoluto llegamos a mi casa. Aun era de noche, el coche patrulla estaba aparcado frente a la casa, justó al lado de mi Cadillac, y las luces del edificio apagadas en su totalidad. Perfecto.

-Siento lo de mi hermano-dijo-. Él siempre es así.

-Da igual-le dije quitándole importancia con un gesto de la mano-. Me lo imaginaba.

-Bueno… Entonces te vas.

-Créeme que por mí me quedaría contigo pero tengo que volver a la realidad.

Suspiré y salí del coche. Cuando llegué casi al porche, Edward me llamó. Estaba justo detrás de mí.

-¿Se me ha olvidado algo?-pregunté. Él pasó sus manos por mi espalda y me acercó hasta su cuerpo.

-Besarme-contestó cerca de mis labios.

Volvió a mis labios. Nos besamos largo y tendido, lo cierto era que no quería separarme de él. Besaba muy bien y cada vez que me tocaba mi piel se erizaba. ¿Pero qué estás diciendo Nos separamos y en un susurro solté:

-¿Sabes que esto solo es atracción física, no?

-¿Lo sabes tú?-me contestó con otra pregunta. Yo bufé.

-Por supuesto.

-Yo también lo sé.

Nos separamos del todo y yo abrí la puerta de mi casa. Una vez estuve dentro él ya había puesto el motor del coche en marcha. Se despidió con la mano y arrancó sin dilación. Yo cerré la puerta tras de mí y subí a mi dormitorio. Me quité la ropa y me di un baño caliente en silencio. Me puse el pijama y me metí en mi cama, cerré los ojos. Pero no podía conciliar el sueño. El solo recuerdo de lo que pasó hacía unas horas aun estaba nítido en mi mente, aun sentía cómo sus labios y sus manos habían recorrido mi cuerpo entero… Me estremecí y sacudí la cabeza para librarme de los recuerdos. No podía, simplemente no podía dormir.

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